por Carolina Herrera | Ene 23, 2017 | Uncategorized
Ps.Felipe Lecannelier Acevedo.
Director del Centro de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño (CEEIN).
Universidad del Desarrollo
El apego es la relación afectiva más íntima, profunda e importante que establecemos los seres humanos. Este apego afectivo se caracteriza por ser una relación que es duradera en el tiempo, suele ser estable, relativamente consistente, y es permanente durante la mayor parte de la vida de una persona. Ejemplos de relaciones de apego son las que se desarrollan entre las parejas y entre los hijos e hijas y sus madres/padres (y a veces entre profesionales y sus pacientes y/o alumnos). Aquí nos centraremos en el apego entre los hijos/as hacia sus madres/padres.
En la actualidad se considera que el apego es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de los niños, debido a las siguientes razones:
- Primero, el apego es una necesidad biológica que todos los seres humanos tenemos (de igual importancia que comer o respirar), esto quiere decir que los niños (y los adultos) necesitan vivir vinculados a otras personas que los cuiden y los quieran.
- En segundo lugar, el apego es importante porque es el “espacio vital de crecimiento del niño”, es decir, que la calidad del apego que reciba el niño/a va a influir en cómo se comportará y desarrollará en el futuro.
- Finalmente, el apego es lo que da al niño un sentido de seguridad, autoestima, confianza, autonomía y efectividad para enfrentar el mundo, de acuerdo a la calidad afectiva que reciba de sus padres.
Teniendo en cuenta todas estas razones, es muy importante aclarar que el apego no incluye todas las instancias de crianza y relación que se establecen con el niño/a. El apego se forma específicamente en aquellos momentos donde ellos sienten o expresan algún malestar (sea porque se sienten solos, están enfermos, se hicieron daño, etc.) y el modo cómo los padres calman ese malestar.
De una forma más clara y directa es posible afirmar entonces que la calidad del apego que los hijos establecen con uno está determinada por el modo como se suele calmar los diversos malestares que pueden sentir o vivir. Si por ejemplo, un niño se cae, llora, y los padres lo retan, o si a un bebé se lo deja llorar por mucho tiempo, o si se deja solo a un niño o niña por largos periodos, entonces todos esos son modos que no calman al niño, sino que lo dejan con más malestar (y por ende, son modos inadecuados de establecer apego). Por lo tanto, el apego es una relación afectiva estable, duradera, íntima que determina en gran parte el desarrollo presente y futuro del niño/a, y que se forma en los miles de momentos en donde un infante expresa su necesidad de ayuda y lo que los padres hacen con ese malestar. Desde este punto de vista, inevitablemente surgen muchas preguntas e interrogantes sobre el modo más adecuado de cuidar y calmar a los niños.
Históricamente, los padres y madres hemos recibido muchos consejos y guías que se contraponen con lo que las investigaciones en apego han demostrado. Algunos de estos mitos de la crianza son:
- el apego sólo se forma con contacto piel a piel en el momento del parto: si bien este momento es muy importante para el desarrollo del niño y el desarrollo del vinculo con la madre, ha sido un error pensar que aquellas madres que lo hacen tendrán buen apego y las que no lo hacen no lo tendrán. El apego no se forma en un solo instante de minutos u horas, sino en el día a día de la relación con el niño, desde el nacimiento hasta la adultez.
- las instancias de juego son las principales para formar un apego sano: el juego es una instancia vital para el desarrollo del niño, pero no tiene sentido jugar si por otra parte, no se los suele calmar y apoyar cuando lo necesitan. Algunos padres y madres sólo interactúan de modo positivo con los niños en el juego, pero no los calman adecuadamente cuando les pasa algo negativo.
- la lactancia es otra de las principales instancias para formar un apego sano: aunque nadie duda de los impresionantes beneficios de la leche materna, es un error pensar que solo se hace apego en este momento ya que tal como se ha mencionado el desarrollo del apego es una actividad diaria y continua referida a calmar el stress de los niños.
- a los bebés y niños/as no se les debe tomar siempre en brazos, de lo contrario se mal acostumbrarán (y mal criarán): los estudios han mostrado lo contrario. Aquellas madres o padres (o cuidadores importantes para el niño) que suelen siempre calmar al niño, darle contacto afectivo y físico continuo, suelen tener niños “mejor comportados”, mas calmados (y menos descontrolados). El contacto físico constante da seguridad al niño, y lo protege de futuros problemas afectivos y conductuales.
- si a un niño se lo consiente en todo, se “mal criará”: los niños que se tildan de “mal criados” no es porque se les da todo, sino porque los padres en algunas ocasiones les dan todo, pero en otras cambian su conducta de modo inconsistente, es decir el niño/a se confunde y se siente inseguro del cariños de su padre y madre. Si a un bebé o niño se le da todo en términos de cariño, se le está enseñando a confiar, querer y comunicarse con los otros (y a calmarse a sí mismo).
- los bebés tienen que aprender a ser independientes desde temprana edad (dormir solos, jugar solos, aprender a estar solos, etc.): los bebés no están biológicamente preparados para aprender a estar solos (¡ningún ser humano lo está!). Entonces, cuando se busca que los niños sean independientes a temprana edad, en el fondo lo que se está haciendo es fomentar su soledad, y su falta de confianza en el cariño de los padres. De a poco hay que ayudarlos a desarrollar su autonomía, pero estando siempre atentos a apoyarlos.
- cuando un bebé o niño hace una pataleta se la debe ignorar: los estudios son claros en mostrar que cuando se hace eso, el niño aumenta mas su rabia, frustración, y por ende, no solo hace mas pataletas, sino que siente rencor hacia sus padres (si esto se hace de un modo relativamente continuo).
En conclusión, la importancia del apego en la crianza nos dice que tenemos que entregar todo el cariño, afectividad, contacto físico, que podamos a los niños. Es de ese modo como ellos aprenderán a enfrentar el mundo de un modo adecuado.
Es importante tener en cuenta ciertas habilidades fundamentales que pueden ayudar a fomentar un apego sano con los hijos. Más de 30 años de estudios han mostrado que son 4 las habilidades fundamentales que se deben tratar de aplicar de un modo secuencial:
- Atención: aquí se refiere a la habilidad básica de atender, contactarse afectivamente y comprometerse con el desarrollo del niño.
- Mentalización: esto se refiere a la habilidad de saber empatizar y comprender lo que le está ocurriendo a un niño (especialmente en momentos de stress. Esto implica no criticar ni inferir intenciones negativas en el niño “el es un manipulador”; “ella es agresiva y le gusta pelear”), sino más bien hacer el esfuerzo por comprender qué está tratando de expresar un niño con su malestar (“se enojó porque quiere que lo tomen en brazos”).
- Automentalización: aquí se refiere al proceso de entender qué le pasa a uno como padre y madre cuando los niños/as expresan cosas negativas. Es decir, entender que muchas veces solemos culparlos de cosas que nos molestan a nosotros.
- Regulación: por último, lo anterior no tiene sentido si es que uno no se tranquiliza y enfrenta al niño/a de modo que se calme y disminuya su malestar (no que lo aumento). Son muchas las cosas que los padres hacemos que dejan al niño más estresado y molesto. Debemos estar atentos para esforzarnos y mejorar en esto.
Es muy recomendable ensayar estas habilidades como una actitud frente a la crianza de los niños y niñas (especialmente cuando ellos se sienten mal, independiente de la razón).
Por último, si se hace una siglas con el nombre de cada una de estas 4 habilidades, tiene que en el fondo desarrollar el apego es A.M.A.R a los hijos e hijas.
Fuente: www.crececontigo.cl
por Carolina Herrera | Ene 19, 2017 | Uncategorized
Llamado ARFID, es una conducta alimentaria selectiva que no permite una buena nutrición.
La hija de Soledad García tenía un año y medio cuando comenzó a rechazar ciertas comidas, en especial las caseras.
“Todos los días era lo mismo. Sólo permitía que le diera cuatro platos: nugget de pollo con puré o arroz, vienesa con arroz, y tallarines con salsa. No comía frutas ni verduras, sólo aceptaba manzanas. Me di cuenta que su alimentación no cubría el requerimiento nutricional que necesitaba y tuve que llevarla al pediatra para que le dieran vitaminas. Además, para ella era terrible ir al baño porque no había fibra en su dieta y presentó anemia”, cuenta García.
Para lograr que la niña comiera, ideó algunas estrategias. “Fue una etapa muy difícil, porque antes no existía el diagnóstico de este trastorno. No servía de nada castigarla o dejarla sin comer, porque sencillamente no comía. Tuve que recurrir a un proceso de ‘socialización’, algo que se me ocurrió que podía ayudar”, recuerda.
“Comencé a invitar a otros niños y les ofrecía distintas frutas para que las comieran y así mi hija los imitara. Fue algo muy gradual, que duró mucho tiempo, pero logré que empezara a comer otros alimentos. Hoy me doy cuenta que ella me manipulaba y que se debe pedir ayuda cuando se detecta el problema. Ahora mi hija tiene 13 años y come de todo, menos puré”, dice esta madre.
ARFID (Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder, o trastorno por consumo restrictivo de alimentos), se llama este nuevo trastorno alimentario, que se da especialmente en niños, y que se caracteriza por la elección de pocos alimentos, provocando que no se alcancen los niveles necesarios nutricionales y de energía para el buen funcionamiento del organismo.
Este tema fue abordado en marzo pasado por la Sociedad para la Salud y Medicina del Adolescente de EE.UU. (Society for Adolescent Health and Medicine), donde se habló de los peligros de esta práctica, como la pérdida de peso, déficit de crecimiento o la dependencia nutricional a suplementos alimentarios.
Para la pediatra especialista en adolescentes de la Corporación SerJoven, Francisca Corona, entre un 25 y 50% de los lactantes y preescolares tienen algún grado de dificultad con la alimentación y asegura que durante estas edades es común comer selectivamente.
Esta elección se basa en el rechazo de ciertos alimentos por su textura, consistencia, color, olor o la sensación que les provoca. “El peak de la neofobia (el rechazo a los alimentos nuevos) es de los 2 a los 6 años y disminuye gradualmente con el tiempo”, dice.
Pero a veces este trastorno persiste o se transforma en un síndrome que deja de ser una simple maña.
“El ARFID se caracteriza por ser un comportamiento permanente, no es pasajero como las pataletas. Por lo general los niños comen sólo alimentos altos en grasas o procesados, y dejan de lado todo lo que sea saludable. Por ejemplo, tienden a inclinarse por los cereales, como el pan; a los nugget; y las papas fritas y rechazan lo natural. Los padres tienen responsabilidad en esto porque hay muchos que son muy permisivos, y dejan que sus hijos elijan qué comer, cuándo y en qué cantidades, cuando no debiese ser así”, aclara Claudia Quinteros, asesora del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile.
Trinidad Aranda, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, dice que hoy los padres dedican muy poco tiempo a la introducción de alimentos en los niños y optan por lo más fácil, lo que genera una tendencia de consumo que puede derivar en ARFID.
Agrega que este trastorno también se puede desencadenar en infantes que viven en ambientes de estrés o disfuncionales.
“Si bien esta alteración se ve poco, cada día es más frecuente. Uno lo detecta entre los 2 y 3 años, porque los niños presentan conductas desafiante con los papás, frente a la comida. Cuando esto se vuelve permanente hay que evaluarlos con especialistas, como psicólogos, pediatras y nutricionistas”, indica Aranda.
Para revertir el problema, la experta asegura que con la ayuda de un especialista hay que introducir alimentos paulatinamente, sin obligar al niño, cambiar las preparaciones, y que vean que otros niños consumen alimentos que ellos no.
“Hay que detectar a tiempo el ARFID porque en la adolescencia puede desencadenar en anorexia, bulimia o un trastorno más grave”, finaliza Aranda.
Presentan problemas en las actividades sociales.
La pediatra especialista en adolescencia y trastornos alimentarios de la Clínica Las Condes, Verónica Gaete, afirma que el ARFID provoca alteraciones en la actividad social, ya que los niños no pueden comer en casas de amigos o en restaurantes por temor a exponer sus limitaciones frente a los demás o por no querer estar en escenarios en los que no estarán disponibles los pocos alimentos que sí comen. “En algunos casos incluso el rendimiento escolar de quienes sufren de ARFID disminuye, ya que se demoran tanto rato en comer que no alcanzan a hacer las tareas”, dice.
Fuente: www.lahora.cl
por Carolina Herrera | Ene 13, 2017 | Uncategorized
Para la mayoría de nuestros hijos las vacaciones son lo máximo, una oportunidad para alejarse del estrés escolar y hacer lo que les gusta. Pero su desarrollo integral no sale de vacaciones, lo que ellos hacen en este periodo (o dejen de hacer) afecta su crecimiento.
¿Cuál debe ser nuestra meta como padres? La misma de siempre: lograr en nuestros hijos un desarrollo emocional, cognitivo y social integral y balanceado que les permite estar preparados para la vida y ser personas felices. Esto no significa que debemos recargarlos de actividades, el descanso también es una actividad importante. Pero podemos ayudarlos a disfrutar de unas vacaciones seguras y saludables, evitando el uso excesivo de la televisión, Internet, celular, y video juegos, que no les dejan beneficios importantes.
Las vacaciones deben tener como propósito fomentar la salud y prepararlos para que vuelvan a clases renovados. En este periodo podemos fortalecer la integración familiar y el crecimiento personal.
Durante las vacaciones es fácil caer en ciertas conductas que alteran los ciclos de nuestro organismo. Por eso es bueno mantener las normas establecidas en cuanto a horarios para acostarse a dormir o del tiempo dedicado a la televisión y videojuegos, entre otros. Todo esto no debe ser muy diferente al periodo de clases, de este modo existirá una transición natural y no tan brusca al terminar las vacaciones.
Idealmente las vacaciones de los niños deben coincidir con las vacaciones de los padres, esto tiene la ventaja de que los padres pueden participar y orientar el tiempo libre de sus hijos. Pero si esto no es posible, existen varias opciones de recreación y sobre todo actividades que educan a los niños y desarrollan habilidades personales en ellos.
Aquí hay algunas recomendaciones:
1.- El deporte no solamente desarrolla el cuerpo:
Las vacaciones son un momento ideal para comenzar con la práctica continua de algún deporte, el cual hay que adecuar a la edad y preferencias del niño. Buenas opciones son el fútbol, voleibol, natación, básquetbol, bicicleta, entre otros.
Realizar actividades deportivas fortalece la voluntad, la disciplina, el trabajo en equipo, los hace más fuertes no solo físicamente, sino también emocionalmente. Además de desarrollar coordinación, equilibrio y concentración, habilidades primordiales en un buen estudiante. Cuando un niño realiza un deporte, esto favorece la formación de su autoconcepto y de su autoestima, ya que, siente que es “capaz” de realizar alguna destreza en particular. Por otro lado, niños diagnosticados con “hiperactividad” o “agresividad” encuentran un buen medio para expresar sus impulsos y canalizarlos.
Una de las mejores maneras para incentivar la actividad física en los niños es que los padres sean el ejemplo y lleven una vida activa y saludable. Por lo que aprovechen estas vacaciones para salir a andar en bicicleta en familia o realizar una simple caminata. Además de hacer deporte, puede ser un momento único para iniciar diálogos, conocer más a sus hijos y entregar valores.
2.- Alimentación saludable siempre:
Para volver a clases con mucha energía tenemos que cuidar nuestro cuerpo y mente, por esto hay que cuidar la alimentación. Es recomendable mantener una buena hidratación, pero evitar bebidas gaseosas y jugos llenos de azúcar. Igualmente, es bueno acostumbrar a leer las etiquetas de las comidas envasadas, evitando las que tienen muchas calorías, grasas o azucares (hidratos de carbono). Siempre preferir frutas y verduras. Lo que hay disponible en la casa es lo que van a comer los niños, por eso, el momento de comprar la comida es clave para decidir qué tipo de alimentación queremos entregar.
Muchos papás ofrecen premios a sus hijos por su buena conducta en forma de comida, casi siempre comida chatarra. Hacer esto ocasionalmente no traerá efectos negativos, pero recuerde que a través de los premios se entregan valores. Otras formas de premios pueden ser más efectivas, como el cariño y pasar tiempo junto haciendo alguna actividad entretenida como las que vienen a continuación.
3.- El arte de la vida:
La música y el arte estimulan nuestra creatividad, memoria, emociones, motricidad fina, disciplina y mucho más. Usemos nuestras manos para crear! Podemos aprender a tocar algún instrumento o pintar, crear un collage, papel maché, maquetas, pulseras, álbumes de fotos, etc.
Gracias a Internet se pueden descargar cursos o ver videos para aprender música y/o cursos de manualidades. A la misma vez que su hijo se divierte, es una gran estimulación para ambos hemisferios cerebrales, especialmente el creativo. Encontrará un canal para expresar sus emociones y su ingenio. Permite al niño conocer sus propios talentos y desarrollar sus múltiples inteligencias y habilidades, lo que lo ayudará en cualquier cosa que se proponga. La imaginación y la creatividad son fundamentales para resolver problemas de manera más asertiva.
Si además puede tomar talleres grupales, esto le permitirá al niño y/o adolescente interactuar con otros y potenciar sus habilidades sociales. Afianzar vínculos es esencial, pues nuestra naturaleza es ser individuos sociales. Las vacaciones son una buena oportunidad para estimular las relaciones interpersonales.
4.- La magia en los libros:
Muéstreles a sus hijos que leer no es algo aburrido y obligatorio, sino que puede ser un mundo mágico por descubrir, que puede ser algo entretenido, como jugar o hacer deportes. Elijan libros juntos, es importante que ellos se sientan parte de las decisiones y haga la lectura un espacio lúdico, donde se puede compartir y dialogar. Esto, ayudará a su hijo a aumentar su vocabulario y estimular su pensamiento.
Para muchos papás esto es una gran tarea durante el año escolar, pero no se desanimen, acuérdese que los niños aprenden por el ejemplo, por lo tanto, es importante que los vean leer y que los vean entretenidos leyendo. Coménteles las noticias del diario que les puedan interesar, vean libros entretenidos juntos, hay textos con muchas imágenes que son muy atractivos para leer. Lo importante es que logre mantener su interés y la constancia.
Así como lavarse los dientes, leer también es un hábito que hay que cultivar desde temprana edad. Enséñeles a sus hijos que leer se entrena, igual como se entrenan los músculos en el gimnasio.
5.- Actividades en casa:
En vacaciones no debemos olvidarnos de exigirles responsabilidades y colaboración, aunque con unos horarios más flexibles. Se pueden hacer actividades que promuevan la autonomía y valores personales como el orden o la limpieza. Por ejemplo, podemos pedirles ayuda para arreglar o limpiar algunas cosas, preparar el almuerzo o comida, algo que requiera mayor responsabilidad que lo que habitualmente les solicitamos. El trabajo colaborativo es una experiencia que puede enseñar valores de la importancia, como el reciclado (separando la basura), el cuidar la naturaleza (regar las plantas), fomentar la solidaridad (llevando los juguetes o libros que no usen tus hijos a una ONG o una parroquia que los distribuya a los niños sin recursos). Los niños logran de esta forma desarrollar la empatia, es decir, ponerse en el lugar del otro. Recuerda que los estamos preparando para el futuro, donde existen responsabilidades y si las incorporan con naturalidad, la vida se les hará más fácil.
6.- Actividades fuera de casa:
Aproveche de ir con ellos a conocer las bibliotecas, muchas tienen espacios infantiles y así las niños sabrán cómo acceder a ellas. Infórmese de la variedad de actividades gratuitas que hay en su ciudad. En verano hay espectáculos como obras teatrales o cuentacuentos para niños, los argumentos que se presentan en estos escenarios, no sólo entretienen, sino también los educa.
Los paseos en familia no deben faltar, lo conveniente es que se dedique por lo menos una tarde a conocer algún lugar distinto a los habituales, esto favorece la unión familiar y la interacción con el medio, además los niños pasarán un momento agradable. Salga de picnic con sus hijos, organizando con ellos lo que necesitarán.
7.- No nos olvidemos de jugar:
Desde el punto de vista psicológico, el juego le permite al niño canalizar sus emociones, fortalecer su autoestima, tener más tolerancia a la frustración, trabajar en equipo, desarrollar una competencia sana, entre otras. Aunque a veces el juego puede ser fuente de discusiones, ya que, hay a quienes les molesta más perder. Es el momento perfecto para ayudarles a gestionar sus impulsos y a enseñarles que algunas veces se gana y otras se pierde y que tienen que respetar las normas (reglas del juego) y el resultado. También se les pueden enseñar que hay juegos donde todos ganan, como son los juegos de cooperación. Algunos ejemplos de juegos: el dominó, el pictionary, juegos de cartas, un rompecabezas, etc.
8.- Hablar sobre los sueños y objetivos:
Es fundamental que nuestros hijos sean capaces de crear sus propios objetivos, no los nuestros, y que éstos se conviertan en sus motivaciones diarias para ir al colegio. Siéntense con ellos una tarde y fijen objetivos a 6 meses, 1 y 5 años. Hablen de sueños y deseos, la imaginación no tiene límites, pregúnteles como pueden lograrlo. A veces se enseña más preguntando, que mostrándoles el camino. Los niños y adolescentes comienzan a buscar su propia identidad. Lo importante es acompañar a nuestros hijos en ese proceso, apoyarlos y orientarlos para que el tiempo de calidad sea parte de la construcción de sus propios destinos.
9.- Que importante es compartir:
Aprovechemos este tiempo y compartamos con nuestros hijos. Tratemos de almorzar con ellos, de llegar más temprano a la casa, de armar planes para el fin de semana, buscar actividades entretenidas para hacer juntos. Estos espacios y momentos, son especiales para que nuestros hijos se habrán a compartir sus inquietudes y se inicie un diálogo. Escuchar sus opiniones los hace sentirse importantes, aumenta su autoestima y la resiliencia, que es la capacidad para afrontar situaciones adversas, aprender y salir fortalecidos de ellas.
Por último, algo que no debemos de olvidar nunca es: entrégueles mucho afecto.
Autora: Dra. Mariana Labbé T. Psiquiatra Infanto-Juvenil.
Fuente: www.cetep.cl
por Carolina Herrera | Ene 2, 2017 | Uncategorized
Foto: THINSKSTOCK
Para que el niño de entre uno y tres años asiente bien las bases de su posterior capacidad de razonamiento, debe ir ahora asimilando lo que tiene más cercano: su propio cuerpo y los objetos que le rodean. Mediante el juego podrá ir comprobando sus semejanzas, asumiendo sus diferencias y experimentando la graduación entre distintos objetos.
Los ejercicios recomendados para desarrollar el razonamiento lógico de los niños están orientados para experimentar con los conceptos de medida, tamaño, orden, sucesión, grado, etc. Son por tanto, ejercicios matemáticos previos a la clasificación en conjuntos que comenzarán a realizar en sus primeros pasos del colegio.
Niños lógicos: la importancia del razonamiento infantil
En el área lógico-matemática, lo mismo que sucede en otras áreas de conocimiento como el lenguaje, la expresión musical, etc. los conocimientos que se adquieren no se quedan aislados, sino que se relacionan unos con otros. Por ello, cuando el niño aprende algo nuevo, tenemos que incidir en la relación que tiene con lo que sabía anteriormente. Este nuevo conocimiento tiene que formar una estructura clara con los demás.
Si lo pensamos, nos damos cuenta que así funcionamos también nosotros. Tenemos un esquema general de las cosas en el que vamos insertando los conocimientos nuevos. Cuando aprendemos algo especialmente importante y novedoso que se sale de todo marco, solemos decir: «Me han roto los esquemas». El niño también va a ir aprendiendo así.
Dentro de unos años, en el colegio, comenzará a aprender y a estudiar de esta manera. Poco a poco deberá relacionar los conceptos entre sí y con otros conocimientos. Por eso, ahora le diremos que ordenar por tamaños no es lo mismo que ordenar por colores y le explicaremos la diferencia.
Material necesario para los juegos de razonamiento lógico
El material es un elemento de gran ayuda a la hora de trabajar con juegos conceptos lógico-matemáticos con nuestros hijos, pero, de por sí, no modifica el conocimiento del niño. Es decir, sería muy interesante disponer de cubos, poliedros, cajas de medidas y pesos, etc. pero no es imprescindible. El conocimiento lo adquirirá lo mismo con un cubo fabricado en casa que con uno especial para estimulación. Además, existen muchos modelos de plástico, goma espuma o tela, muy económicos.
Cuando el niño está con el material, cuando actúa sobre él, descubriendo mediante sus acciones conocimientos nuevos que, a su vez, modifican y se integran en los que ya poseía, es cuando se logra un conocimiento activo. Esta actividad (manejar piezas, maderas, colores) supone ya un conocimiento.
Ejercicios para desarrollar el razonamiento lógico de los niños
1. Orden por colores
Con este ejercicio se consigue que, a través de la estimulación de la vista, el niño comience a adquirir criterios de asociación.
Colocaremos papeles o cartulinas de color en cuatro partes de la habitación y jugaremos a ordenar los juguetes por colores: la muñeca roja, en la cartulina roja; el tren azul, en la cartulina de su mismo color. Antes, hay que comprobar que los juguetes son de un sólo color o tengan uno claramente predominante.
2. Una selva
Vamos a jugar a imitar sonidos. De lo que se trata es que sigan formándose criterios asociativos, esta vez a través de la estimulación del oído.
Nosotros imitaremos los sonidos de distintos animales, a la vez que enseñamos un dibujo del animal en cuestión. Posteriormente, tras la imitación del sonido, tendrá que ser nuestro hijo quien señale de qué animal se trata. Preparemos antes este juego, no sea que no sepamos imitar algún animal y, ¡menudas risas!
3. Adivina qué es
Con los ojos cerrados, y para estimular el sentido del tacto, haremos que nuestro hijo toque ciertos objetos que forman parte de su vida cotidiana, como pelotas, muñecas, juguetes… e intente adivinar qué es. Con este juego de adivinanzas, asociará la imagen mental que tiene de cada objeto con su forma. También podemos meterlos en un saco para que diga qué objeto es cada uno. Este mismo ejercicio puede realizarse con objetos de distinta textura: toalla, papel, servilleta…
4. Trenecitos
En este ejercicio necesitaremos cubos o cuadrados de colores. Pueden usarse los típicos cubos de los juegos de construcción o hacer nosotros algunos con cartulina de diversos colores. Jugaremos a hacer trenecitos con los cubos del mismo color, que pondremos uno al lado de otro hasta formar una fila. Así comienzan a clasificar y a asociar con el sentido de la vista. Después, podemos hacer trenes con cubos del mismo tamaño. Luego, de distinto tamaño, simulando varios tipos de vagones.
5. A qué sabe
Para este juego usamos cinco vasos con distintos componentes. Uno dulce, con miel y agua. Otro salado, con sal y agua. Otro ácido, con zumo de limón y agua. Otro amargo, con serbal y agua. Otro sin sabor, sólo con agua. Se trata de distinguir sabores. Primero, le decimos los nombres mientras beben cada vaso, luego han de saberlo decir ellos. También pueden hacerlo con los ojos tapados, o ordenarlo por graduaciones de fuerte/menos fuerte. Entre cata y cata, deberán beber un vaso de agua para no mezclar sabores.
6. Vestir serpientes
Estimular el sentido de la vista. Dibujamos una serpiente en una cartulina grande. Consiste en ir vistiéndola con otros trozos de cartulinas o de papel de colores de diferentes formas: triángulos, cuadrados, círculos. Primero, pegamos a la serpiente los trozos del mismo color; luego, con trozos de la misma forma; finalmente, del mismo tamaño. En vez de serpientes se pueden realizar collares de cuentas con un hilo y engarzando los trozos de cartulina o de papel de colores.
7. Mosaicos
Con diversos trozos de cartulinas, o con piezas de juegos de construcción, dejaremos a nuestro hijo que juegue a su antojo. Cuando se haya familiarizado con el material, le decimos que forme figuras fantásticas, verdaderos mosaicos. De lo que se trata es que combine figuras tal y como quiera, aunque no parezca que tenga sentido, para que utilicen el sentido de la vista.
Fuente: www.hacerfamilia.com (Por Beatriz Bengoechea, Psicóloga y Orientadora familiar)
por Carolina Herrera | Dic 28, 2016 | Uncategorized
Nuestros hijos copian lo que ven, y si somos capaces de transmitirles una visión positiva de la vida, ellos también serán personas optimistas.
Por: Victoria González
Una oportunidad
«La vida es tu mejor oportunidad para ser más, para crecer y para disfrutar» (Bernabé Tierno)
¿Imposible?
«Mientras tú dices que es imposible hay alguien que ya lo está logrando»
Un día brillante
«Un día brillante depende más de tu actitud que del sol»
Aunque te caigas
«Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas» (Eduardo Galeano)
Sin miedo
«No debemos tener miedo a equivocarnos. Hasta los planetas chocan, y del caos nacen las estrellas» (Charles Chaplin)
Si buscas…
«Si estás buscando a esa persona que piensas que puede cambiar tu vida… te doy una pista: échale un vistazo al espejo».
Motivos para ser feliz
«Deja de buscar motivos para ser infeliz. Enfócate en las cosas que sí tienes, y en las muchas miles de razones por las que deberías ser muy feliz»
Vive el presente
«El momento en el que dejas de preocuparte por lo que va a pasar empiezas a disfrutar de los que está pasando».
El valor de las cosas
«No eduques a tu hijo para ser rico, edúcale para ser feliz. Así, cuando crezca, sabrá el valor de las cosas, no el precio»
Vivir es…
Vivir es…
Nutrirte de sueños
Amar lo que haces
Disfrutar de lo que te rodea
Ilusionarte por cosas pequeñas
Valorar lo que tienes
Darte a los demás
Tener metas y enfocarte en ellas
Fuente: www.serpadres.es
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