por Carolina Herrera | May 15, 2019 | Uncategorized
Un estudio en EEUU muestra que las personas que de forma continuada desempeñan un trabajo que les desagrada presentan un mayor índice de problemas mentales, como depresiones y problemas de sueño
Pasamos entre ocho y 10 años enteros de nuestra vida en el trabajo. La cifra es el resultado de sumar todas las horas que dedicamos a nuestra actividad laboral hasta la jubilación y aunque, naturalmente, variará según la persona, el empleo, su carrera y el país, la cifra pone de manifiesto la importancia que puede llegar a tener el trabajo en nuestra vida. Las vacaciones son un buen momento para hacer balance de nuestra carrera, descansar y afrontar el nuevo curso con energías renovadas. Pero, si es probable que incluso a aquellos que les gusta su trabajo les cueste regresar, para las personas que están hartas de él la perspectiva de volver puede convertirse en una auténtica pesadilla que, además, pasa factura a su salud.
Así lo asegura un estudio que ha medido desde 1979 el impacto de la actividad laboral en la salud de 6.442 ciudadanos de EEUU. El trabajo, presentado esta semana en Seattle, durante el Congreso de la Asociación de Sociología Americana, muestra que desempeñar un trabajo que no nos gusta de forma continuada causa problemas mentales y, en menor medida, físicos.
Las consecuencias en la salud de las personas que desde jóvenes han tenido un empleo poco satisfactorio se notan ya al cumplir los 40. «No hay que estar cerca del final de tu carrera para sufrir el impacto de la insatisfacción laboral en la salud, en particular en la salud mental», explica Hui Zheng, profesor de Sociología en la Universidad del Estado de Ohio y coautor del artículo.
Efecto acumulativo
Para hacer el estudio, utilizaron datos de adultos que habían participado en la Encuesta Nacional de la Juventud de 1979, que siguió su trayectoria profesional durante años. Cuando comenzó el estudio tenían entre 14 y 22 años. Años después se midió su satisfacción por sus trayectorias profesionales. Les pidieron que evaluaran del 1 al 4 cuánto les gustaba su trabajo. En función de sus respuestas los agruparon en cuatro grupos: a los que les gustaba (15%), a los que no (45%), aquellos que al principio disfrutaban pero con los años dejó de gustarles (23%) y aquellos que al principio no les gustaba pero fueron mejorando (17%). Después de que los participantes cumplieran los 40 se evaluaron distintos parámetros de su salud.
Las personas que aseguraron no estar contentas con su empleo obtuvieron una peor valoración en todos los aspectos de salud mental evaluados. Así, presentaban mayores niveles de depresión, problemas para dormir, se mostraban más preocupados, tenían mayor tendencia a que les diagnosticaran problemas emocionales y obtenían un peor resultado en el test de salud mental global.
Más resfriados y dolores de espalda
Aunque los efectos en la salud física fueron menos llamativos, el grupo de insatisfechos con su trabajo y los que habían ido empeorando su valoración sufrían con más frecuencia dolores de espalda y resfriados que los miembros de los otros grupos. «Descubrimos que hay un efecto acumulativo que se manifiesta en la salud muy pronto, durante la cuarentena», apunta Jonathan Dirlam, investigador del mismo centro y autor principal del estudio. Zheng, por su parte, subraya que «los altos niveles de problemas mentales que presentaban podrían ser precursores de futuros problemas físicos. La ansiedad y la depresión pueden dar lugar, entre otros, a problemas cardiovasculares cuando sean más mayores».
La buena noticia es que aquellos que empezaron su carrera con un trabajo poco gratificante pero fueron mejorando no presentaron los problemas de salud asociados a una baja satisfacción laboral.
«El efecto acumulativo es clave», explica Jesús de la Gándara Martín, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de la Universidad de Burgos. Este especialista, que ha escrito varios libros sobre el denominado síndrome de estar quemado [burnout en inglés], lleva años tratando a pacientes que lo sufren.
«La pérdida de calidad en el trabajo es progresiva en las personas que se sienten quemadas. Hay diferentes estadios o niveles que van dando lugar a problemas de salud mental, física y de salud social, porque también afecta a las relaciones que mantiene con otras personas, con sus familias y al interés por desarrollar sus hobbies u otras actividades personales. Si la situación no mejora, puede dar lugar a infartos, hipertensión, depresiones, ansiedad, insomnio, consumo de sustancias y, con frecuencia, abandono de la profesión», enumera en conversación telefónica.
Los profesionales que deben tratar con el público, como aquellos que trabajan en el sector de la salud, la educación, la hostelería o el comercio, son los más vulnerables a sufrir burnout, según De la Gándara.
El estudio en EEUU concluyó antes del inicio de la crisis económica que comenzó en 2008 y que, según apunta Zheng, «seguramente ha aumentado la insatisfacción laboral y la inseguridad laboral, lo que podría haberse traducido en más efectos negativos para la salud». Jesús de la Gándara ha experimentado el impacto de la crisis en su centro: «No dispongo de cifras concretas, pero mi impresión es que más que aumentar el número de personas que vienen a la clínica, ha cambiado el modelo. Antes de la crisis la gente se quejaba de su trabajo pero no solía consultar con un especialista. Ahora nos llegan personas que están tan mal que vienen al psiquiatra, autónomos o profesionales que trabajan en muy malas condiciones».
Según la Encuesta de Calidad de Vidad Trabajo del INE del año 2010 (la última realizada), el 50% de los encuestados declaraba sentirse satisfecho con su trabajo y un 24,1% muy satisfecho, mientras que el 21,9% afirmaba estar insatisfecho y el 3,7% muy insatisfecho.
Precariedad del empleo juvenil
Para Zheng, su estudio muestra la importancia del tipo de empleo que desarrollan los jóvenes, una reflexión que comparte De la Gándara y que traslada a España, donde el alto índice de paro les obliga a menudo a aceptar empleos precarios. «Hay que distinguir entre trabajo y profesión. Muchos jóvenes están preparados profesionalmente, pero sólo trabajan y, a veces, en condiciones de verdadera esclavitud. Cada vez se sienten menos implicados y eso va a tener consecuencias desastrosas en el futuro».
Según el psiquiatra, el problema no se resuelve «aumentando el sueldo o las vacaciones, sino dando importancia y significado a lo que las personas hacen. Es muy importante que la gente se sienta identificada con lo que hacen, que cuando salen del trabajo puedan hablar de ello de forma positiva».
De la Gándara y sus colegas han desarrollado el Cuestionario Urgente de Burnout (C.U.B.O) para evaluar si se sufre este problema (puede verlo al final del artículo). Para los que se identifiquen con los síntomas pero cambiar de empleo no sea una opción, el psiquiatra ofrece algunas recomendaciones: dar importancia a la formación profesional e identificar cosas que se quieren aprender; corregir el lenguaje negativo; poner límite al trabajo y evitar que invada la esfera privada; cuidar el lugar de trabajo para que resulte agradable; participar en actividades profesionales colectivas o cuidar la relación con familiares y amigos.
¿SUFRE ‘BURNOUT’?
Responda a este cuestionario desarrollado por Jesús J. de la Gándara y Ramón G. Correales, del Complejo Asistencial de la Universidad de Burgos, puntuando del cero al cinco cada pregunta y después sumando las cifras de cada una de ellas.
CERO. Nunca me ha ocurrido. / UNO. Rara vez me sucede. / DOS. Me sucede a veces, algunos días. / TRES. Me sucede con frecuencia. / CUATRO. Me sucede muy a menudo, muchos días. / CINCO. Me sucede casi siempre, es raro que algún día no me ocurra.
- Sólo de pensar en el trabajo que me espera, me siento cansad@ y creo que no voy a poder con ello.
- El trabajo diario me agota tanto que después no me siento con ganas de hacer nada más.
- Cuando pienso en cómo está mi profesión, creo que me he equivocado al elegirla (¡No se la recomendaría a mi hij@!).
- Tengo la sensación de que mi trabajo no se valora, que no se reconoce ni estima lo que hago.
- Me siento tan tens@ o nervios@ que he tenido que tomar algo (tranquilizantes, alcohol…) para relajarme, dormir o poder ir a trabajar.
- Me siento presionad@ y por l@s clientes, me da miedo enfrentarme a ell@s y a menudo me pongo a la defensiva.
Propuestas de corrección del cuestionario
0 puntos: Prácticamente imposible, esto no le sucede a casi nadie.
1-6: No tiene Burnout, le puede pasar a cualquiera, pero no debería descuidarse
7-12: No tiene Burnout, pero está a punto de tenerlo, tome precauciones.
13-18: Sufre Burnout, aunque todavía no es grave, haga algo para resolverlo.
19-24: Sufre Burnout grave, si no hace nada acabará con complicaciones de salud.
Más de 24: Ya sufre complicaciones del Burnout, está enferm@, pida ayuda a su médico.
Fuente: elmundo.es
por Carolina Herrera | May 8, 2019 | Uncategorized
por Alfonso Méndez, Psicólogo Especialista en Psiconutrición
El otro día en Twitter se abrió un hilo de debate para intercambiar opiniones sobre los malogrados efectos de lo que se denomina “Operación Bikini“.
Hubo personas incluso que malinterpretaron la intención y se apuntaron al carro de twittear y promocionar, bajo el hashtag #operaciónbikini, toda una serie de productos propios o procesos para la pérdida rápida de peso. Vaya la que les cayó.
Y es que todos los veranos se repite la misma canción, como si fuese un éxito musical. Aparecen nuevos productos que prometen lo que los anteriores, mejorando alguna cualidad y ofreciendo ventajas sobre sus antecesores.
Ya he escrito mucho sobre esto pero no está de más recordar algunos aspectos importantes.
El primer concepto que quiero señalar es que todos los cambios que se producen en el cuerpo humano están basados en procesos fisiológicos, y las leyes físicas explican muchos de dichos procesos. Las leyes de la termodinámica explican como se gestiona el gasto de energía por parte de nuestro organismo. Lo explico en este post, así como las posibles y muy probables consecuencias fisiológicas y psicológicas sufridas por el seguimiento de dietas restrictivas tan asociadas a la llamada Operación Bikini.
Muchos profesionales reconocidos del mundo de la nutrición en nuestro país, tienen una visión muy objetiva e igual de desalentadora sobre la utilidad y eficacia de dichos procesos para generar la mayor perdida de peso en el menor tiempo posible.
Y es que el planteamiento que podemos ofrecer para rebatir tales promesas es que no se puede perder, hablando de peso, en pocas semanas lo que vamos acumulando durante todo el año. Las cosas no funcionan así. Fisiológicamente, la operación bikini estaría superando los límites de nuestro cuerpo, y esto conlleva consecuencias nefastas para nuestra salud.
Me falta el dato exacto en cifras pero sí puedo afirmar que en los últimos años está viéndose incrementado el número de ingresos en urgencias hospitalarias, de personas con fallos renales y hepáticos a consecuencia, muy probablemente, del seguimiento de dietas que prometen bajadas de peso en muy poco tiempo.
El fracaso de este tipo de procesos es que solo atienden al peso, dejando de lado la salud de las personas.
Mejorar nuestro peso corporal tiene que convertirse en un objetivo instaurado en toda nuestra línea de vida, no solo en temporadas específicas como con la operación bikini.
La pérdida de peso tiene que llevar asociados una serie de cambios relacionados con nuestra dieta, con nuestra actividad física y como no, con nuestro interior emocional que nos condiciona a premiarnos y a veces a castigarnos, con la comida.
¿Qué ocurre en nuestro entorno donde cada vz más, se nos empuja hacia unos ideales de belleza demasiado exigentes que nos empuja a la Operación Bikini?
La industria de la moda, que se sostiene dentro de un sistema consumista, nos genera constantemente sentimientos de frustración.
Es una forma de sometimiento, sobre todo hacia la mujer, donde los ideales de belleza nos abruman. El mensaje que nos lanza es que si no consigues entrar en una determinada talla, si no sales arreglada a la calle o no luces lo último en maquillaje, no vas a ser admirada o deseada.
operación bikini perder pesoY claro, bajo esta premisa, la Operación Bikini comienza a cobrar sentido.
Muchas personas se preguntarán, ahora que comienza el buen tiempo y se disfruta más de las actividades al aire libre, donde se sale a la calle con menos ropa , ¿qué puedo hacer yo para encajar en los ideales de belleza, y por ende, ser más deseado/a?
Pues debido a que somos una sociedad cortoplacista, porque se nos educa así, vamos buscando la fórmula rápida y exitosa. ¿Para qué tengo que esforzarme si puedo lograr lo mismo pero más rápido y sin esfuerzo? ¿De verdad pensáis que se puede lograr algo en la vida sin esforzarse?
Lo único que se puede hacer es trabajar, sacrificarse y esforzarse en lo que realmente depende de nosotros. Esa es una pregunta que todos deberíamos hacernos de vez en cuando, ¿realmente depende de mi lo que quiero lograr? Si la respuesta es afirmativa, adelante, id a por vuestro objetivo con todas vuestras ganas y empeño, pero en cambio si la respuesta se contesta con un “no”, os recomiendo no gastar muchas energías (ni dinero) en ello.
Y volviendo al asunto de la pérdida de peso de forma saludable, hace tiempo también escribí sobre una serie de recomendaciones para afrontar una perdida de peso con garantías.
Hoy quiero recordarlas porque la causa obliga a ello.
- No fijarse nunca en los kilos que queremos perder como meta final. Establecer pequeñas submetas con periodos más cortos de tiempo. Si estamos pendientes de nuestro objetivo final, corremos el riesgo de quedarnos en el camino.
- Valorar al final de cada día o de cada periodo (submeta) lo que hemos conseguido y el esfuerzo que hemos realizado para obtenerlo. Es muy importante que nos sepamos reforzar nosotros mismos los pequeños logros que vamos consiguiendo.
- Hacernos conscientes de que si la gente que nos rodea y nos aprecia, prefiere vernos más delgados/as o más felices. A veces perdemos de vista lo que realmente nos importa y estamos mas pendientes de lo que les importa al resto de personas. Mientras estemos pendientes de lo que creamos que los demás puedan estar pensando, dejaremos de estar pendientes de lo que están pensando.
- Aceptar que los kilos que marca la báscula es solo una parte de nosotros pero no somos “todo” nosotros. Nosotros somos mucho más que lo que marca la báscula. Es una batalla diaria en la cuál muchas veces mi ánimo y mis actitudes van a estar marcadas por lo que nos dice la báscula. ¿De verdad pensáis que un número tiene tanto poder sobre nosotros?
- Entender que si nuestro sobrepeso es la consecuencia de unos malos hábitos mantenidos durante mucho tiempo, estos pueden corregirse. Actualmente hay profesionales que nos ayudan a modificar nuestro comportamiento. Solo hay que confiar en un buen profesional y dejarse ayudar.
- Mentalizarse y tomarse este trabajo como un aprendizaje a largo plazo que nos aportará otra manera de relacionarnos con la comida. La comida tiene una función, que es la de alimentarnos. No podemos utilizar la comida como premio o castigo.
- Huir de los productos, dietas o sistemas que prometen resultados inmediatos y a corto plazo sin esfuerzo. No existe cambio sin sacrificio. No existe lo fácil, lo rápido ni lo milagroso.
- No tengáis miedo de que no vamos a ser capaces de cambiar cosas. Lo que se repite se aprende y el cerebro responde a esta disciplina. Tan solo tenemos que conocer nuestros límites, ser realistas con la situación, y una vez aceptada, trabajar para modificar lo que depende de nosotros.
- Y para finalizar, necesitamos hacernos conscientes de la manipulación publicitaria con fines puramente económicos. Como ya he indicado en alguna ocasión, la industria no está para hacernos mas guapos o más delgados, está para ganar dinero.
Fuente: centta.es
por Carolina Herrera | May 1, 2019 | Uncategorized
por Cristina Ramos, Psicopedagoga y Arteterapeuta.
Trabajar la rabia en sesiones de Arteterapia es una demanda que tienen muchos pacientes en la consulta. Cada vez más, y a medida que avanzamos en la alfabetización emocional, es decir, en el reconocimiento de las propias emociones, las personas se dan cuenta de la necesidad que tienen de elaborar estos sentimientos. Algunas personas tienden a ocultar los sentimientos de irritación o cólera, ya que socialmente no es aceptado, especialmente en las mujeres.
En la consulta es común escuchar a pacientes decir que cuando se enfadan intentan mirar para otro lado, que han aprendido a callarse o directamente, que se tragan la rabia, pero ¿Podemos hacer desaparecer una emoción tan movilizadora e intensa como la rabia? ¿Es posible dejar de sentir algo por muy poco deseable que sea? La respuesta es negativa.
Al igual que el resto de emociones primarias, la ira es una emoción cuya principal función es la adaptativa, esto significa que si la experimentamos es porque nos ayuda a sobrevivir y más aún, a adaptarnos al medio al que formamos parte. Una de las funciones principales de la ira es la infusión de energía renovada que facilita la defensa y permite a las personas la conseguir las metas deseadas. A menudo, es necesario contactar con la rabia y el enfado tras una experiencia frustrante, para poder poner en marcha acciones de cambio que nos generen bienestar. Por ello, es importante poder contactar con esta emoción, preferiblemente de manera controlada y acompañados, ya que, experimentar ira, puede inclinar a la agresividad, aunque no conduce a ella forzosamente.
Según Francisco Javier Dominguez Sánchez, profesor de Psicología de la UNED, La ira es el sentimiento que emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que resultan aversivas. Se plantea como un proceso reanimador que acelera a la acción interrumpiendo los procesos cognitivos que se hallan en curso, centrando la atención y la expresión de afectos negativos en el agente que la instiga y actuando corno defensa en situaciones que comprometen la integridad física o la autoimagen y la propia estima. (Dominguez, 2010 , pág. 317)
Contactar con la ira puede llevarnos a actuar sobre aquello que nos causa la emoción, pero también sobre el control de la propia emoción, permitiéndonos hacer una gestión más saludable en cada contacto.
La creación desde la rabia es de gran potencial ya que es una de las emociones que produce mayor nivel de activación fisiológica y por tanto más movilizadora, las sensaciones que experimentamos en el organismo son: desagrado, estado de alta activación o una conducta poco reflexiva. El tono muscular es más elevado, se incrementa el ritmo respiratorio y la presión sanguínea. Las obras de arte que se producen desde la rabia permiten la representación mediante figuras y formas, texturas de mayor intensidad, favoreciendo la posterior relajación lo que nos lleva a adquirir mayor conciencia de la alteración que hemos experimentado y por tanto permite la reflexión de lo vivido si se hace en un entorno destinado a ello.
Cuando las personas crean desde la ira, tienen la oportunidad de vislumbrar aspectos de su personalidad que a menudo están contenidos o acallados, o que por el contrario, se escapan de manera incontrolada, impidiendo la toma de conciencia sobre las causas que la generan.
Una buena intervención arteterapéutica para elaborar los sentimientos de enfado o frustración es a través del trabajo con la rabia. Al ofrecer a las personas un espacio para liberar su rabia, estamos acogiéndolas en toda su complejidad, permitiendo la integración de los aspectos más enredados de su psiquismo, favoreciendo la reconciliación con las sombras para poder definir la escala de grises.
Trabajar la rabia desde arteterapiaFrecuentemente las personas necesitan acompañamiento y guía para poder acercarse a esta emoción ya que hacerlo de una manera no controlada puede generar mucho malestar y en ocasiones ser contraproducente. Por ello hay que establecer límites seguros y definidos, especificar lo que vamos a hacer y lo que no debemos hacer en el espacio de manera muy clara y firme. Así mismo, nuestra presencia durante el proceso es fundamental para ayudar a la persona a afrontar el presente y evitar que se queden instaurados en la vivencia de experiencias pasadas.
Las técnicas que empleemos deben ser de iconicidad mínima y es recomendable apostar por materiales que favorezcan la estimulación sensorial. En personas que han vivenciado experiencias traumáticas el trabajo con imágenes puede ser muy confrontador y debemos valorar si nuestros pacientes están preparados para un acercamiento tan directo.
El uso de materiales efímeros como la arena, la arcilla o incluso e agua, puede permitir una experiencia movilizadora pero que no deja una huella demasiado encarnada, permitiendo a la persona contactar con el presente tras haber liberado la intensidad necesaria a menudo encerrada en el inconsciente.
Elaborar la rabia con arteterapia puede ayudar a las personas a ser más conscientes de su potencial de cambio y así permitir la puesta en marcha de estrategias de resolución de aquellos conflictos que impiden disfrutar de una mayor salud y bienestar.
Fuente: centta.es
por Carolina Herrera | Abr 24, 2019 | Uncategorized
Nunca ha sido tan fácil conectarnos con los que tenemos lejos; quizá por eso las relaciones a distancia se multiplican. Presentan desafíos particulares pero, si los franqueamos, el vínculo de pareja puede salir reforzado.
1. Virtual no es lo mismo que ficticio
Las relaciones a distancia no son nuevas pero sí es nuevo que sean altamente dependientes de la tecnología. Es a través de esos canales por los que circulan la mayoría de los encuentros e intercambios. Pero hay que diferenciar virtual de ficticio: los encuentros virtuales pueden no ser corpóreos, pero son verdaderos.
Démosle el valor que tienen, puesto que tienen capacidad de despertarnos sentimientos y transformarnos, del mismo modo en que lo hacen los encuentros cara a cara. Las citas virtuales son tan importantes e imprescindibles como las citas cuerpo a cuerpo.
2. Reforzar los lazos íntimos
Los encuentros virtuales ofrecen una ventaja de oro frente a los corporales: al saber que la comunicación es limitada, la aprovechamos más. Según un estudio publicado en Journal of Communication, cuando el grado de sincronización que alcanzan estas parejas al comunicarse es alta y la calidad de las comunicaciones es buena, se pueden establecer lazos más íntimos que los que se dan en una relación normal. Así pues, exprimamos al máximo esos encuentros para salir reforzados.
3. Dejar un lugar para el sexting
Un escollo que no pueden salvar las parejas que viven separadas es la falta de sexo. No obstante, las nuevas tecnologías ofrecen también mil opciones para practicar sexo online o sexting, envío de mensajes sexuales. Este sexo no tiene por qué ser menos placentero y, en realidad, ofrece la oportunidad de explorar nuestras fantasías más íntimas y de aprender sobre lo que excita a la pareja.
Guiar a la otra persona para que busque sus puntos de placer, enseñar cómo nos autocomplacemos, mostrar nuestro cuerpo… Hay que sacudirse el pudor y entregarse a estos juegos.
4. Organizar… pero también improvisar
Sobre todo si las dos personas se encuentran en diferentes zonas horarias, conviene acordar qué días o a qué horas sería más fácil comunicarse. Esto es importante para no perder tiempo a diario en la organización de las citas y terminar sufriendo de la infame sentencia: “Lo urgente no deja tiempo para lo importante”.
Sin embargo, sería preferible no establecer un horario rígido e inflexible. Hay que dejar algo de lugar a la improvisación. Si todas las interacciones son pautadas y agendadas, la relación puede terminar transformándose en una obligación, y eso puede acabar pasando factura a la pareja.
5. Compartir detalles de lo cotidiano
Podemos estar tentados de aprovechar las comunicaciones para explicarnos solo las noticias importantes. Sin embargo, no hay que olvidar que una gran parte de la vida en pareja consiste en compartir las cosas nimias de todos los días.
Y aunque las relaciones a distancia no dejan lugar para tomar un café juntos, visitar una exposición o ir al cine, eso no quita que no podamos compartir esas experiencias banales. Por ejemplo, podemos explicarnos qué nos ha gustado más de una exposición, servirnos un café los dos mientras hablamos o incluso ver una película o serie al mismo tiempo desde dos lugares distintos y comentarla en tiempo real.
6. Controlar los celos infundados
Un fantasma habitual en las relaciones a distancia es que no se controla del todo qué hace o cómo vive la otra persona. Es la situación ideal para que, si alguien tiene tendencia a sufrir celos, estos afloren. Es fundamental aprender a confiar en nuestro compañero y trabajar en el respeto mutuo.
Intentar controlar lo que el otro hace a través de las redes sociales es una mala estrategia: rápidamente nuestra pareja nos empezará a percibir con un “ojo espía” o un control policial.
7. Planificar encuentros eventuales
¿Hasta qué punto son necesarios los encuentros físicos y cada cuánto? Cada pareja debe establecer cuántas veces necesitan verse al año para que la relación fluya sin percibir carencias afectivas. Puede ocurrir que para uno de los integrantes de la pareja los encuentros sean más imprescindibles: hay que negociar y llegar a un acuerdo.
Además, conviene optar por la practicidad. Por ejemplo, si la distancia entre las dos personas es muy amplia, se pueden citar en un punto intermedio para facilitar las cosas.
8. Revisar nuestros acuerdos
Las relaciones a distancia no son ni mucho menos estáticas. Pueden progresar con el paso de los meses, tal como ocurre en el caso de una pareja que convive en una misma casa. Las circunstancias personales de cada uno pueden cambiar (por ejemplo, un exceso de trabajo puede repercutir en el tiempo que se dispone para comunicarse) y también pueden evolucionar las necesidades afectivas.
Conviene evaluar la relación de vez en cuando y negociar los acuerdos si es necesario, adaptándose a los nuevos escenarios que se vayan presentando.
9. Ignorar los juicios de valor
Las personas que mantienen relaciones a distancia reciben muchas críticas y son animadas constantemente a abandonar.
No hay que perder de vista que aquellos que no comprenden cómo funciona una relación a distancia tienen tendencia a juzgar. No hay que prestar atención a estos comentarios. Si lo que la relación brinda es satisfactorio para ambos, la mirada reprobatoria de los demás no debe ser un condicionante.
Fuente: cuerpomente.com
por Carolina Herrera | Abr 17, 2019 | Uncategorized
Por Carolina Sances, psicóloga infanto-juvenil
De las situaciones familiares más comunes que veo en mi trabajo, la separación de los papás está dentro de las más dolorosas. Cada vez que escucho estas historias me vuelven a conmover la tristeza, la culpa, la rabia, la impotencia y el dolor que veo en los ojos de quien tomó la decisión, en los de quien fue “informado” por su pareja que ya no seguirían un camino común y, sobre todo, en los de los hijos.
Quienes hemos pasado por el duelo de una separación, sabemos lo doloroso que es ver sufrir a los hijos por una decisión que no les pertenece y que, por más que intentemos explicarles, poco entenderán, por lo menos mientras sean niños o adolescentes. ¿Cómo ser capaz de explicarle a un(a) hij@ la situación, si puede ser que ni siquiera los adultos comprendamos bien lo que estamos viviendo?, ¿cómo darle la certeza de que hay algunas relaciones de amor que pueden romperse, pero que la nuestra con él/ella, jamás se romperá?, ¿cómo devolverle la tranquilidad y estructura cotidiana, si después de una separación, muchas veces nosotros mismos no sabemos cómo reorganizar y reconstruir nuestras vidas?, ¿cómo seguir siendo una figura segura, confiable y estable para él/ella, si por dentro nos invade la sensación de miedo e incertidumbre?, ¿cómo estar lo suficientemente presente en este momento doloroso de su vida, si ya no vivo con él/ella o si ahora debo trabajar más para paliar los efectos económicos de la separación?, ¿cómo lograr relacionarme con mi ex pareja, con quien tenemos tantos conflictos y llegar a acuerdos que beneficien a nuestr@ hij@?
En fin, son muchas las preguntas que nos hacemos y que sólo con mucho esfuerzo y la perspectiva que da el paso del tiempo, vamos siendo capaces de responder con mayor o menor dificultad, porque además, cada una de estas preguntas adquieren un matiz distinto dependiendo de la edad que tengan nuestros hijos en el momento de la separación.
Es así como en el caso de l@s hij@s adolescentes, esta crisis adquiere matices particulares a los que debemos estar atentos. El principal es que están viviendo una etapa donde la tarea fundamental es la construcción de la propia identidad (ver articulo Intensamente: cómo piensan y sienten los adolescentes), por lo que se tornan urgentes las preguntas acerca de quién soy, cómo me ven los otros y cómo me diferencio y me relaciono con ellos, quién soy yo en este colegio, en este grupo de amigos, con respeto a mis hermanos, en ésta determinada familia y frente a estos padres.
Al ser un aspecto muy vulnerable en ell@s y a la vez muy influenciable por el contexto, es común que luego de la separación de sus padres, experimenten una sensación de sacudida de su identidad y de gran confusión, al modificarse una de las brújulas que orientan su proceso de identificación.
Pero cada historia es distinta, por lo que no podemos hablar de “los separados”, “los hijos de padres separados” y menos de “los efectos sobre los hijos”, de forma genérica, porque las repercusiones que ésta tenga dependerán de múltiples variables.
Sin embargo, se ha demostrado que la variable más influyente en las dificultades que pueden tener los hijos, es el grado de conflicto que exista entre los padres antes y después de la separación, considerando su intensidad, frecuencia y la forma como éstos se resuelven y se expresan. Es esto lo que marca la diferencia entre que una separación sea solamente una crisis vital o sea una situación traumática para los hijos.
Por lo demás, hoy sabemos que es realmente posible ayudarlos a irse adaptando de mejor manera al proceso de separación e incluso, salir fortalecidos emocionalmente de éste.
A continuación les comparto algunas ideas que pueden dar luces acerca de lo que deberíamos estar atentos en un proceso de separación, contribuyendo así a un duelo más sano en nuestros hijos adolescentes pero, con ciertos matices, se pueden aplicar perfectamente a niños más pequeños:
- EVITAR ABSOLUTAMENTE INVOLUCRAR A LOS HIJOS EN EL CONFLICTO ENTRE LOS PADRES: Esto implica no usar a l@s hij@s como mensajeros, ni como armas para expresar nuestra rabia contra el otro, no emitir juicios descalificatorios respecto del otro padre delante de los hijos, no discutir delante ellos, en fin, puede sonar un poco obvio, pero en medio de la rabia, el estrés, los conflicto no resueltos y las complejas historias que implican una separación, podemos caer en esto bastante fácilmente.
- OJO CON HACER COMO SI SE SIGUIERA SIENDO UNA FAMILIA INTACTA: En ocasiones los padres separados intentan mantener la vida familiar como si nada hubiera pasado, como manera de disminuir el impacto de la separación sobre sus hijos, sin embargo, esto puede crear falsas expectativas en los hijos y escenarios confusos para ellos. Con lo doloroso que pueda resultar, marcar la separación como un hecho real, los ayudará a adaptarse a su nueva vida y a abrirse a la posibilidad de una nueva forma de ser familia. Por otra parte, con el paso del tiempo, lo más probable es que aparezcan en el escenario las nuevas parejas de los padres, con lo que necesariamente se “marcará” la separación de una manera quizá más conflictiva y difícil de manejar.
- GENERAR LA MENOR CANTIDAD DE CAMBIOS POSIBLES: Al menos durante el primer año, es recomendable tratar de no generar otros cambios en la vida de nuestr@ hij@ adolescente, procurando que pueda mantener las relaciones con amigos, familiares, vecinos, colegio, centros deportivos, etc., de manera que no se desestabilicen otras áreas de su vida, para que sigan alimentando y manteniendo su proceso de construcción de identidad.
- TENER UN ESPACIO PERSONAL EN LA CASA DE AMBOS PADRES: para los adolescentes su pieza y su espacio privado es fundamental, por lo que se recomienda que siempre haya un lugar especial para ellos en la casa de ambos padres. Evitar que sea la pieza de alojados, sino que un espacio decorado a su gusto y que le permita sentir ambas casas, como realmente propias.
- OJO CON LA MADUREZ EXPRESS: Es bastante común que algunos adolescentes muestren una sobreadaptación en un principio, mostrándose por ejemplo, comprensivos y apoyadores con alguno de los padres durante las crisis. Es como si presentaran una brusca e inesperada madurez, que puede hacer pensar que la situación no les afectó demasiado. No obstante, se ha observado que quienes presentan estas reacciones, en algún momento en el mediano plazo, muestran dificultades ya sea emocionales, académicas o conductuales. Y es que si bien los adolescentes pueden ser más capaces que los niños de comprender las razones de sus padres para tomar la decisión de separarse, es normal e incluso saludable que por lo menos temporalmente, presenten algún tipo de alteración, ya sea emocional, conductual y/o bajas en el rendimiento escolar.
- ACUERDOS EN LA CRIANZA: Este puede ser uno de los puntos más difíciles, porque no solamente implica ponerse de acuerdo con alguien con quien es probable que tengamos muchos conflictos, sino que también asumir que, en la medida que cada uno de los padres vaya construyendo su propia vida de manera independiente, también irá ejerciendo su propia forma de ser padre. Esto requiere cierta flexibilidad, porque seguramente habrá cosas con las que no estaremos de acuerdo, pero por lo menos en los aspectos más importantes de la crianza, es necesario tener como meta llegar a acuerdos para se tenga una orientación común.
- LA IMPORTANCIA DE LA RECUPERACIÓN DE LOS PADRES: Esto tiene una gran relevancia en la evolución que tengan sus hijos. Con esto me refiero a la recuperación emocional de ambos, a que el padre que se fue de la casa encuentre un lugar más definitivo donde vivir, a que ambos reorganicen sus rutinas, en fin, que ambos sean capaces de recuperar su autoimagen, su autoestima y reconstruir sus vidas. Reconocer genuinamente que gran parte de nuestro bienestar depende del de nuestros hijos y que gran parte del de ellos, depende del nuestro, nos podrá inyectar energías para rehacer nuestras vidas e ir avanzando en el duelo y si vemos que nos está costando mas de la cuenta, buscar ayuda profesional puede ser muy recomendable.
Fuente: mamadre.cl
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