¿Tu bebe sólo duerme con el pecho? Tranquila, es normal

¿Tu bebe sólo duerme con el pecho? Tranquila, es normal

«A ver, mamá, ¿cómo me dormía yo cuando era bebé? Porque tiene cuatro meses y solo se duerme en el pecho… y ya no sé que hacer», pregunta la hija a su madre. «Te daba el biberón y normalmente te quedabas tan relajada que enseguida te dormías en mis brazos comiendo, o con el chupete», le responde la madre. «Entonces, ¿me está usando de chupete?». «Sí, hija, eso parece… tienes que intentar que no lo haga».

Esta conversación se repite, seguro, en cientos y cientos de casas cada año. Una hija pidiendo consejo a su madre, al pediatra o a quien sea, recibiendo como respuesta un «si se duerme al pecho, lo estás haciendo mal». ¿El problema? Pues que es mentira. El que un bebé de cuatro meses, de ocho o de año y medio se duerma al pecho no solo es normal, sino que además es lógico.

Nos dormíamos con el chupete, o sin él, porque no teníamos pecho

Claro, uno se pregunta por qué nosotros de pequeños nos dormíamos sin la teta y la respuesta es obvia: no nos daban el pecho. Tomábamos biberón, chupábamos la tetina hasta que nuestros estómagos estaban llenos hasta la bandera y entonces quedábamos extasiados. No hacía falta mucho para que conciliáramos el sueño, y si alguno lo necesitaba, se cambiaba el biberón por el chupete y a succionar, que anda que eso no calma. Unos brazos amorosos, bailecitos, alguna canción y rendidos.

Parece que lo que sucediera con nosotros, en nuestra infancia, es lo normal, lo de toda la vida. Sin embargo, como todos sabemos, la leche artificial es un invento de hace nada y lo normal es lo otro, la leche materna, lo de toda la vida.

Extrapolando la situación, un bebé se duerme cuando ha comido, con un bailecito o canción, si hace falta, pero succionando algo. Sí, ya sé que algunos no lo necesitan, pero la mayoría se duermen mejor con un chupete o con la teta.

¿Por qué la teta en vez del chupete?

Pues porque el chupete también es un invento reciente, no podemos decir que lo normal es que después del pecho le pongamos un chupete al bebé porque lo de toda la vida es tener al bebé mamando y quedarse dormido aún succionando.

Si una madre quiere cambiar una cosa por otra, puede hacerlo, solo falta que el bebé acepte el cambio, que muchos no quieren ni oír hablar de la «teta seca de goma» si al lado tiene el pecho de mamá, que es de carne de verdad y saca leche.

El pecho, mucho más que alimento

Y es que muchas personas, y aquí incluyo a muchos profesionales (sobre todo los expertos del sueño infantil amantes del conductismo), creen que dar el pecho es lo mismo que dar un biberón: le das la leche que necesita y fuera, ya ha acabado de comer, no tiene sentido que siga chupando. Por eso dicen tonterías tan grandes como que los bebés tienen que mamar despiertos, luego tienen que estar un rato despiertos y finalmente deben dormirse separados del pecho de la madre, para que separen el comer con el dormir.

Tonterías porque el pecho de una madre no es un biberón, ni se le parece demasiado. Es cierto que los dos sacan leche, pero una vez se acaba, la función del biberón es cero y sin embargo, la función del pecho no. Dar el pecho es alimentar, pero es también ofrecer succión no nutritiva, es permitir el contacto piel con piel, es evitar tener que poner al niño a hacer un eructo, es el olor a mamá y es, fíjate tú, mamá. Biberón vs mamá: demasiadas diferencias.

Pero aún hay más

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Pero es que aquí no acaba todo. Mamar da sueño. Succionar, como hemos dicho, les relaja. Hacerlo en el regazo de mamá les relaja. Llenarse el estómago da sueño. La leche calentita da sueño. La leche materna da sueño, entre otras cosas, porque contiene un aminoácido llamado L-triptófano que ayuda a los bebés a conciliar el sueño. Si lo normal fuera que el bebé no se duermiera en el pecho la leche llevaría cafeína.

Y digo más, la leche materna contiene también melatonina, la hormona que nos ayuda a establecer los ritmos dentro del día y los ciclos de vigilia y sueño. ¿Lo sorprendente del asunto? Que el flujo de melatonina es variable, según el momento del día que sea, para ayudar al bebé a centrarse en qué momento del día está.

Se dice que lo más recomendable para ayudarles a seguir el ritmo circadiano es consiguiendo que haya oscuridad de noche y promoviendo que por el día, aunque duerman, haya luz. Así aprenden antes cuándo es de día y cuándo es de noche. Pues bien, además de hacer esto, se consigue mediante la leche materna, que envía concentraciones diferentes de melatonina al cuerpo del bebé según el momento del día que sea.

En resumen

¿Aún crees que no es normal que un bebé se duerma al pecho? Porque si es así tendrás que explicarme tus argumentos. Yo no los veo por ninguna parte. De hecho, me parece tan normal y lógico que los bebés aprovechen la succión y el contacto de mamá para conciliar el sueño tranquilamente, hasta el día en que se sienten seguros y son capaces de dormirse solos, que no puedo entender que haya quien pretenda explicar que lo normal es que se duerman solos.

Fuente: www.bebesymas.com

«En la lactancia es importante que la madre confíe en sí misma»

«En la lactancia es importante que la madre confíe en sí misma»

Presidenta de la Comisión de Lactancia de Atención Primaria. Elena Fabregat es pediatra de Atención Primaria y jefa de Zona Básica en el centro de salud Gran Vía de Castelló. Desde hace años, trabaja junto a su equipo para obtener la acreditación IHAN que otorga la OMS y Unicef. La pediatra apuesta por una crianza más humanizada «que relegue a los profesionales a un segundo plano»

¿Cuál fue la motivación por la que el centro decidió trabajar para obtener la acreditación IHAN?

La principal motivación fueron las múltiples evidencias que aportaba la literatura científica acerca de la superioridad de la lactancia materna sobre cualquier sucedáneo de leche para la alimentación de lactantes y niños pequeños. No obstante, trasladar estos conocimientos a la práctica clínica diaria no resultaba fácil sin un método. Y esto fue precisamente lo que nos aportó la OMS y UNICEF con su iniciativa IHAN: una herramienta para los profesionales. Y nos alegra que otros compañeros se hayan incorporado a este proyecto como Coves de Vinromà, Benlloch y Benicàssim y previsiblemente Almassora y Fernando el Católico lo harán en breve.

¿Qué beneficios aporta la humanización de la crianza?

La humanización de la crianza pretende devolver el protagonismo a quienes nunca debieron perderlo y relegar a los profesionales a un segundo plano, para que intervengan sólo cuando sea necesario y de forma menos invasiva, más respetuosa. Por ejemplo, el contacto piel con piel, en la primera hora tras el nacimiento, permite un espacio de intimidad entre madre e hijo y favorece un mejor inicio de la lactancia, el desarrollo del vínculo materno-filial y el apego seguro.

La humanización del parto y la cada vez mayor recomendación de la lactancia materna, ¿va en contra de la ciencia?

Al contrario. Los avances de la ciencia, lo que llamamos Medicina Basada en la Evidencia, nos abrió los ojos sobre una serie de rutinas que realizábamos los profesionales sin ningún respaldo científico, sino simplemente por costumbre. Por supuesto apoyamos la investigación en alimentación infantil que ha logrado desarrollar unos sucedáneos de leche materna de calidad que cumplen con los requisitos exigidos e incorporan los nutrientes adecuados para permitir el crecimiento del lactante. Pero no se puede sintetizar las sustancias vivas, enzimas, anticuerpos, la flora bacteriana materna, etc. como tampoco es posible reproducir los cambios que experimenta la leche materna a medida que el lactante madura adaptándose a sus necesidades.

Una madre que quiere dar el pecho y presenta dificultades, ¿durante cuánto tiempo debería seguir intentándolo antes de optar por la leche de fórmula?

No se puede hablar de plazos, pero la primera semana es crucial. De ahí nuestro interés en recibir a los niños lo más precozmente tras el alta, en 48-72 horas, para solucionar aquellos problemas que se presenten.

¿Qué elementos se tienen que dar para que la lactancia materna sea un éxito?

Los Diez Pasos para una Lactancia Feliz descritos en el famoso decálogo de IHAN que se pueden resumir en permitir al lactante un acceso al pecho precoz y sin límites, a demanda, las primeras semanas (o sea, olvidarse del reloj y de las tan manidas 3 horas) y lograr un buen agarre al pecho; no tiene que doler y, si duele, no se tiene que aguantar, sino pedir ayuda para mejorar la posición y el agarre al pecho. También es muy importante la confianza de la madre en sí misma y en su capacidad de amamantar.

De sobra se conocen los beneficios de la leche materna pero, ¿también hay aspectos negativos, como la merma de la libertad e independencia de la madre, por ejemplo?

La maternidad o paternidad es una opción escogida por los padres que, como todos los que somos padres sabemos, lleva aparejada una notable perdida de libertad e independencia, pero esta pérdida tiene relativamente poco que ver con el tipo de alimentación. Cuando uno decide ser madre o padre asume una gran responsabilidad, no solo la de alimentar a su hijo, sino la de cuidarle, protegerle, quererle y ofrecerle todas las oportunidades que estén en su mano para que sea un niño feliz. Todo esto se logra mejor con el pecho que con el biberón según la evidencia científica ya disponible.

¿La alimentación de los bebés responde a modas?

Por supuesto que sí, como otras facetas de la vida. Pero como profesionales sanitarios no podemos movernos por modas sino por criterios científicos basados en las mejores pruebas disponibles.

Fuente: www.levante-emv.com

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