Iniciarse en la práctica del Mindfulness es dar el paso hacia una mejor calidad de vida. Ahora bien, lograrlo no siempre es fácil ya que necesitamos adaptar esta filosofía de raíces ancestrales a estos tiempos modernos. Para conseguirlo disponemos de múltiples caminos y estrategias: solo debemos hallar la que más se ajuste a nuestras necesidades, a nuestro día a día.
Hemos de admitirlo: a la mayoría nos atrae el Mindfulness, y no porque esté de moda, no porque nos hayan hablado de sus prácticas ni porque encontremos esta palabra casi en cada libro, en cada revista o artículo de autoayuda. Nos interesa y nos seduce porque nos invita a concebir nuestra mente como un espejo desde el que apreciar el mundo de una forma más amplia, cercana y vívida. Es algo revulsivo y ante todo, útil.
“Los sentimientos van y vienen como las nubes en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla”.
-Thich Nhat Hanh-
Sin embargo, nuestra cotidianidad nos arrastra con sus obligaciones, con sus férreos horarios y nuestra mirada siempre ocupada. No podemos sacar más horas al día para ir a un centro donde aprender, no podemos quitar tiempo de donde no tenemos y por ello, nos decimos a nosotros mismos que eso de la meditación, definitivamente, no va con nosotros.
Es un error. El Mindfulness está ahora más cerca de nosotros que nunca y de las más diversas formas. Hay quien se inicia en su propia casa, siguiendo las orientaciones de un libro o incluso de un curso vía on-line. Aún más, hay quien no concibe el quedarse inmóvil, quien no logra integrarse en la dinámica de un aula junto a más gente. Para ello, tiene a su alcance la opción de meditar mientras se hace deporte, mientras caminamos.
Como vemos, el Mindfulness siempre está ahí, al alcance de nuestra mente…
El Mindfulness en tiempos modernos, en tiempos de movimiento
Los tiempos cambian pero las raíces de nuestra filosofía, de nuestra espiritualidad y de ese legado excepcional aportado por el Mindfulness no solo permanecen, sino que nos son más necesarios que nunca. Ahora bien, dada la actual complejidad de nuestro tren de vida… ¿Cómo y de qué manera podemos aprender a desarrollar una conciencia plena? ¿Cómo aprender a meditar, a respirar y a tomar contacto con el “aquí y ahora”?
Rohan Gunatillake es un creativo que está revolucionando el campo del Mindfulness por un aspecto muy concreto: concebir la meditación de un modo dinámico, activo gracias a las nuevas tecnologías o incluso mediante el deporte.
Este autor nos explica cómo y de qué manera hemos cambiado. Nuestras necesidades ahora son más intensas, nuestros mundos caóticos pero nuestros canales de aprendizaje son más amplios: Internet y las nuevas tecnologías nos acercan más que nunca al campo del crecimiento personal y nos inician incluso en el mundo de la meditación.
Rohan Gunatillake lo llama “meditación urbana”. Porque aunque nos sorprenda, el medio urbano y nuestra cultura laboral y digital es lo que nos define en la actualidad a muchos de nosotros. ¿Qué necesidad hay de escapar a un retiro natural durante 10 días para aprender a meditar? Si no hay posibilidad, tenemos nuestra propia casa, el trabajo y esas maravillosas tecnologías capaces de enseñarnos a conectar mucho más con nuestra realidad…
“Si quieres dominar la ansiedad de la vida, vive el momento, vive en la respiración”.
-Amit Ray-
En este mundo dinámico todos formamos parte del movimiento. Sin embargo, no debemos equivocarnos, porque el Mindfulness también es una práctica móvil: nos convertirnos en magníficos receptores del momento presente, de cada uno de sus maravilloso matices, de sus oscilaciones, sus cambios, sus olores, sabores, sensaciones….
Formas en que podemos iniciarnos en el Mindfulness
Ya lo dijo Daniel Goleman en su momento, la atención es un músculo que debemos trabajar a diario para ser más receptivos a lo que nos envuelve así como a lo que acontece en nuestro interior. Sin embargo… ¿cómo lograrlo si apenas tenemos tiempo? ¿Podemos aprender a meditar de verdad una vez a la semana acudiendo a una clase de 18 a 19 de la tarde?
Bien, habrá personas que sin duda lo conseguirán pero son muchos los que van a estas clases por curiosidad y las acaban abandonando a los pocos días porque no les funciona, porque no logran controlar su mente errática y hallar ese punto perfecto de equilibrio con uno mismo donde todo lo demás, quede en un segundo plano.
Ahora bien, si esta práctica de origen budista con más de 2.500 años de antigüedad ha llegado a Occidente no es por casualidad, es porque científicos como el doctor Kabat-Zin -entre otros- saben y entienden que nuestra sociedad demandante y exigente nos acelera, y necesitamos por tanto de la ayuda y beneficios del Mindfulness. Para iniciarnos en esta práctica tenemos múltiples opciones, maneras y caminos.
“La vida es un baile. El mindfulness es presenciar ese baile”.
-Amit Ray-
Mindfulness en el trabajo
Empresas como Apple, Google, Nike o eBay ya aplican el Mindfulness en sus trabajos en el día a día. Queda claro, no obstante, que para que esta técnica sea efectiva necesitaríamos sin duda de un entorno y una política laboral que facilite su integración, pero en realidad, no es tan complicada de llevar a cabo. Estas serían las pautas:
Llega al trabajo sin prisas ( puede que no lo logres la primera semana, pero poco a poco será posible)
Dedica 5 minutos para situarte, para estructurar la jornada, para tomar conciencia de lo que vas a hacer, de cómo te sientes.
Respira de manera profunda y toma conciencia el aquí y ahora, de tu cuerpo, de tus posturas y de las posibles tensiones.
Tómate un descanso de 5 minutos cada 40 minutos para meditar, para respirar, para conectarte de nuevo con tu propio ser.
Meditar mientras caminas
Lo ideal es que cada día nos “regalemos” media hora de paseo, media hora de caminata donde a paso rápido y con ropa cómoda, entrenemos no solo nuestro cuerpo, sino también nuestra mente en los principios básicos del Mindfulness. Estas serían las principales pautas:
Empieza a caminar a paso normal. Poco a poco debes encontrar el ritmo que sea más relajante, más catártico y liberador para ti. Hay quien camina a paso lento y quien decide iniciar una marcha más rápida.
Es momento de centrar tu atención en algún aspecto. Visualiza tu mente como si fuera una linterna que orienta su luz sobre un aspecto concreto y luego a otro: primero tu respiración, luego la sensación de tus pies cuando tocan el suelo, más tarde el viento que acaricia tu piel… Focaliza tu atención en esos aspectos de modo cíclico, primero uno y luego otro.
Poco a poco te darás cuenta de que ya no necesitas centrar tu atención en cada uno de esos aspectos de tu cuerpo. Al cabo de los días el foco de tu linterna será tan amplio que lo percibirás todo de una vez.
Mindfulness en casa
Si eres una de esas personas que no se encuentra cómoda en un aula o siguiendo las pautas de un facilitador presencial, o incluso que carece de tiempo para acudir a un curso presencial, no olvides que siempre tenemos a nuestro alcance libros y cursos on-line. Gracias a ellos podemos aprender las bases del Mindfulness en casa.
Para ello, nunca está de más seguir estas orientaciones:
Elige un espacio, un lugar y un momento del día que más se ajuste a tus necesidades para practicar la meditación. Recuerda que debes comprometerte a ello con firmeza y voluntad, porque debe ser un trabajo continuado.
Empieza con 10 o 15 minutos. Poco a poco, a medida que cojas soltura puedes dedicarle más tiempo.
Elige la técnica que más se ajuste a tus necesidades.
Ten paciencia y no esperes resultados inmediatos. El Mindfulness requiere tiempo y compromiso.
Los tiempos cambian y a pesar de nuestras vidas tan dinámicas y exigentes siempre vamos a tener esta práctica tan interesante y beneficiosa a nuestro alcance. Solo necesitamos encontrar el camino que mejor se ajuste a nosotros, el que nos sea más cómodo, más cercano. Ampliemos nuestras experiencias y demos el paso al conocimiento que nos proporciona el Mindfulness.
A continuación, presentaremos en 3 partes, un tutorial que explica paso a paso lo que debes tener en cuenta al momento de meditar. Si bien no hay una receta sobre cómo es hacerlo correctamente, hay algunos elementos que son importantes de considerar para que tu práctica resulte exitosa y gratificante. Vamos con la primera.
Parte 1: Prepárate para meditar
El objetivo principal de la meditación es concentrarse y poco a poco relajar la mente hasta liberar la conciencia. Según vayas progresando, notarás que puedes meditar en cualquier momento y en cualquier lugar, con lo cual lograrás la paz interior pase lo que pase a tu alrededor. El presente artículo te presentará los conceptos básicos de la meditación, lo que te permitirá comenzar tu viaje hacia la luz.
1) Elige un ambiente tranquilo.
La meditación debe practicarse en un lugar tranquilo y silencioso. Esto te permitirá enfocarte exclusivamente en esta tarea y evitará que los estímulos externos invadan tu mente. Busca un lugar donde no te interrumpan durante la meditación, ya sea durante 5 minutos o media hora. No es necesario que el lugar sea tan grande, el vestidor de tu habitación o incluso tu oficina pueden servir, siempre y cuando sea un lugar privado. Para quienes recién empiezan en el mundo de la meditación, es muy importante evitar cualquier distracción externa. Apaga la televisión, el teléfono o cualquier aparato que haga ruido. Si pones música, elige canciones tranquilas, repetitivas y de armonías suaves, de modo que no te desconcentre. Otra opción es encender una pequeña fuente de agua, pues el sonido del agua corriendo puede ser muy relajante. El espacio de meditación no tiene que ser completamente silencioso, por lo que no es necesario recurrir a unos tapones para los oídos. El sonido de la podadora de césped o de un perro ladrando no deberá evitar una adecuada meditación. De hecho, estar consciente de estos sonidos sin dejar que dominen tus pensamientos es un aspecto importante para lograr una meditación exitosa. Muchas personas prefieren meditar al aire libre. Siempre y cuando no te sientes cerca de una carretera muy transitada o de algún sitio ruidoso, podrás sentir paz a la sombra de un árbol o sobre el césped en tu rincón favorito del jardín.
2) Ponte ropa cómoda.
Uno de los principales objetivos de la meditación es tranquilizar la mente y bloquear los factores externos, cosa que podría ser difícil si no estás cómodo porque llevas puesta ropa ajustada o incómoda. Ponte ropa suelta y quítate los zapatos cuando medites.
Ponte un jersey o chaqueta si piensas meditar en un lugar frío. Si no lo haces, el frío que puedas sentir consumirá tus pensamientos y es probable que prefieras detener tu práctica rápidamente. Si estás en tu oficina o en un lugar donde no te puedes cambiar de ropa fácilmente, haz un esfuerzo por estar lo más cómodo posible. Quítate los zapatos, tus calcetines y la chaqueta, abre el primer botón de tu camisa y quítate el cinturón.
3) Decide durante cuánto tiempo deseas meditar.
Antes de comenzar, debes decidir durante cuánto tiempo meditarás. Si bien las personas que ya practican la meditación recomiendan tener sesiones de meditación de 20 minutos dos veces al día, las personas que recién comienzan pueden meditar lapsos cortos como 5 minutos una vez al día. Además debes intentar meditar cada día a la misma hora: ya sea 15 minutos en la mañana al comenzar el día o 5 minutos a la hora de almuerzo. No importa la hora que elijas, pero intenta que la meditación sea una parte impostergable en tu rutina diaria. Una vez que hayas decidido cuál será tu horario de meditación, cúmplelo. No te rindas simplemente porque sientes que no funciona. Te tomará tiempo y práctica meditar de forma exitosa. Por lo pronto, lo más importante es seguir intentando. Aunque quieras tomar el tiempo de tu meditación, no te recomendamos ver constantemente el reloj. Puedes programar una alarma suave que te avise cuando tu práctica tenga que acabar o programa tu práctica para que finalice con cierto evento, por ejemplo, cuando tu compañero se levanta de la cama o cuando el sol empieza a iluminar cierta parte de la pared.
4) Realiza estiramientos.
La meditación implica sentarse en cierto lugar durante un periodo de tiempo, así que es importante minimizar la tensión o presión antes de comenzar. Hacer estiramientos ligeros durante algunos minutos ayudará mucho a que te relajes y preparará tanto tu mente como tu cuerpo para la meditación. Además evitará que te concentres en algún punto de dolor en lugar de despejar tu mente. Recuerda estirar el cuello y los hombros, especialmente si has estado sentado frente a una computadora, y no olvides estirar también la espalda baja. Estira las piernas, especialmente la zona interna de los muslos. Verás que te será muy útil cuando medites en la postura de loto. Podrás encontrar más información sobre estiramientos aquí.
5) Siéntate en una posición cómoda.
Como se mencionó antes, es muy importante que estés cómodo mientras meditas, por lo que es esencial que encuentres la mejor posición. Generalmente, la meditación se practica sentándose sobre un cojín en el suelo, en posición de loto o medio loto. A menos que tus piernas, cadera y espalada baja sean muy flexibles, la postura de loto tiende a doblar la espalda baja y evita que haya un equilibrio en el torso por la parte de la columna. Elige una postura que te permita tener el equilibrio necesario para que permanezcas derecho. Sin embargo, puedes sentarte sin cruzar las piernas, sobre un cojín, una silla o una banca de meditación. Tu pelvis deberá estar lo suficientemente inclinada hacia adelante para que tu columna esté centrada sobre las dos zonas óseas de tus glúteos. Este punto sostendrá tu peso. Para inclinar la pelvis en la posición adecuada, siéntate en el borde delantero de un cojín grueso o coloca algo de aproximadamente 8 a 10 cm (3 a 4 pulgadas) de grosor debajo de las patas posteriores de una silla. Las bancas de meditación generalmente están hechas con un asiento inclinado. Si tu banca no es inclinada, coloca algo debajo para inclinarla hacia adelante aproximadamente 1 cm (1/2 pulgada). Los más importante es que estés cómodo, relajado y que tu torso esté equilibrado de modo que tu columna soporte todo tu peso desde la cintura. Inclina la pelvis hacia adelante. Luego, comenzando desde la parte baja, coloca las vértebras de tu columna de forma que descansen una sobre otra y soporten todo el peso de tu torso, cuello y cabeza. Se necesita práctica para encontrar la posición que te permita relajar el torso casi completamente y solo un leve esfuerzo para mantener tu equilibrio. Cuando sientas tensión, relaja esa zona. Si no puedes relajarla sin dejar la postura, verifica la alineación de tu postura e intenta retomar el balance de tu torso de modo que el área afectada se relaje. La posición tradicional de las manos consiste en colocar las manos sobre tu regazo, con las palmas hacia arriba, con la mano izquierda encima de la derecha. Sin embargo, también puedes dejar reposar las manos sobre las rodillas o dejarlas sueltas a ambos lados. Elige la posición que prefieras.
6) Cierra los ojos.
La meditación puede realizarse con los ojos abiertos o cerrados, aunque como principiante lo mejor sería que intentes meditar con los ojos cerrados. Esto bloqueará cualquier estímulo visual externo y evitará que te distraigas, ya que estarás enfocado en la tranquilidad de tu mente. Una vez que te acostumbres a la meditación, podrás probarla con los ojos abiertos. Esto puede ser muy útil si sientes que vas a quedarte dormido, que te concentras demasiado con los ojos cerrados o si vienen imágenes desagradables a tu mente (lo que les sucede a muy pocas personas).[1] Cuando mantengas los ojos abiertos, deberás hacerlo “suavemente”, es decir, sin enfocarte en nada en particular. Sin embargo, no deberás entrar en trance o quedarte con la mirada pegada a algo. El objetivo es sentirse relajado, pero alerta.[2]
En una época en la que se usan las tablets para calmar a los niños, se hace más indispensable si cabe entrenar a nuestros pequeños en técnicas de relajación. Podemos hacerlo por medio de juegos para que, a la vez que desarrollan recursos para la vida, se diviertan.
Así, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que fomenta la prisa, los estímulos rápidos y la gratificación inmediata, es de suma importancia que tengamos a mano recursos que favorezcan un mayor autocontrol.
Por eso, basándonos en esta premisa, en este artículo hemos recopilado algunos juegos que se constituyen como técnicas de relajación para los más pequeños de la familia. Veamos en qué consisten:
1.¡¡A soplar la vela!!
Este juego consiste en aprender a respirar de manera profunda, es decir, cogiendo aire por la nariz, inflando la barriga y expulsando poco a poco el aire mientras soplamos la vela con intención de apagarla. Una vez que están comprendidas las instrucciones, situamos al niño en una silla a dos metros de la vela, que se encontrará encendida encima de una mesa.
No puede levantarse ni inclinarse, por lo que es esperable que no consiga apagarla. Así que lo acercaremos medio metro aproximadamente. Realizaremos acercamientos progresivos hasta que la apague. De esta manera tendremos un rato de juego de unos 5 minutos en el que el niño adquirirá la habilidad de respirar profundamente.
2.El juego del globo
La técnica del globo es un juego maravilloso que nos ayuda a fomentar la relajación a través de una correcta respiración. ¿Qué necesitamos? Un espacio amplio y globos de colores. ¿Qué debemos hacer? Inflar un globo tanto que explote e inflar otro globo y dejar que expulse el aire lentamente manipulando la boquilla.
Después, les pediremos a los niños que cierren sus ojos y se imaginen que se convierten en globos mientras toman aire. Luego, les solicitaremos que expulsen el aire lentamente, como si fueran globos.
Tras hacer esto pediremos a los niños que nos cuenten situaciones en las que se sienten como globos, situaciones en las que no pueden soportar o tolerar algo. Entonces, les invitaremos a que nos indiquen cómo lo han resuelto, ofreciendo alternativas si necesitasen ayuda para tomar conciencia de esas situaciones.
3.La relajación progresiva
Si bien podemos darles nosotros las instrucciones, en youtube tenemos un vídeo estupendo basado en el texto original de la relajación de Koeppen que narra las instrucciones de relajación con una fantástica música de fondo cortesía de Salvador Candel. No obstante, cabe decir que las instrucciones también podemos dárselas nosotros, ambientando la situación con música relajante que favorezca un entorno cálido y sosegado.
Como nota adicional, cabe decir que para favorecer que generalicen este tipo de relajación en contextos más “naturales” como el colegio, podemos decirles que si se ponen nerviosos en clase, agarren la silla mientras están sentados y tensen los brazos y el tronco al mismo tiempo que hacen fuerza con los pies en el suelo.
4.El juego de la semilla
Con música relajante de fondo y luz tenue, simbolizaremos el crecimiento de un árbol. Comenzaremos por ponernos de rodillas en el suelo con la cabeza agachada y los brazos extendidos hacia adelante, como si fuésemos gatitos desperezándose.
Somos una semilla que, al son de la música, va creciendo y convirtiéndose en un árbol grande con hermosas ramas, que serán nuestros brazos extendidos hacia arriba cuando estemos de pie. Este ejercicio es ideal para hacerlo con ellos por la noche, antes de acostarlos.
5.El cuento de la tortuga
El cuento de la tortuga, desarrollado por Schneider, es magnífico para fomentar habilidades de autocontrol. En el enlace se narra la historia de una pequeña tortuga que se enfadaba por todo y explotaba con gran facilidad.
Un día, tras sentirse sola y aislada, se encuentra con una sabia tortuga que le da un truquito para controlarse cuando se enfada: meterse en su caparazón, contar hasta calmarse, frenar sus pensamientos y relajarse.
Este cuento es ideal para narrarlo a niños entre los 3 y los 7 años. Para favorecer la puesta en práctica de esta habilidad podemos darles una pegatina o un papelito con una tortuga cada vez que realicen el ejercicio en una situación de tensión. Lo tenemos descargable y listo para imprimir en este enlace.
6.El frasco de la calma
Llamamos frasco de la calma a un bote en el que metemos agua, silicona líquida para dar densidad al contenido y, por ejemplo, purpurina. Podemos fabricarlo con ellos con una manualidad más y es ideal para que lo contemplen tanto en momentos de tensión como en momentos que podemos llamar “zen”.
Consiste en que lo agiten y observen el movimiento, después de ello les explicaremos que la purpurina es como sus emociones, que se agitan y agitan hasta que se tranquilizan. Es ideal para fomentar la reflexividad.
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La sola observación de la purpurina moviéndose lentamente les ayudará a concentrarse y relajar su mente tras momentos de gran activación. Os dejamos un enlace en el que se explica cómo fabricarlo y cómo usarlo. ¡¡No olvidéis sellar el bote con pegamento extrafuerte para impedir que se abra y se desparrame el contenido!!
7.El juego del soplador de bola gigante
Otro recurso más para divertirse y aprender a respirar de manera profunda es el juego del soplador. Consiste en que mantengan durante el mayor tiempo posible la bola en el aire. Divertido, ¿verdad? Lo cierto es que este juego les encanta y es muy funcional para favorecer la relajación.
8.Arrugar papeles, aplastar bolas, garabatear
Garabatear, arrugar papeles o aplastar bolas blanditas tipo anti-estrés es otro juego maravilloso para ayudarles a canalizar sus emociones negativas. Además, al mismo tiempo favorecemos el desarrollo de la motricidad fina, ya que les ayudamos a fortalecer los músculos de sus pequeñas manos.
9.Pintar mandalas
Pintar mandalas no solo favorece la relajación y la reflexividad, sino la capacidad de concentración y la habilidad creativa. En librerías y en internet encontramos numerosas alternativas adecuadas para ellos que les encantarán.
Hasta aquí la recopilación de hoy, esperamos que realmente estos juegos y recursos sean de utilidad en la crianza de los más pequeños. No olvidemos que es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos y que el hecho de que la naturaleza nos confíe la educación de los niños es nuestra mayor responsabilidad.
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