por Carolina Herrera | Jun 14, 2017 | Uncategorized
Cuarenta años de experiencia han sido el mejor argumento para que este profesional escriba un libro con sus vivencias y consejos para las madres.
Después de 40 años de experiencia como pediatra publica el libro «Tú eres la mejor madre del mundo» ¿Qué ha querido plasmar en esta obra?
No he pretendido escribir un manual. Simplemente, después de todos estos años de hablar con madres y recopilar experiencias, pensé que era un desperdicio no plasmar todas las cosas que he aprendido haciendo pediatría. Con este libro he rehuido de dar consejos de manual, así como de cualquier pretensión de hacer de gurú, algo muy fácil en esta sociedad. Y es que, cuando ha caído la familia tradicional y se leen cantidad de libros porque no se sabe a quién preguntar, muchas veces se recurre a gurús.
Dejar llorar al niño, cogerle en brazos. Educar, a veces, parece una cuestión de modas. ¿Cómo afecta a las madres este bombardeo de consejos ?
Justamente he querido escribir sobre ese bombardeo que sienten las madres de mensajes contradictorios. Las madres hoy en día hacen lo que pueden y hasta hace muy poco ellas eran las que se encargaban de todo. Sólo recientemente he empezado a ver padres en la consulta. Otro capítulo lo dedico a la culpabilidad. En mis años de experiencia he visto a madres sentirse terriblemente culpables porque sus hijos han cogido una bronquitis. Eso es algo que no sienten, por lo general, los hombres. El último capítulo lo dedico a decir que el mito de la buena madre no es verdad, porque para un bebé cada madre es la mejor madre y cada una hace lo que puede y sólo por eso es la mejor madre del mundo.
¿Por qué las madres se sienten tan culpables cuando vuelven a trabajar?
Porque la conciliación es mentira. Las madres van de carrera de obstáculos en carrera de obstáculos y no concilian, sacrifican. Los proverbios nos han hablado de la mujer hacendosa y cuando ella va a trabajar, si es porque necesita contribuir a la economía familiar, aún se disculpa más. Pero no así en las mujeres a las que les gusta su profesión y van a trabajar, no por necesidad, sino porque les gusta. Ahí es mayor el sentimiento de culpa. La mujer y el hombre tienen derecho a desarrollarse plenamente, a tener una paternidad bonita y a desarrollar su profesión sin culpa. Los gobernantes son culpables por no hacer leyes para conciliar. Hacen planes para rescatar a los bancos, pero no a las madres que quieren conciliar.
Tras estos 40 años de experiencia en consulta, ¿diría usted que las madres de ahora son más histéricas?
Hay un mito que dice que lo peor de la pediatría es tratar a las madres, y a mí me parece un mito absurdo. Al final te das cuenta que tienes que hacer caso de lo que te dice la madre, porque ella es la que mejor conoce a su hijo.
¿Deberían las madres confiar más en su instinto a la hora de cuidar de sus hijos?
Yo critico los libros que se basan en decir que sigas tu instinto, porque en realidad ese libro tendría que tener sólo una pagina. No hay un instinto de crianza, sino mecanismos de vinculación increíbles que son dirigidos por el bebé. Por eso, a un bebé hay que tratarlo con el mismo respeto que a otra persona, más porque está desvalido. Para mí, lo de dejar llorar es una barbaridad. Tú no vas por la calle y ves a una persona llorando y la dejas. La base de la crianza es tratar a los bebés como otras personas y no armar líos de que tienes que ser perfecto. La perfección no existe porque somos humanos.
Por Pino Alberola
Fuente: www.diarioinformacion.com
por Carolina Herrera | Jun 10, 2017 | Uncategorized
Guía para padres
Desde la paga semanal hasta la hora a la que debe llegar a casa, tu hijo siempre ha intentado conseguir un poco más, y eso lo ha convertido en un experto negociador. Y Si bien es perfectamente aceptable negociar con tu hijo, no es recomendable que todas las discusiones se conviertan en una negociación.
Durante los años inciertos de la adolescencia (ni del todo niño ni del todo adulto) tu hijo está en un momento de transición hacia la toma de decisiones importantes que le llevarán a ser el dueño de su propia vida. Esta evolución supone ya una negociación en sí misma.
Como padre o madre tratas de protegerlo, aunque sabes que es imprescindible fomentar en él un cierto grado de independencia. El adolescente, por su parte parece estar luchando por alejarse, al mismo tiempo que se aferra a la seguridad de la familia. Sin duda es una época confusa para todos.
Los años de la adolescencia no tienen que ser sólo de enfrentamientos y conflictos. Durante estos años, todavía tienes una enorme influencia sobre tu hijo, que necesita aprender habilidades efectivas y pertinentes para conseguir sus objetivos.
Él o ella tiene que entender el poder de la negociación y el sentido del compromiso. Es probable que ya estés utilizando estas estrategias, pero la próxima vez que haya un desacuerdo que puede llegar a convertirse en una situación tensa o caliente, intenta dar un paso atrás y pensar en la posibilidad de negociar formalmente con tu hijo adolescente.
Fomentar la autonomía
Tu hijo está empeñado en la busca de una mayor autonomía a la hora de tomar sus decisiones, lo que refleja y refuerza su aparición en el mundo de los adultos. Buscar maneras para que tu hijo tenga una cierta autonomía en el contexto de su vida familiar puede ayudar a reforzar el respeto mutuo.
Ten esto en cuenta a la hora de negociar con tu hijo adolescente. Encontrar maneras en que pueda demostrar su creciente capacidad de ser responsable supone un gran salto cualitativo en vuestra relación casi adulta.
La autoridad de los padres
Dicho esto, sigues siendo la figura de autoridad (padre o madre), y hay algunas cuestiones en las que tu decisión anula tanto las pretensiones de tu hijo como cualquier atisbo de autonomía.
Hay momentos en los que sólo tú sabes qué es lo mejor en una determinada situación. Estos son momentos en los que el tono de voz aumentará, y las negociaciones se convertirán en conflictos, pero es una lección que debemos aprender: no todo es negociable.
Una habilidad de por vida
La negociación es una habilidad de por vida. En el proceso, el adolescente aprende que a veces se gana y otras veces se pierde. Y la realidad es que se trata de un proceso en el que a largo plazo todos ganan.
Teniendo especial cuidado en fomentar estas habilidades durante los turbulentos años de la adolescencia estarás poniendo a tu hijo en una excelente posición para conseguir sus objetivos más allá de la seguridad que ahora le aporta su familia y su hogar seguro.
El motivo de este artículo es compartir una breve guía para padres, escrita por Emilio Pinto (solohijos.com), en la que bajo el título “¿Sabes negociar con tu hijo adolescente? Negociación, sí, chantaje no.”, su autor nos ofrece una serie de estrategias y consejos ilustrados con casos prácticos que a buen seguro te ayudarán en la difícil tarea de educar a un adolescente.
En palabras del propio autor:
“La negociación no ayuda solo a resolver conflictos entre padres e hijos y llegar a acuerdos entre ambos. Es importante porque les permite a los hijos “entrenarse” como personas adultas, porque se sienten valorados al respetarse su opinión. Porque les ayuda a ponerse en la piel de la otra persona, a ceder, a juzgar lo que es justo o no y a “aprender” del criterio razonado de los padres.”
Fuente: psicopedia.org
por Carolina Herrera | Jun 7, 2017 | Uncategorized
Hay ocasiones en que es necesario regañar a nuestros hijos por su mal comportamiento. Y aunque ésta no es la mejor manera de educar a un niño, si sabemos hacerlo de forma constructiva, los regaños o sanciones verbales pueden ser de provecho de vez en cuando.
Para que tengan un verdadero valor educativo, lo primero que debemos cuidar es que los regaños no dañen la autoestima de quienes más queremos. Otro aspecto a tomar en cuenta es que se utilicen en ocasiones puntuales, como cuando el niño ha realizado alguna acción en la que se ha puesto él o a terceros en peligro o se salta reglas y límites de forma reincidente.
Educar a nuestros hijos es un largo proceso en el que se necesita tiempo, mucha paciencia y el uso de diferentes técnicas, siempre evitando que el niño obedezca solo por temor a ser castigado. Disciplinar significa educar fomentando la reflexión y el diálogo, por eso, cuando debamos regañar a nuestros hijos tengamos en cuenta los siguientes puntos, para hacerlo de manera constructiva y eficaz:
- El objetivo siempre debe ser educar, no atemorizar ni humillar, por eso debemos hablarles a nuestros hijos sin descalificarlos ni avergonzarlos
- Aunque el tono debe ser enérgico y con autoridad, evita alzar la voz
- Procura hacerlo en privado, no en público y menos frente a sus amigos
- Trata de siempre darles alternativas a la conducta que estés reprendiendo
- Háblale de tal manera que fomentes la reflexión, con un lenguaje correspondiente a la edad y madurez del niño, y evitando sermones demasiado largos
- Mantén siempre la objetividad y nunca actúes obedeciendo a un estado de ánimo negativo; es decir, sanciona la conducta que quieras corregir pero no descargues en tus hijos el malhumor o cansancio que tengas acumulado
- Recuerda que siempre es mejor fortalecer las conductas adecuadas que castigar las inadecuadas
- Si queremos que nuestros hijos aprendan a comportarse adecuadamente hay que ofrecerles buenos modelos y ejemplos en casa, no podemos exigir a nuestros hijos que reaccionen de forma tranquila ante las adversidades si nosotros perdemos el control cada vez que hacen algo que no nos gusta.
Fuente: psicologiaparaninos.com
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