9 juegos de relajación para criar niños emocionalmente fuertes

9 juegos de relajación para criar niños emocionalmente fuertes

En una época en la que se usan las tablets para calmar a los niños, se hace más indispensable si cabe entrenar a nuestros pequeños en técnicas de relajación. Podemos hacerlo por medio de juegos para que, a la vez que desarrollan recursos para la vida, se diviertan.

Así, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que fomenta la prisa, los estímulos rápidos y la gratificación inmediata, es de suma importancia que tengamos a mano recursos que favorezcan un mayor autocontrol.

Por eso, basándonos en esta premisa, en este artículo hemos recopilado algunos juegos que se constituyen como técnicas de relajación para los más pequeños de la familia. Veamos en qué consisten:

1.¡¡A soplar la vela!!

Este juego consiste en aprender a respirar de manera profunda, es decir, cogiendo aire por la nariz, inflando la barriga y expulsando poco a poco el aire mientras soplamos la vela con intención de apagarla. Una vez que están comprendidas las instrucciones, situamos al niño en una silla a dos metros de la vela, que se encontrará encendida encima de una mesa.

No puede levantarse ni inclinarse, por lo que es esperable que no consiga apagarla. Así que lo acercaremos medio metro aproximadamente. Realizaremos acercamientos progresivos hasta que la apague. De esta manera tendremos un rato de juego de unos 5 minutos en el que el niño adquirirá la habilidad de respirar profundamente.

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2.El juego del globo

La técnica del globo es un juego maravilloso que nos ayuda a fomentar la relajación a través de una correcta respiración. ¿Qué necesitamos? Un espacio amplio y globos de colores. ¿Qué debemos hacer? Inflar un globo tanto que explote e inflar otro globo y dejar que expulse el aire lentamente manipulando la boquilla.

Después, les pediremos a los niños que cierren sus ojos y se imaginen que se convierten en globos mientras toman aire. Luego, les solicitaremos que expulsen el aire lentamente, como si fueran globos.

Tras hacer esto pediremos a los niños que nos cuenten situaciones en las que se sienten como globos, situaciones en las que no pueden soportar o tolerar algo. Entonces, les invitaremos a que nos indiquen cómo lo han resuelto, ofreciendo alternativas si necesitasen ayuda para tomar conciencia de esas situaciones.

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3.La relajación progresiva

Si bien podemos darles nosotros las instrucciones, en youtube tenemos un vídeo estupendo basado en el texto original de la relajación de Koeppen que narra las instrucciones de relajación con una fantástica música de fondo cortesía de Salvador Candel. No obstante, cabe decir que las instrucciones también podemos dárselas nosotros, ambientando la situación con música relajante que favorezca un entorno cálido y sosegado.

Como nota adicional, cabe decir que para favorecer que generalicen este tipo de relajación en contextos más “naturales” como el colegio, podemos decirles que si se ponen nerviosos en clase, agarren la silla mientras están sentados y tensen los brazos y el tronco al mismo tiempo que hacen fuerza con los pies en el suelo.

4.El juego de la semilla

Con música relajante de fondo y luz tenue, simbolizaremos el crecimiento de un árbol. Comenzaremos por ponernos de rodillas en el suelo con la cabeza agachada y los brazos extendidos hacia adelante, como si fuésemos gatitos desperezándose.

Somos una semilla que, al son de la música, va creciendo y convirtiéndose en un árbol grande con hermosas ramas, que serán nuestros brazos extendidos hacia arriba cuando estemos de pie. Este ejercicio es ideal para hacerlo con ellos por la noche, antes de acostarlos.

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5.El cuento de la tortuga

El cuento de la tortuga, desarrollado por Schneider, es magnífico para fomentar habilidades de autocontrol. En el enlace se narra la historia de una pequeña tortuga que se enfadaba por todo y explotaba con gran facilidad.

Un día, tras sentirse sola y aislada, se encuentra con una sabia tortuga que le da un truquito para controlarse cuando se enfada: meterse en su caparazón, contar hasta calmarse, frenar sus pensamientos y relajarse.

Este cuento es ideal para narrarlo a niños entre los 3 y los 7 años. Para favorecer la puesta en práctica de esta habilidad podemos darles una pegatina o un papelito con una tortuga cada vez que realicen el ejercicio en una situación de tensión. Lo tenemos descargable y listo para imprimir en este enlace.

6.El frasco de la calma

Llamamos frasco de la calma a un bote en el que metemos agua, silicona líquida para dar densidad al contenido y, por ejemplo, purpurina. Podemos fabricarlo con ellos con una manualidad más y es ideal para que lo contemplen tanto en momentos de tensión como en momentos que podemos llamar “zen”.

Consiste en que lo agiten y observen el movimiento, después de ello les explicaremos que la purpurina es como sus emociones, que se agitan y agitan hasta que se tranquilizan. Es ideal para fomentar la reflexividad.
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La sola observación de la purpurina moviéndose lentamente les ayudará a concentrarse y relajar su mente tras momentos de gran activación. Os dejamos un enlace en el que se explica cómo fabricarlo y cómo usarlo. ¡¡No olvidéis sellar el bote con pegamento extrafuerte para impedir que se abra y se desparrame el contenido!!

7.El juego del soplador de bola gigante

Otro recurso más para divertirse y aprender a respirar de manera profunda es el juego del soplador. Consiste en que mantengan durante el mayor tiempo posible la bola en el aire. Divertido, ¿verdad? Lo cierto es que este juego les encanta y es muy funcional para favorecer la relajación.

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8.Arrugar papeles, aplastar bolas, garabatear

Garabatear, arrugar papeles o aplastar bolas blanditas tipo anti-estrés es otro juego maravilloso para ayudarles a canalizar sus emociones negativas. Además, al mismo tiempo favorecemos el desarrollo de la motricidad fina, ya que les ayudamos a fortalecer los músculos de sus pequeñas manos.

9.Pintar mandalas

Pintar mandalas no solo favorece la relajación y la reflexividad, sino la capacidad de concentración y la habilidad creativa. En librerías y en internet encontramos numerosas alternativas adecuadas para ellos que les encantarán.

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Hasta aquí la recopilación de hoy, esperamos que realmente estos juegos y recursos sean de utilidad en la crianza de los más pequeños. No olvidemos que es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos y que el hecho de que la naturaleza nos confíe la educación de los niños es nuestra mayor responsabilidad.

Fuente: www.lamenteesmaravillosa.com

Enséñales a los niños cómo pensar, no qué pensar

Enséñales a los niños cómo pensar, no qué pensar

Un maestro sufí tenía la costumbre de contar una parábola al terminar cada lección, pero los alumnos no siempre entendían el mensaje de la misma.

– Maestro – le dijo en tono desafiante uno de sus estudiantes un día -, siempre nos haces un cuento pero nunca nos explicas su significado más profundo.

– Pido perdón por haber realizado esas acciones – se disculpó el maestro-, permíteme que para reparar mi error, te brinde mi rico durazno.

– Gracias maestro.

– Sin embargo, quisiera agradecerte como mereces. ¿Me permites pelarte el durazno?

– Sí, muchas gracias – se sorprendió el alumno, halagado por el gentil ofrecimiento del maestro.

– ¿Te gustaría que, ya que tengo el cuchillo en la mano, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

– Me encantaría, pero no quisiera abusar de su generosidad, maestro.

– No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte en todo lo que buenamente pueda. Permíteme que también te lo mastique antes de dártelo.

– ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! – se quejó sorprendido y contrariado el discípulo.

El maestro hizo una pausa, sonrió y le dijo:

– Si yo les explicara el sentido de cada uno de los cuentos a mis alumnos, sería como darles a comer fruta masticada.

Desgraciadamente, muchos maestros y padres piensan que es mejor darles a los niños las frutas perfectamente cortadas y masticadas. De hecho, la sociedad y las escuelas están estructuradas de tal forma que se enfocan más en la transmisión de conocimientos, de verdades más o menos absolutas, que en enseñarles a los niños a pensar por su cuenta y sacar sus propias conclusiones.

Los padres, educados en este esquema, también lo repiten en casa ya que todos tenemos la tendencia a reproducir con nuestros hijos las pautas educativas que utilizaron con nosotros, aunque no siempre somos conscientes de ello.

Sin embargo, enseñarle a un niño a creer a ciegas en supuestas verdades sin cuestionarlas, enseñarles lo que deben pensar implica arrebatarles una de sus capacidades más valiosas: la capacidad para autodeterminarse.

Educar no es crear sino ayudar a los niños a crearse a sí mismos

La autodeterminación es la garantía de que, elijamos lo que elijamos, seremos nosotros los protagonistas de nuestras vidas. Podremos equivocarnos. De hecho, es muy probable que lo hagamos, pero aprenderemos del error y seguiremos adelante, enriqueciendo nuestro kit de herramientas para la vida.

Desde el punto de vista cognitivo, no existe nada más desafiante que los problemas y los errores ya que estos no solo demandan esfuerzo sino también un proceso de cambio o adaptación. Cuando nos enfrentamos a un problema se ponen en marcha todos nuestros recursos cognitivos y, a menudo, esa solución implica una reorganización del esquema mental.

Por eso, si en vez de darles verdades absolutas a los niños les planteamos desafíos para que piensen, estaremos potenciando la capacidad para observar, reflexionar y tomar decisiones. Si enseñamos a los niños a aceptar sin pensar, esa información no será significativa, no producirá un cambio importante en su cerebro sino que simplemente se almacenará en algún lugar de su memoria, donde poco a poco se irá difuminando.

Al contrario, cuando pensamos para solucionar un problema o intentamos comprender en qué nos equivocamos se produce una reestructuración que da lugar al crecimiento. Cuando los niños se acostumbran a pensar, a cuestionar la realidad y a buscar soluciones por sí mismos, comienzan a confiar en sus capacidades y enfrentan la vida con mayor seguridad y menos miedos.

Los niños deben encontrar su propia manera de hacer las cosas, deben conferirle sentido a su mundo e ir formando su núcleo de valores.

¿Cómo lograrlo?

Una serie de experimentos desarrollados en la década de 1970 en la Universidad de Rochester nos brinda alguna pistas. Estos psicólogos trabajaron con diferentes grupos de personas y descubrieron que las recompensas pueden mejorar hasta cierto punto la motivación y la eficacia cuando se trata de tareas repetitivas y aburridas pero pueden llegar a ser contraproducentes cuando se trata de lidiar con problemas que demandan la reflexión y el pensamiento creativo.

Curiosamente, las personas que no recibían premios externos obtenían mejores resultados en la resolución de problemas complejos. De hecho, en algunos casos esas recompensas hacían que las personas buscaran atajos y asumieran comportamientos poco éticos ya que el objetivo dejaba de ser solucionar el problema, para convertirse en obtener la recompensa.

Estos resultados llevaron al psicólogo Edward L. Deci a postular su Teoría de la Autodeterminación, según la cual para motivar a las personas y a los niños a que den lo mejor de sí, no es necesario recurrir a recompensas externas sino tan solo brindar un entorno adecuado que cumpla con estos tres requisitos:

1. Sentir que tenemos cierto grado de competencia, de manera que la tarea no genere una frustración y una ansiedad exageradas.

2. Disfrutar de cierto grado de autonomía, de manera que podamos buscar nuevas soluciones e implementarlas, sintiendo que tenemos el control.

3. Mantener una interacción con los demás, para sentirnos apoyados y conectados.

Por último, os animo a disfrutar de este corto de Pixar, que se refiere precisamente a la importancia de dejar que los niños encuentren su propio camino y no darles respuestas y soluciones predeterminadas.

Fuente: www.rincondeltibet.com

¿SABES POR QUÉ QUIERES QUE TU HIJO DUERMA SOLO?

¿SABES POR QUÉ QUIERES QUE TU HIJO DUERMA SOLO?

¿Te has planteado alguna vez por qué quieres que tu hijo duerma solo? ¿Has pensado en ello esas noches terribles en las que haces veinte viajes entre su habitación y la tuya? ¿O mientras esperas los 5 minutos que el método Estivill te obliga a esperar «por su bien»?

Estás ahí, luchando contra viento y marea, que no son otros que los instintos más básicos de tu hijo y tus propias emociones. Emperrado, obstinado, obcecado en que para que duerma bien, para que todos durmáis bien, tu hijo a su cama y vosotros a la vuestra.

Pero… ¡Espera! Para un momento. Mira a tu hijo. Mírale a los ojos. Pero de verdad. Céntrate absolutamente en él. Escúchalo. Siéntelo. Olvidaté de que mañana te tienes que levantar pronto. Olvídate de todos tus planes para el jueves que viene y de todos tus problemas del martes pasado. Olvídate de todo menos de él. Mira el enorme esfuerzo que está haciendo para mantenerte a su lado.

¿Lo ves? ¿Lo oyes (¿Lo escuchas)? ¿lo sientes?

 

¡Venga ya! ¿De verdad te crees esa patraña de que no llora por verdadero «dolor» sino sólo para manipularte? ¿De verdad crees que un niño solloza de esa manera, hasta vomitar, sin sentir «dolor» y por puro capricho? ¿De verdad te tragas que todo eso es NORMAL?

¡Pues sí que estás desconectado tío! desconectado de tu hijo pero, sobre todo, desconectado de ti mismo.

Así que ponte las pilas y ¡Reconéctate! Déjate sentir lo que tu naturaleza quiere que sientas. ¡Atrévete a enfrentarte a tus verdaderos sentimientos!

Te dijeron que estaba científicamente demostrado, ya lo sé. Te dijeron que era por su bien, ya lo sé. Te dijeron que no le hacías ningún daño. Bueno, pues te estaban mintiendo. La realidad es que no pueden garantizarte ninguna de esas afirmaciones. Y eso, si lo piensas con cuidado, es algo que tú ya sabes o, al menos, sospechas. Porque en la crianza de tu hijo no sólo interviene tu parte más racional, no. En realidad trabaja muy duro tu cerebro emocional. Y está muy bien que así sea. La evolución tenía que asegurarse de que amáramos a nuestros hijos hasta la mismísima locura para asegurar su supervivencia. Y por eso cuando le oyes llorar detrás de la puerta cerrada de su habitación SABES perfectamente que lo estás haciendo mal. Que lo estás haciendo fatal. Y una parte de tu cerebro debe bloquear a la otra a base de mentiras para evitar que entres corriendo y corras a cogerlo en brazos, abrazarlo, protegerlo y jurarle que nunca, nunca, nunca más le dejarás así de solo.

Bueno, pues siento quitarte esa defensa. Resulta que ahora la ciencia, ¡oh! ¡sorpresa!, ya no lo ve tan claro. Ya no ve tan claro que no sea malo. Ya no ve tan claro que sea efectivo. Ya no ve tan claro que sea necesario.

Porque, volviendo a la pregunta inicial, ¿Sabes por qué quieres que duerma solo? ¿Te lo has planteado alguna vez?

Pues yo te lo voy a a decir: por razones que ya no existen. Existieron, tal vez, pero ya no existen. Al menos la gran mayoría de ellas. Te voy a poner algunos ejemplo basándome en la tabla que publicó James McKenna en una revisión publicada en el año 2007 y de la que puedes ver a continuación una copia extraída de la web El debate Científico Sobre la realidad del Sueño Infantil (capítulo 3).

tabla31

  1. Noción de pecado original, necesidad de imponer autodisciplina y miedo a malcriar. Bueno, pues no te preocupes. Hace siglos no se habían hecho los experimentos que se han hecho hoy en día demostrando que los niños que duermen con sus padres ni son más malcriados ni tienen menos autodisciplina que los que duermen solos. Lo de «pecado original» supongo que no vale la pena ni comentarlo ¿verdad? Creo que en ese aspecto la religión católica ha avanzado bastante, también. En cualquier caso no creo que el pecado original tenga ninguna relación con el colecho.
  2. Miedo a que los bebés o niños fueran testigos de las actividades sexuales de los adultos. Miedo al afecto y al contacto físico. Eterno tabú es el sexo. Lo es la sexualidad coital, pero ya ni te cuento la sexualidad maternal. Esa de la que habla Casilda Rodrigañez y que el blog Tenemos Tetas refleja tan bien en su post Crianza Corporal. Por lo demás, hoy en día se ha estudiado el desarrollo de la sexualidad de los niños que colechan y son perfectamente saludables. Vamos, que dormir con sus progenitores no supone ningún trauma en ningún aspecto (1,2).
  3. Valores que favorecen el individualismo, la independencia, la autonomía, la autodisciplina y la autosuficiencia. De nuevo, los estudios no ven que los niños que colechan sean menos independientes que los que no lo hacen. De hecho es más bien todo lo contrario (3).
  4. Un desplazamiento del poder de decisión de los padres hacia figuras externas como expertos en crianza o pediatras. Los conocimientos de la “autoridad médica” desplazan a los conocimientos que los padres tienen de sus hijos. Afortunadamente vivimos en la sociedad de la información. Ya pocos quedan que crean que el médico es un Dios con la verdad absoluta en su mano y soluciones para todo. Ahora somos dolorosamente conscientes, años de experiencias nos lo han demostrado, que el médico, su ciencia y su método científico son tan vulnerables e inexactos como cualquier hijo de vecino. Sí. Ya hemos bajado a la ciencia de su pedestal. Ahora sabemos, o deberíamos saber, que los mayores expertos en la crianza de nuestros hijos somos nosotros, porque nosotros somos los que más los amamos. Es hora de que reconozcamos esa responsabilidad con todas sus consecuencias.
  5. Énfasis sobre la naturaleza “romántica” de la diada “marido-mujer”, relación conyugal que excluye a los hijos. Venga ¿de verdad no se os ocurren otros espacios y momentos para disfrutar de vuestra relación sexual? ¿Que no es tan cómodo como en la cama sin tener que planear dónde o cuándo hacerlo o moverse a otra estancia para ello? Ya ¿Y? Por esa mínima incomodidad vas a despreciar toda la magia familiar que despierta el colecho. Bueno, pues tú verás, pero es una pena. Ellos crecen muy rápido, te lo garantizo, y no estarán ni en tu cama ni en tu casa por mucho tiempo. Cómo hoy en día se hacen estudios de todo tipo, me alegro mucho de poder afirmar que hay estudios que demuestran que el colecho no influye en la vida marital (4,5)
  6. Énfasis sobre la superioridad de la tecnología sobre el cuerpo de la madre y lo que proviene del mismo (leche de vaca adaptada en lugar de leche materna), utilización de objetos y columpios como estímulos, sustituyendo el contacto con el cuerpo de la madre. Cambio de la lactancia materna por lactancia artificial. Estas dos razones las pongo juntas porque una es consecuencia de la otra. ¿Recordáis aquellos tiempos, en nuestra propia infancia, cuándo el pediatra hizo que nuestra madre nos diera leche de fórmula porque era «mejor»? No, evidentemente no lo recordáis, pero sabéis que ocurrió así. Pues supongo que ya sabéis que ahora la pediatría es plenamente consciente de la superioridad de la leche materna. Han hecho falta unos cuantos dólares y euros invertidos en investigación, pero así es. A lo mejor también habéis oído que algunos neonatólogos han observado que el cuerpo de la madre es más eficaz que la incubadora para mantener estable al bebé prematuro. Y para mantener estable al no prematuro también. De repente la ciencia del sueño infantil se ha hecho consciente de una realidad muy incómoda: ningún método científico ha demostrado que el sueño en solitario sea mejor que el colecho y ¡Ay! (que esto pica), a lo mejor es peor y estamos aquí obligando a los padres a «enseñar» a sus hijos a dormir solos pensando que así duermen «bien» y no tenemos ni puñetera idea de si realmente así duermen «bien».

Si tu eras uno de estos padres que, como yo, estaba emperrado en que su hijo durmiera solo sin plantearse el porqué, aquí te dejo tus razones. Como ves, ya no existen. Ahora, si te apetece, ya puedes juntar un par de camas grandes en un dormitorio de la casa y poneros a dormir allí todos juntos sin el menor remordimiento.

Si, por el contrario, eres uno de esos que tiene sus propias razones basadas en profundas convicciones y valores personales, enhorabuena. Nunca te sentirás tan borrego como yo me sentí el día en el que me di cuenta de que nuestro hijo y nosotros estábamos sufriendo en vano porque en realidad no existía ninguna razón para no permitirle hacer lo que necesitaba: dormir con nosotros.

Fuente: www.reeducandoamama.blogspot.cl

 

Crianza consciente: la posibilidad de elegir

Crianza consciente: la posibilidad de elegir

Por Ana María Constaín

crianzaconsciente

Mamá y papá tigres, Padres helicóptero,
Crianza autoritaria, crianza permisiva, crianza instintiva, crianza respetuosa
Crianza positiva, crianza libre, crianza lenta, crianza con amor, crianza con apego,

Crianza consciente,

Categorías que muestran nuestra necesidad de pertenencia y seguridad.
Si crío de esta manera todo saldrá bien. Está documentado, investigado, demostrado. Hay cientos de padres y madres que me dan la razón.
Nos agrupamos, según estas categorías, con personas que comparten nuestras ideas. Voces que hacen eco a las nuestras y nos dan certeza de que vamos por el camino correcto.
Obtenemos la ilusión del control.
Vamos construyendo la Verdad y la alimentamos con la evidencia que sesgadamente elegimos para demostrar (y demostrarnos) que estamos en lo cierto: nuestra manera de criar es la adecuada y todo aquel que no lo hace de esta manera está profundamente equivocado y va a tener que afrontar las catastróficas consecuencias tarde o temprano. Peor aún, SUS hijos van a tener que asumir la negligencia de una mamá y un papá que no supieron ver la Verdad.

La crianza consciente parecía trascender, al menos un poco, esta mirada parcial sobre la verdad. Parecía pretender tener una mirada más amplia.
Me parece que al final caímos en lo mismo.

La crianza consciente, para mí, no se trata de una manera de criar a los hijos. Ni de unas pautas concretas de lo que debemos hacer. Para mi la conciencia no esta ligada a un tipo específico de alimentación, pedagogía, hábitos nocturnos, maneras de parir o disciplinar. La conciencia no dictamina una forma de hacer las cosas, ni está ligada a una corriente específica de pensamiento.

La conciencia, en mi opinión, tiene que ver con la posibilidad de darse cuenta. De poder ampliar la mirada y comprender que somos más que un personaje limitado con el que hemos aprendido a sobrevivir.

La consciencia es ver más allá de nuestro ego. Más allá de la superficie y de la forma. Saber cada vez más desde donde actuamos. Reconocer nuestra sombra, nuestra historia, nuestras creencias, nuestras emociones, nuestros pensamientos. Expandirnos. Darnos cuenta de el ser esencial que somos. Sabernos amor.
Y sabernos personas. Humanas.

La crianza consciente es al final la posibilidad de elegir.
O al menos de saber que no estamos eligiendo, sino actuando automáticamente o influenciados por un entorno al que no podemos eliminar.
La posibilidad de elegir aparece cuando desde esa mirada amplia podemos comprender que no somos una cosa u otra. Nuestra identidad se expande. Los límites de nuestra personalidad se amplían.
Nuestra supervivencia y necesidad de amor ya no están en juego y entonces podemos actuar con libertad, conscientes a la vez de nuestras limitaciones.
Todos los matices caben. La Verdad no es una sola. La certeza viene del interior.

Podemos ser esto y también lo otro. Podemos elegir del abanico de posibilidades.

En este momento soy autoritaria, más adelante permisiva, después elijo dormir con mi hija, ahora quiero dormir sola. Hoy le doy miles de dulces, mañana tal vez solo verduras. En este momento elige su ropa, el sábado le digo que ponerse.
Elijo quedarme en casa, ahora quiero salir a trabajar. Me doy cuenta de que extraño a mi pareja y estoy agotada. Ahora tengo ganas de jugar todo el día.

Soy mamá monstruo, mamá pegote, mamá oso, mamá tigre, mamá gallina.
Soy mujer, y esposa.
Soy mamá trabajadora. O mamá ama de casa,
Soy mamá sobreprotectora, exigente, autoritaria.
Permisiva, flexible, rígida
Feminista, machista, liberal y conservadora
Competitiva, cooperadora
Soy mamá justa, mamá cruel,
Mamá culpable, mamá agotada, mamá realizada, mamá enamorada

Danzo con la vida, me estanco, tengo claridades, y confusiones.
Me obsesiono con las lecturas, medito, me olvido, me castigo, me exijo

La conciencia me da la posibilidad de elegir. Cuando es posible, Cuando me es posible.
Y si no al menos de darme cuenta

Hago conciencia. Me veo, Me siento, Me doy cuenta

Conecto
Se
Soy
Amo

Soy mamá
Soy mujer
Soy persona
Soy humana

Soy un ser esencial…

Fuente: www.crianzaygestalt.blogspot.cl

¿Qué es el apego y cómo podemos fomentarlo con nuestros hijos/as?

¿Qué es el apego y cómo podemos fomentarlo con nuestros hijos/as?

Ps.Felipe Lecannelier Acevedo.
Director del Centro de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño (CEEIN).
Universidad del Desarrollo

El apego es la relación afectiva más íntima, profunda e importante que establecemos los seres humanos. Este apego afectivo se caracteriza por ser una relación que es duradera en el tiempo, suele ser estable, relativamente consistente, y es permanente durante la mayor parte de la vida de una persona. Ejemplos de relaciones de apego son las que se desarrollan entre las parejas y entre los hijos e hijas y sus madres/padres (y a veces entre profesionales y sus pacientes y/o alumnos). Aquí nos centraremos en el apego entre los hijos/as hacia sus madres/padres.

En la actualidad se considera que el apego es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de los niños, debido a las siguientes razones:

  • Primero, el apego es una necesidad biológica que todos los seres humanos tenemos (de igual importancia que comer o respirar), esto quiere decir que los niños (y los adultos) necesitan vivir vinculados a otras personas que los cuiden y los quieran.
  • En segundo lugar, el apego es importante porque es el “espacio vital de crecimiento del niño”, es decir, que la calidad del apego que reciba el niño/a va a influir en cómo se comportará y desarrollará en el futuro.
  • Finalmente, el apego es lo que da al niño un sentido de seguridad, autoestima, confianza, autonomía y efectividad para enfrentar el mundo, de acuerdo a la calidad afectiva que reciba de sus padres.

Teniendo en cuenta todas estas razones, es muy importante aclarar que el apego no incluye todas las instancias de crianza y relación que se establecen con el niño/a. El apego se forma específicamente en aquellos momentos donde ellos sienten o expresan algún malestar (sea porque se sienten solos, están enfermos, se hicieron daño, etc.) y el modo cómo los padres calman ese malestar.

De una forma más clara y directa es posible afirmar entonces que la calidad del apego que los hijos establecen con uno está determinada por el modo como se suele calmar los diversos malestares que pueden sentir o vivir. Si por ejemplo, un niño se cae, llora, y los padres lo retan, o si a un bebé se lo deja llorar por mucho tiempo, o si se deja solo a un niño o niña por largos periodos, entonces todos esos son modos que no calman al niño, sino que lo dejan con más malestar (y por ende, son modos inadecuados de establecer apego). Por lo tanto, el apego es una relación afectiva estable, duradera, íntima que determina en gran parte el desarrollo presente y futuro del niño/a, y que se forma en los miles de momentos en donde un infante expresa su necesidad de ayuda y lo que los padres hacen con ese malestar. Desde este punto de vista, inevitablemente surgen muchas preguntas e interrogantes sobre el modo más adecuado de cuidar y calmar a los niños.

Históricamente, los padres y madres hemos recibido muchos consejos y guías que se contraponen con lo que las investigaciones en apego han demostrado. Algunos de estos mitos de la crianza son:

  • el apego sólo se forma con contacto piel a piel en el momento del parto: si bien este momento es muy importante para el desarrollo del niño y el desarrollo del vinculo con la madre, ha sido un error pensar que aquellas madres que lo hacen tendrán buen apego y las que no lo hacen no lo tendrán. El apego no se forma en un solo instante de minutos u horas, sino en el día a día de la relación con el niño, desde el nacimiento hasta la adultez.
  • las instancias de juego son las principales para formar un apego sano: el juego es una instancia vital para el desarrollo del niño, pero no tiene sentido jugar si por otra parte, no se los suele calmar y apoyar cuando lo necesitan. Algunos padres y madres sólo interactúan de modo positivo con los niños en el juego, pero no los calman adecuadamente cuando les pasa algo negativo.
  • la lactancia es otra de las principales instancias para formar un apego sano: aunque nadie duda de los impresionantes beneficios de la leche materna, es un error pensar que solo se hace apego en este momento ya que tal como se ha mencionado el desarrollo del apego es una actividad diaria y continua referida a calmar el stress de los niños.
  • a los bebés y niños/as no se les debe tomar siempre en brazos, de lo contrario se mal acostumbrarán (y mal criarán): los estudios han mostrado lo contrario. Aquellas madres o padres (o cuidadores importantes para el niño) que suelen siempre calmar al niño, darle contacto afectivo y físico continuo, suelen tener niños “mejor comportados”, mas calmados (y menos descontrolados). El contacto físico constante da seguridad al niño, y lo protege de futuros problemas afectivos y conductuales.
  • si a un niño se lo consiente en todo, se “mal criará”: los niños que se tildan de “mal criados” no es porque se les da todo, sino porque los padres en algunas ocasiones les dan todo, pero en otras cambian su conducta de modo inconsistente, es decir el niño/a se confunde y se siente inseguro del cariños de su padre y madre. Si a un bebé o niño se le da todo en términos de cariño, se le está enseñando a confiar, querer y comunicarse con los otros (y a calmarse a sí mismo).
  • los bebés tienen que aprender a ser independientes desde temprana edad (dormir solos, jugar solos, aprender a estar solos, etc.): los bebés no están biológicamente preparados para aprender a estar solos (¡ningún ser humano lo está!). Entonces, cuando se busca que los niños sean independientes a temprana edad, en el fondo lo que se está haciendo es fomentar su soledad, y su falta de confianza en el cariño de los padres. De a poco hay que ayudarlos a desarrollar su autonomía, pero estando siempre atentos a apoyarlos.
  • cuando un bebé o niño hace una pataleta se la debe ignorar: los estudios son claros en mostrar que cuando se hace eso, el niño aumenta mas su rabia, frustración, y por ende, no solo hace mas pataletas, sino que siente rencor hacia sus padres (si esto se hace de un modo relativamente continuo).

En conclusión, la importancia del apego en la crianza nos dice que tenemos que entregar todo el cariño, afectividad, contacto físico, que podamos a los niños. Es de ese modo como ellos aprenderán a enfrentar el mundo de un modo adecuado.

Es importante tener en cuenta ciertas habilidades fundamentales que pueden ayudar a fomentar un apego sano con los hijos. Más de 30 años de estudios han mostrado que son 4 las habilidades fundamentales que se deben tratar de aplicar de un modo secuencial:

  • Atención: aquí se refiere a la habilidad básica de atender, contactarse afectivamente y comprometerse con el desarrollo del niño.
  • Mentalización: esto se refiere a la habilidad de saber empatizar y comprender lo que le está ocurriendo a un niño (especialmente en momentos de stress. Esto implica no criticar ni inferir intenciones negativas en el niño “el es un manipulador”; “ella es agresiva y le gusta pelear”), sino más bien hacer el esfuerzo por comprender qué está tratando de expresar un niño con su malestar (“se enojó porque quiere que lo tomen en brazos”).
  • Automentalización: aquí se refiere al proceso de entender qué le pasa a uno como padre y madre cuando los niños/as expresan cosas negativas. Es decir, entender que muchas veces solemos culparlos de cosas que nos molestan a nosotros.
  • Regulación: por último, lo anterior no tiene sentido si es que uno no se tranquiliza y enfrenta al niño/a de modo que se calme y disminuya su malestar (no que lo aumento). Son muchas las cosas que los padres hacemos que dejan al niño más estresado y molesto. Debemos estar atentos para esforzarnos y mejorar en esto.

Es muy recomendable ensayar estas habilidades como una actitud frente a la crianza de los niños y niñas (especialmente cuando ellos se sienten mal, independiente de la razón).

Por último, si se hace una siglas con el nombre de cada una de estas 4 habilidades, tiene que en el fondo desarrollar el apego es A.M.A.R a los hijos e hijas.

Fuente: www.crececontigo.cl

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