Abandonemos nuestra cruzada contra la tristeza

Abandonemos nuestra cruzada contra la tristeza

Huimos de emociones incómodas como la ansiedad, la tristeza o la angustia, pero nos están comunicando algo y no escucharlas tiene consecuencias.

Vivimos en una cruzada constante contra la tristeza. Y es que vivimos en una sociedad que no respeta nuestros tiempos. Los tiempos de las personas. Los tiempos para estar contenta, para estar triste y para descansar a causa de la propia tristeza; para tomarse un respiro de todas las tareas que afrontamos diariamente, mirarnos al espejo y preguntarnos qué nos pasa. Qué emociones difíciles de sentir son las que nos atraviesan.

Sí, emociones difíciles de sentir. Así es como he aprendido, en terapia, a llamar a todas esas emociones “malas” que aparentemente no deberíamos sentir nunca; a la tristeza, a la ansiedad y al miedo, al enfado y a la ira.

Porque no son malas. En absoluto. Son naturales, son una fase más de nuestros ciclos vitales, y se merecen nuestra atención y nuestra escucha. Son la otra cara de la moneda de la alegría, la tranquilidad o la calma… y si no sintiéramos unas, no sabríamos reconocer las otras.

Atrevámonos a sentir la tristeza
Pero a mí, esta vez, me gustaría escribir sobre la tristeza. De todas esas emociones que censuramos cotidianamente para seguir trabajando, estudiando, cuidando; la tristeza se me atraganta tan a menudo. Normal, diréis, si se supone que estoy deprimida.

Sin embargo, yo me pregunto ¿hasta qué punto “estoy deprimida”?, ¿hasta qué punto le he cerrado las compuertas a la tristeza durante tanto tiempo que se me ha enquistado y ahora es toda una bola de desolación? ¿Estaría yo tan triste si hubiera aprendido unas habilidades emocionales que no consistieran demasiado a menudo en fingir alegría constante?

Porque es difícil sentir tristeza. No se lo negaré a nadie, y menos aún, a mí; a alguien a quien la tristeza la ha llevado a cruzar límites tan peligrosos. La tristeza duele, la tristeza escuece, la tristeza se cruza en tu camino y te impide seguir caminando como si nada.

El problema, creo yo, es que no deberíamos aprender a seguir caminando como si nada.

En terapia, he aprendido también que muchas veces, la función de la tristeza es comunicarnos algo a nosotras mismas. Hay tantos motivos por los que puedo estar triste, y vivo tan desconectada (vivimos, me atrevería a decir); de nuestras propias realidades emocionales que nos frustra no encontrar respuesta. Y preferimos fingir que no pasa nada.

Pero fingir que no pasa nada es altamente peligroso. Porque sí que pasa. Y si ignoras todas las señales de tráfico, al final, te atropellan. Y acabas en el hospital (y no siempre es, lamentablemente, una metáfora).

A la pregunta de cómo comunicarnos mejor con nosotras mismas como personas que sentimos, y tratamos de expresar, de una forma u otra, lo que sentimos; todavía no tengo respuesta. Quizás no la tenga nunca. Solo sé que intento, poco a poco, día a día atender a mis emociones difíciles de sentir y hasta a mi lenguaje corporal y a las sensaciones que recorren mi cuerpo por dentro para saber por qué me duele tanto lo que me duele. O, por lo menos, qué es lo que me duele.

Supongo que lo que quiero decir con todo esto es, de nuevo, que no deberían enseñarnos a seguir caminando como si nada cuando estamos tristes.

Deberían enseñarnos a hacer un alto en el camino, a tomar papel y bolígrafo y escribir qué es lo que nos pasa por dentro. A hablarlo con alguien, grabarme en voz alta me han aconsejado incluso si en ese momento nadie puede hablar.

Y quizás, si nos acostumbráramos a afrontar nuestras múltiples tristezas antes de que se volvieran desolaciones inabarcables; si viviéramos como algo más que engranajes de una máquina, como personas sintientes; la tristeza no nos dolería tanto. Nos dolería, desde luego. Pero el dolor es parte de la vida.

Y la frustración que tantas veces lo acompaña, por no saber qué nos duele ni por qué nos duele, no tendría por qué estar ahí si nos conociéramos a nosotras mismas un poco más y mejor.

Fuente: mentesana.es

Una buena experiencia de parto es más que un bebé que nació vivo

Una buena experiencia de parto es más que un bebé que nació vivo

Por Joanna Moorhead-

Si escuchas a cualquier grupo de nuevos padres hablando de su experiencia de parto, probablemente en algún momento escucharás un “bueno, al menos el bebé está bien; eso es lo que importa”. Ese comentario será pronunciado inevitablemente después de que una o varias personas del grupo cuenten alguna historia poco afortunada en la que se sintieron ignoradas, desposeidas de la capacidad para decidir, descuidadas. A menudo se trata de nacimientos que por lo general empezaron bien, pero que se convirtieron en una montaña rusa de miedo (a veces terror), de la que la nueva familia se quedó tan afectada que al final estaban verdaderamente agradecidas de seguir vivos.

Pero el hecho de que la madre y el bebé salgan vivos de la experiencia no es lo único que importa. No en la actualidad, cuando el parto es más más seguro que nunca. Hoy en día, el riesgo de que la madre o el bebé mueran en el parto es mínimo. Por ello ¿tiene sentido que los estandares sobre lo que hace que un parto sea satisfactorio continúen siendo tan bajos? ¿Que daño causa eso a nuestros hijos?

Hasta ahora los resultados de la atención al parto se medían en cifras: valorando la mortalidad perinatal y en ocasiones las tasas de cesáreas, pero poco o nada las secuelas físicas, y muchísimo menos el impacto psicológico de la experiencia. Pero la experiencia del parto importa, y eso es lo que ha llevado a la Asociación británica Birthrights (Derechos de Nacimiento) a iniciar una campaña para replantear qué es lo que se condiera un “parto satisfactorio”, apoyándose en los datos de una encuesta realizada a 11.000 usuarias de la red social Mumsnet que habían sido madres en los tres años anteriores.

Los datos recogidos por la encuesta son reveladores: solo el 68% de las embarazadas tuvieron la posibilidad de escoger donde dar a luz, el 31% no se sintió en control del proceso, el 24% no tuvo opción de elegir donde estar durante al parto, y el 18% no se consideró escuchada por los profesionales. Un 24% de las madres que tuvieron un parto instrumental afirmó no haber dado su consentimiento.

[Esto sucedió en el Reino Unido, donde el respeto a la autonomía y los derechos de las mujeres en el parto es muy superior a cualquier país mediterráneo.]

¿Y hasta que punto afectan estas vivencias? Mucho. De hecho, el cuerpo de evidencia científica que demuestra cuanto afecta es abrumador, por lo que parece casi absurdo -con lo que se sabe ya sobre desarrollo infantil- considerar que la salud física del bebé es todo lo que importa.

Estas experiencias tuvieron consecuencias sobre la salud mental de las madres en el puerperio: la mayoría de las encuestadas reconoció que el parto había afectado a cómo se sentían sobre ellas mismas, el 41% consideró que el impacto fué negativo (el 73% de las madres con partos instrumentales); la mitad pensaba que la experiencia del parto había afectado a su relación con el bebé, y para el 22% (el 59% en caso de parto instrumental) el impacto fué negativo.

La encuesta no recogió datos sobre la experiencia de los padres, pero es claro a partir de otras investigaciones que la la experiencia del nacimiento afecta también a la unión temprana de un padre con su hijo, así como a su relación con su pareja a largo plazo. Y todo eso es de vital importancia para estar en condiciones de ofrecer al recién nacido un ambiente que sea lo más seguro y amoroso posible, ya que seguridad y amor es lo que necesita cada niño en la primera infancia.

Pregunte a cualquier especialista en desarrollo infantil, y ellos dirán lo mismo: el mejor predictor del bienestar futuro de un niño, su salud mental futura y la felicidad futura, incluso su futuro nivel de educación, es la calidad del vínculo creado con sus padres o principales cuidadores en las horas, días, meses y años después del nacimiento. Cuando una mujer comienza su vida como madre sintiendo baja autoestima, desconfiando de sí misma como madre, insegura de cómo se siente acerca de su hijo e infeliz en sí misma, no estará en condiciones tan óptimas de entregarse a el proceso de vínculo como lo hará si se embarca en la maternidad con sensación de confianza y poder validada por la experiencia.

La confianza en sí misma de la madre le confiere el mejor comienzo posible en el trabajo más importante del mundo, y el mejor comienzo para el bebé. Dale una buena experiencia en el parto, y el camino estará allanado. Dale un parto traumático, y el inicio del camino de la maternidad se convertirá en una cuesta arriba.

El nacimiento es mucho más que dos personas que siguen respirando: estamos cometiendo una gran injusticia con la siguiente generación si asumimos que es así.

Joanna Moorhead
Traducido y adaptado del artículo A good experience is more than the baby being alive

Fuente: saludmentalperinatal.es

La naturaleza, un remedio infalible contra un ideal inalcanzable

La naturaleza, un remedio infalible contra un ideal inalcanzable

El ideal de belleza es tan lejano a nuestra situación actual, que nuestra imagen está por los suelos. Pero no tiene por qué ser así siempre.

¿Empezaste el año con el bonito propósito de bajar cinco kilos o recuperar la talla 40? ¿Te has propuesto ir al gimnasio a diario para esculpir tus brazos o tu abdomen? Seguramente ahora que se acerca el final de enero los buenos propósitos se han ido desvaneciendo o posando nuevamente en las profundidades de tu hipocampo, vamos que ya casi ni te acuerdas.

Si por enésima vez estás tratando de aceptar lo difícil que es batallar contra el propio cuerpo y sus costumbres te vendrá bien saber que lo más saludable que podemos hacer es cambiar la mirada hacia el cuerpo. Seguramente lo que te va a hacer sentir infinitamente mejor no sea bajar esos kilos sino transformar lo que te dices a ti misma y, sobre todo, pensarte con agradecimiento.

¡Deja de criticar tu cuerpo! es el consejo de Pamela Keel, profesora de la Universidad de Florida. Su equipo de investigación ha probado un sencillo programa que fomenta la aceptación del cuerpo y ha obtenido resultados espectaculares.

Keel es experta en la insatisfacción con la imagen corporal, ese problema omnipresente en occidente y muy especialmente entre las mujeres jóvenes. Como ya explicó Naomi Wolf en su clásico libro El mito de la belleza, en los últimos 35 años, el tipo de cuerpo ideal, que se muestra repetidamente en las imágenes de los medios, se ha vuelto prácticamente inalcanzable para la mayoría de las personas.

La talla media de las modelos y misses disminuyó drásticamente desde los años setenta y no parece haberse recuperado aún.

«Hay una gran brecha entre lo que se nos muestra como ideal, a qué aspirar y dónde estamos realmente como población», afirma Keel. «Eso hace que las personas, especialmente las mujeres, se sientan mal consigo mismas y, desafortunadamente, sentirse mal acerca del propio cuerpo en realidad no motiva a seguir un comportamiento saludable.”

The Body Project, reprográmate para quererte más

Para ayudar a que la gente se sienta mejor consigo misma han desarrollado y adaptado un programa de reestructuración cognitiva y exposición conductual llamado: «The Body Project» con otros investigadores de las Universidades de Oregon y Texas.

Se trata de exponerse ante el espejo con poco o nada de ropa, algo que inicialmente puede ser muy incómodo, e ir nombrando los aspectos positivos. Cosas como agradecer que tus piernas te llevan a donde haga falta a diario.

Dirías: «realmente agradezco como mis piernas me llevan a donde sea que necesite ir. Todos los días, sin excepción, me sacan de la cama, suben las escaleras, me llevan al metro y luego entran en la Universidad. No tengo que preocuparme por caminar». Otra persona puede apreciar la apariencia de una característica del cuerpo como la piel o la forma de los hombros o el cuello.

La clave está en agradecer todo lo que el cuerpo hace bien por si mismo, celebrar que se puede bailar, correr, o acariciar.

Este enfoque, al centrarse en las cosas positivas en lugar de destacar las negativas, ayuda a transformar los sentimientos de las personas sobre sus cuerpos. Aunque parezca muy forzado, realmente el mensaje que envías a tu cuerpo es una potente herramienta de cambio.

Cuanto más lo agradeces y aceptas, más fácil te va a resultar cuidarte y sentirte bien. Me recuerda a las sabias palabras de una querida amiga: “nunca, nunca hables mal de ti misma ni de tu cuerpo”.

En el mismo proyecto también animan a las personas con dificultad a hacer actividades específicas que suelen evitar, como no ir a nadar en verano o no usar pantalones cortos cuando hace calor. «La mayoría de las personas experimentan una sensación de libertad cuando se dan cuenta de que no pasa nada malo si usan un traje de baño o pantalones cortos en público: todos están completamente de acuerdo con esto. Esto refuerza la aceptación del cuerpo a través de la experiencia».

Keel dijo que la investigación ha encontrado que las estrategias funcionan, y los beneficios van más allá de la mejora de la imagen corporal.

«Descartar esos ideales corporales inalcanzables mejora tu estado de ánimo, tu autoestima, reduce la alteración de la conducta alimentaria y el riesgo de conductas autodestructivas».

Yendo un poquito más allá, otro artículo recién publicado en la revista Body Image ha recogido cinco estudios diferentes que demuestran como estar al aire libre o caminar en la naturaleza directamente ayuda a sentirse mejor con la imagen corporal.

Ya se había demostrado que estar al aire libre en ambientes naturales mejora la salud mental y física, pero esta nueva investigación evidencia que la exposición a esos entornos naturales también puede promover una imagen corporal positiva y ser más críticas con el ideal cultural. Simplemente pasar tiempo en un ambiente natural resultó en una apreciación corporal significativamente más alta.

Según Viren Swami, profesora de Psicología Social en la Universidad Anglia: «un entorno que no requiera una atención total puede brindar a las personas tranquilidad cognitiva, lo que a su vez puede fomentar la autocompasión, respetar su cuerpo y apreciarlo como parte de un ecosistema más amplio que requiere protección y cuidado. Es posible que la exposición a entornos naturales con profundidad y complejidad restrinja los pensamientos negativos relacionados con la apariencia. Más específicamente, los entornos naturales mantienen su atención sin esfuerzo, un proceso conocido como ‘fascinación suave. Esto a menudo va acompañado de sensaciones de placer, como cuando te atrae la visión de la puesta de sol”.

Estando en el bosque o en el campo dejas de preocuparte tu talla o tus kilos, tu atención espontáneamente se dirige a otros lugares y finalmente el resultado es más placer y bienestar y satisfacción con el propio cuerpo.

Lo dicho: deja de pensar en como machacar tu cuerpo este año. En vez de eso agradécele todo el disfrute que te puede dar y aprovecha para salir al campo, bosque o monte siempre que puedas. ¡Los resultados son inmediatos!

Fuente: mentesana.es

Embarazo consciente: 6 ideas para vivirlo

Embarazo consciente: 6 ideas para vivirlo

Mirando atrás, me doy cuenta de que, estando embarazada, me dejé llevar por mi intuición cuando decidí tomar las riendas de mi embarazo y vivirlo desde la consciencia. Estas son algunas de las herramientas que me ayudaron. Estoy segura de que tú tendrás las tuyas propias. Las comparto aquí como simples sugerencias, para que cada quien adopte las que considere apropiadas.

  1. Infórmate. Toma tus propias decisiones. Piensa en el tipo de parto que quieres tener (la postura en la que quieres parir, las intervenciones que permitirás que se te practiquen, las personas que estarán a tu lado, etc.). Si tu médico no comulga con tus ideas, cámbiate a otro. La epidural, por ejemplo, es un gran invento, pero su uso tiene consecuencias que probablemente tu ginecólogo no te contará. Si decides usarla, al menos que sea una decisión informada. Infórmate también acerca de la episiotomía, la importancia del contacto piel con piel con tu bebé y el inicio de la lactancia en la hora posterior al parto, las intervenciones que se le practican de manera rutinaria a los recién nacidos (no todas son imprescindibles), el papel de la oxitocina, etc. Piensa en cómo quieres que llegue tu bebé al mundo y cómo quieres que sea su bienvenida. Pero no permitas que nadie te diga lo que tienes que hacer. La decisión es sólo tuya.
  2. Dentro de lo posible, baja el ritmo. El embarazo es tiempo de introspección. Estamos más cansadas, nos cuesta más concentrarnos, somos más lentas: las necesidades de nuestro cuerpo reflejan también las de nuestro espíritu. Escúchate. El embarazo (y el primer año del bebé) no es momento de iniciar proyectos, ni de aventurarse a nuevos cambios. No sólo porque el estrés es dañino para el desarrollo de tu bebé, sino porque los cambios externos te distraen de tu verdadera tarea, que es gestar. Gestar y gestarte. Recuerda que también darás a luz a una nueva madre. Son los cambios interiores los que requieren tu atención en estos momentos (y sí: el embarazo tiende a hacernos menos productivas. ¿Y qué? ¿Acaso es poco crear vida?)
  3. Habla con tu bebé. Cuéntale lo que estás haciendo, háblale de tus esperanzas y de tus miedos. Sé honesta con él. Comparte tus dudas, admite que no tienes todas las respuestas. La relación con tu hijo se gesta desde el vientre, si eres capaz de mostrarte tal cual eres antes de que nazca, más adelante serás capaz de comunicarte con él de manera abierta y honesta, y él hará lo mismo contigo. Puedes escribirle cartas o llevar un diario de tu embarazo que él podrá leer cuando tenga la edad suficiente (no se me ocurre un regalo más bonito para un hijo). No olvides involucrar también a tu pareja, háblenle juntos al bebé, pongan música, disfruten.
  4. Muévete. El ejercicio moderado no sólo es sano para tu cuerpo, sino también para tu espíritu. Puedes asistir a una clase de yoga para embarazadas, por ejemplo, o simplemente salir a caminar. Presta atención a cómo se siente tu cuerpo mientras lo haces. Respira aire puro. Y si necesitas descansar, hazlo.
  5. Dedica unos minutos al día a meditar. Si nunca lo has hecho, simplemente siéntate cómodamente, cierra los ojos y observa tu respiración. Permite que los pensamientos pasen por tu mente sin detenerte en ellos. Siente tu cuerpo. Eso es todo.
  6. ¡Ríete! Haz todo aquello que te haga feliz. Tu bebé comparte tus emociones: si estás alegre, él también lo estará.

¿Qué es el embarazo consciente? revísalo aqui

Fuente: naceunamama.com

Autocuidado: Hablar sola (y hacerlo con mucho cariño)

Autocuidado: Hablar sola (y hacerlo con mucho cariño)

No es un brote psicótico, todas hablamos con nosotras mismas de vez en cuando. Pero, ¿en qué tono lo hacemos? ¿Somos nuestras enemigas o nuestras aliadas?

Hablar sola lleva siendo desde hace mucho un signo de que una persona está “mal de la cabeza”. Yo creo que todas las personas lo hacemos en mayor o menor medida, pero ¿quién no ha visto a alguien desconocido manteniendo extrañas conversaciones en voz alta con nadie más que consigo mismo por la calle y se ha asustado?

Y es que, como tantos otros signos de “locura”, que una persona hable sola a menudo es una estrategia de estabilización de todos los pensamientos disparados que recorren a toda pastilla nuestras mentes. Nuestras cabezas.

Pero esta vez me gustaría escribir sobre el tono en que nos hablamos. De las palabras que pronunciamos. De la manera en que las decimos.

Cómo nos hablamos a nosotras mismas

Porque somos muchas las personas con diagnósticos psiquiátricos, o sencillamente las personas que atravesamos episodios de sufrimiento psicológico, que estamos acostumbradas a fustigarnos por el más mínimo error y a castigarnos mediante conductas auto-lesivas. Por eso, las palabras que nos dirigimos a nosotras mismas son demasiadas veces demasiado duras.

Somos el severo profesor que castiga a golpes de vara al alumnado de nuestras propias mentes. ¿Cuántas veces nos decimos, consciente o inconscientemente, “no eres suficiente”? ¿”Nadie va a quererte”? ¿”Te mereces todo lo malo que te está sucediendo”? ¿O, sencillamente, “eres un desastre”?

Pero no somos desastres. Y sí somos suficiente. Y sí es posible amarnos. Y no nos merecemos nada de lo que nos está sucediendo; sencillamente, nos sucede, y como a cualquier otra persona nos toca aprender a manejar nuestros pensamientos y nuestras emociones más complicadas demasiado a menudo desde la inexperiencia (pues es escasa la educación en inteligencia emocional).

Por eso, llegó un momento de mi vida en que sencillamente me cansé de torturarme doblemente. Ya me torturaba mi sufrimiento, ya me torturaban a veces otras personas de una forma u otra, y no me iba a torturar yo también. Al menos, mientras lograra encontrar una alternativa.

Fue entonces, en algún momento en medio del torbellino emocional en que me encontraba después de mis primeras autolesiones, en medio de mi primera relación de “algo más que amistad” con otra chica; cuando comencé a hablarme a mí misma en voz baja, con tono tranquilizador, como una madre que acuna a un bebé que llora. Como una amiga que te desea lo mejor y te acompaña entre abrazos y consolaciones mientras lo mejor está todavía por llegar.

Y es que recuerdo perfectamente una noche que llegué a casa después de quedar con ella, hecha polvo porque sentía que nunca sería suficiente para nadie. Porque mi pánico al abandono volvía cada despedida en una pequeña tragedia. Y me tumbé en la cama, me puse los auriculares con una canción probablemente triste de fondo, y me eché a llorar.

Sin embargo, recuerdo también perfectamente cómo me abracé a mí misma. Cómo envolví mi torso en mis propios brazos, y apreté suavemente, y acaricié mi piel con las yemas de mis dedos.

Porque cuando escribo sobre hablarnos a nosotras mismas desde el cariño y el perdón no solo lo escribo desde la literalidad. También me refiero a pequeños gestos físicos, como besarme los hombros, algo que desde hace unos pocos años hago cuando todo mi cuerpo me provoca repugnancia mayor o menor y trato de reconciliarme con él; conmigo misma, al fin y al cabo.

Como extender loción hidratante con olor a coco, mi aroma favorito, por todo ese cuerpo que tan maltratado ha sido (demasiado a menudo, por mí misma). Aplicarla con delicadeza sobre aquellas superficies de mi piel cubiertas de cicatrices auto-infligidas y sentir que mi cuerpo, en un alarde de misericordia, no solo me perdona sino que me da una nueva oportunidad.

Así que, desde entonces, me hablo a mí misma. Me hago de madre y de amiga cuando hace falta (por mucho que tenga una madre y unas amigas maravillosas, al final del día la única que tiene la recuperación entre sus manos soy yo).

Me digo: “Sol, el dolor pasará a través de ti, y lo sufrirás; pero poco a poco, se irá yendo, como el agua que resbala por tu cuerpo y acaba por caer al suelo”. Me digo: “Sol, tu cuerpo es un hogar, no una cárcel… y los hogares se cuidan”. Me digo: “Sol, está bien, está bien, está bien; y si no está bien ahora, lo estará”.

Me digo: “Sol, eres valiosa, solo porque existes”. Y hasta que no me lo crea, incluso cuando ya lo haga, seguiré repitiéndomelo con voz dulce y desde el cariño; en los peores momentos.

Fuente: mentesana.es

Considerar las necesidades de los niños permite tener vacaciones más tranquilas

Considerar las necesidades de los niños permite tener vacaciones más tranquilas

Por: Margarita Sandoval

Las vacaciones tan esperadas por los niños ya comenzaron y los padres deben planificar su tiempo de ocio. Durante el año escolar tienen rutinas claras que ordenan su vida y les dan certidumbre respecto a qué va a ocurrir cada día. Así, las vacaciones pueden resultar estresantes tanto para ellos como para los padres. Hay que “entretenerlos” durante el día, lo que se vuelve una tarea compleja con niños pequeños y padres que trabajan.

El tiempo libre y de ocio en los niños es primordial para favorecer su desarrollo en todas las áreas: física, emocional, educativa, cognitiva, social y en especial en el cultivo de las relaciones familiares.

¿Qué consideraciones se deben tener en cuenta para planificar las vacaciones?

El tiempo libre y de ocio en los niños es primordial para favorecer su desarrollo en todas las áreas.

Primero es que, aunque estén de vacaciones, debe haber reglas. Si bien éstas son más flexibles, deben estar presentes ya que les dan un espacio seguro, en especial a los más ansiosos. La hora de levantarse, las comidas y las horas de sueño suelen cambiar, pero es importante establecer el “horario de verano”. También debe haber un límite en el tiempo de pantalla (TV, tablets, computador, consolas de juego). Se sugiere un máximo de tres horas diarias de pantalla.

Los niños juegan de manera espontánea y, de esa manera, exploran el mundo y se conocen a sí mismos. Por lo anterior es importante que, en vez de buscar panoramas y darles todo estructurado, ofrecerles oportunidades para que ellos exploren y ponerles desafíos adecuados a su edad. Se pueden realizar excursiones a parques, hacer picnic, manualidades, reciclar o realizar tareas como construir una “casa-club” de cartón, etc. Si su hijo juega mucho con consolas, ponga desafíos, por ejemplo, que les enseñe a los padres o abuelos, que hagan un campeonato en familia y todos participen.

Es importante que, en vez de buscar panoramas y darles todo estructurado, ofrecerles (a los niños) oportunidades para que ellos exploren y ponerles desafíos adecuados a su edad.

Los desafíos y la creatividad son la base para el desarrollo de la inteligencia, permiten resolver problemas, buscar soluciones nuevas, aprender habilidades, compartir y llegar a acuerdos con otros, entre otros beneficios. El juego permite este desarrollo y a la vez es muy entretenido. Además, cuando todos disfrutan, se refuerza el vínculo afectivo, por lo que si el juego es en familia, puede aportar enormemente a mantener relaciones armoniosas.

Es importante que los niños puedan elegir entre varias alternativas acordes a su edad y maduración para que no sientan la actividad como impuesta. Ellos también pueden aportar con ideas acerca de qué hacer, lo que permite negociar con hermanos, primos y con los padres.

Además, hay que planificar el tiempo libre de acuerdo a sus necesidades de desarrollo, es decir, según su edad y preferencias. En los preescolares los desafíos son de exploración del medio, para conocer y explorar cada uno de los sentidos, por ejemplo, recolectar insectos, conchitas o piedras, cocinar galletas con un adulto.

Hay que planificar el tiempo libre de acuerdo a sus necesidades de desarrollo, es decir, según su edad y preferencias.

En el caso de los escolares, su interés va por conocer sus capacidades; quiere saber “para qué es bueno”, en especial desarrollando habilidades físicas compitiendo con pares. En este caso los desafíos se pueden relacionar con aprender a nadar, a hacer piruetas en bicicleta o ser el mejor en la consola de juegos. A los escolares les gusta “ganar”, por lo que les interesan los juegos con reglas y los de equipo. En ese sentido, disfrutan los juegos de mesa, en especial si participa toda la familia.

Los preadolescentes requieren más autonomía, pero aún están al reguardo de sus padres. A esa edad les interesan los amigos, ya que es el grupo de referencia a través del cual van construyendo su identidad. Por eso es que si salen en familia, y no hay otros niños de su edad, se aburren. Buscar espacios en que haya otros chicos de la edad o invitar amigos a la casa puede ser una buena opción.

Aunque viaje o permanezca en su hogar estas vacaciones, las necesidades de los niños de ocupar su tiempo libre son muy importantes, por lo que tener estas consideraciones le permitirá tener vacaciones más tranquilas y entretenidas.

Fuente: uss.cl

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