por Carolina Herrera | Feb 24, 2017 | Uncategorized
Comienza por lo pequeño
Dice un proverbio chino que quien quiere mover una montaña debe comenzar por cargar las piedras pequeñas. A veces nuestros sueños son como una gran montaña: hermosos, monumentales, pero inalcanzables. No nos encontramos cerca de ella, los caminos para subir a la cumbre son inaccesibles, ¡y mucho menos pensamos que podemos cargarla! Sin embargo, todos los grandes logros comienzan con determinación y pequeñas acciones.
Revisa tus creencias
Piensa por un momento qué es lo que quieres lograr. Ahora, escucha en tu interior lo que te dice tu corazón: ¿hay una voz que te anima y te dice que es posible? O, por el contrario, ¿escuchas una voz que opina que será un fracaso seguro? Las creencias juegan un papel importante cuando queremos alcanzar una meta. Tus pensamientos tienen poder. Si tienes una disposición optimista, encontrarás oportunidades y maneras de lograr tus sueños. Por el contrario, si tus creencias son pesimistas, tu enfoque te llevará a encontrar obstáculos y desanimarte con facilidad.
Trabaja con esperanza
Después de estar seguro de que puedes alcanzar tu meta, conviene hacer un plan. La esperanza es una fortaleza de carácter que juega un papel importante en esta etapa, pues consiste en estar seguro de que en el futuro se obtendrá lo deseado, si la persona actúa como agente, es decir, convencida de que sus acciones tienen un impacto en su entorno. Un segundo elemento de la esperanza es la construcción de rutas para alcanzar la meta. Estas rutas son flexibles, pueden ajustarse y modificarse, siempre con el objetivo en mente.
¿Cómo enfrentas los retos?
Observa tu manera de trabajar por uno o dos días. ¿Cómo enfrentas los retos? ¿Los ves como una amenaza o como problemas que pueden solucionarse? Cuando vemos los retos como amenaza, se activan todas nuestras defensas, pero generamos muchas emociones negativas, lo que hace que el enfoque sea estrecho y no miremos con perspectiva. Cuando vemos los retos como problemas que pueden resolverse, se activan emociones positivas como el interés y el asombro, lo cual amplía la perspectiva, facilita la colaboración y, finalmente, lleva a encontrar una solución adecuada.
Reconoce tu propio valor
¿Qué tanto te conoces? ¿Cómo está tu autoestima? ¿Cómo actúas frente al fracaso? Esta última pregunta es clave. Las personas con una autoestima fuerte son capaces de aprender de sus errores y dificultades, pues entienden que la falla no está en su propio valor, sino en la forma en la que enfrentaron el reto. Todos tenemos fortalezas diferentes, que pueden alimentar la perseverancia y llevarnos al logro. Pero es importante que conozcas tus propias capacidades, las valores y te ames: tienes que estar seguro de que lo tienes todo para lograr tus sueños.
Comienza por lo pequeño
Ahora sí, comienza por lo pequeño. Haz un plan semanal para avanzar hacia tu meta. No importa que sólo le dediques una hora a la semana… Claro, si puedes dedicarle más tiempo, será mucho mejor. A veces es sólo cuestión de empezar para que la capacidad de involucramiento se active y todo comience a fluir. Todo gran roble comenzó por ser una pequeña bellota… siembra hoy la pequeña semilla de los grandes logros de mañana.
Fuente: www.cienciasdefelicidad.mx
por Carolina Herrera | Feb 20, 2017 | Uncategorized
El año pasado hubo un tiempo que estuve obsesionada con los estudios de Carol Dweck sobre Mentalidad de Desarrollo. Carol Dweck es una científica estadounidense que ha estudiado entre otras cosas cómo afecta el elogio al desarrollo de los niños, específicamente al desarrollo académico.
Parte de esos estudios consistieron en hacer un experimento en el que daban ciertas tareas a tres grupos de niños. A un grupo le alababan la inteligencia «¡Qué bien! ¡Que listo eres!», al otro le alababan el esfuerzo «¡Wow! ¡Te has esforzado muchísimo!» y el otro era el grupo de control al que no le hacían ningún tipo de alabanza. Los resultados fueron apabullantes. En las distintas pruebas, los niños que eran alabados por su esfuerzo elegían enfrentarse a pruebas más difíciles, lo intentaban durante más tiempo y mantenían una actitud más positiva. Sin embargo, los que eran alabados por su inteligencia elegían mayoritariamente las pruebas más sencillas y se rendían antes cuando se encontraban dificultades, teniendo en general una actitud más derrotista.
La conclusión a la que llegaron fue que los niños intentaban mantener la imagen que de ellos se había hecho su interlocutor: si se había llevado la impresión de que era muy listo, evitaban las pruebas difíciles que pudieran hacerles parecer «tontos», rehuían el error, y lo veían como algo muy negativo; sin embargo, si pensaban que se había llevado la impresión de que era muy trabajador, intentaban mantener esa imagen esforzándose más y escogiendo tareas que les llevaran más tiempo a pesar de ser más difíciles.
Estos estudios han llevado en muchos centros educativos de EEUU a borrar del mapa los elogios a la inteligencia, y han sido sustituidos por otro tipo de elogio. Pero la doctora Dweck ha alzado la voz para decir que si el elogio al esfuerzo está vacío (no invita a la reflexión, no propone estrategias alternativas, se utiliza a pesar de que el esfuerzo no ha sido tal), al final van a conseguir los mismos resultados que con los elogios a la inteligencia.
Por eso os he traído el artículo de hoy: Praising Children: Evaluative vs. Descriptive Praise (Elogiar a los niños: El elogio Evaluativo frente al Descriptivo), escrito por Laurie Feola de la web Playful Learning. Es un artículo bastante sencillo que explica las diferencias entre el elogio evaluativo y el elogio descriptivo y de cómo sustituir uno por el otro tiene efectos en la autoestima de nuestros niños.
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«¡Muy bien!» «¡Qué historia tan maravillosa!» «¡Tu dibujo es precioso!» ¿Suena familiar? Si eres como yo, has usado estas palabras para alentar a los niños, con la esperanza de que se sientan bien consigo mismos, su trabajo y sus esfuerzos. Nuestras intenciones son buenas, pero ¿y si el efecto no es lo que pretendíamos? ¿Y si nuestras palabras hacen que los niños se pregunten -o incluso se preocupen-, sobre todos los momentos en los que no hicieron un buen trabajo, o escribieron una historia mediocre o rasgaron el papel cuando estaban pintando? ¿Qué pasará la próxima vez cuando no estamos allí para dar nuestra bendición a su trabajo? No es nuestra aprobación, evaluación o crítica del trabajo de un niño lo que importa. Los niños necesitan llegar a sus propias conclusiones y nuestras observaciones simplemente deberían ayudarles a añadir información a esa autoevaluación.
El Dr. Haim Ginott (autor de «El profesor y el niño: Un libro para padres y profesores»), como es sabido, escribió acerca de cómo comunicarse con los niños. […] Uno de los temas que sobre los que hacía referencia era el elogio. (Adele Faber y Elaine Mazlish, autores de «Cómo hablar para que los niños escuchen y escuchar para que los niños hablen», continuaron el debate.) Mientras que el Dr. Ginott describe varias sutilezas en la manera de hablar con los niños, el mensaje más importante es reemplazar elogio evaluativo por la alabanza descriptiva.
¿Qué es el elogio evaluativo?
Cuando juzgamos lo que vemos en vez de describirlo, estamos proporcionando elogios de evaluación (por ejemplo, bueno, el mejor, perfecto, hermoso, grande). Cuando se adjunta un rasgo de carácter de un niño, en lugar de describir lo que hicieron, estamos proporcionando elogios de evaluación (por ejemplo, honesto, inteligente, generoso, servicial, trabajador). Según el Dr. Ginott el elogio evaluativo crea dependencia. El niño mira a la persona que da el elogio para determinar su autoestima.
¿Qué es la Alabanza Descriptiva?
En lugar de juzgar lo que vemos, podemos simplemente describir lo que vemos que el niño ha hecho (por ejemplo, mezclado rojo y amarillo para hacer de naranja, interpretado una pieza musical con crescendos en los lugares adecuados, escribió una historia que ayuda al lector a sentir lo que el personaje está sintiendo). El elogio descriptivo es muy específico y proviene de la observación reflexiva. En lugar de describir una acción, podríamos describir lo que el niño puede estar sintiendo. «Has colgado la chaqueta tú solo, y el mes pasado no llegabas al gancho. Se te ve muy orgulloso.» Deja que el niño evalúe sus propias acciones.
[…]
Sugerencias para hacer un elogio más descriptivo
Se específico. Olvídate de la lista de rasgos de carácter para etiquetar el comportamiento y simplemente describe lo que observas. «Has puesto todos los camiones en su sitio. Así sabrás dónde encontrarlos la próxima vez «.
Muestra tu agradecimiento. Nombra exactamente lo que hizo el niño y cómo te ha ayudado. «Gracias por poner la mesa esta noche. Ahora tengo más tiempo para leer libros contigo«.
Dejar de lado «tú.» Usa «yo» o céntrate en la acción, no en la persona. «La pintura se derramó sobre la mesa. Aquí hay una toalla» O reformula el elogio de antes: «Los camiones están de nuevo en los estantes donde pertenecen. Así serán fáciles de encontrar la próxima vez».
Hacer más preguntas. En lugar de alabar, hacer preguntas. «¿Cómo hiciste eso?» «¿Cómo decidiste qué pintar?» «¿Qué te gusta de … (los materiales utilizados o el producto)?«
¿Qué le dirías a Shakespeare? Ginott describe cómo los adultos hablan de manera diferente a otros adultos. Si nos encontramos con Shakespeare no diríamos, «Wow! Gran trabajo. Utilizaste palabras con mucha chispa.» Probablemente comentaríamos nuestro pasaje favorito o nos maravillaríamos con sus juegos de palabras.
Sé observador. Con el fin de cambiar la forma en que alabamos a los niños, tenemos que mirar y escuchar de verdad. Se requiere más tiempo y más atención a los detalles.
O simplemente di, «Wow» porque a veces eso es todo lo que se puede decir. Y sonría de oreja a oreja.
¿Es fácil? No. ¿Mis hijos quieren oír lo buenos que son? Por supuesto. Pero por muy fabulosos que pueden ser para mí, al final, lo que necesitan es saber su propio valor.
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Como espero que quede claro en el artículo. No se trata de no elogiar a nuestros hijos, sino de ser conscientes del tipo de elogio que usamos y del objetivo que queremos conseguir con él.
En nuestros estilo de crianza se debe evitar utilizar el elogio como una manera de «manipular» a nuestros hijos para que hagan lo que nosotros queramos aprovechándonos de su deseo de complacernos. Deberíamos usarlo como una forma de hacerles ver su valía, de fomentar su autoestima. Debería ser, en resumen, una herramienta para alentarles.
En este sentido me he topado mientras preparaba este post con una iniciativa estupenda del blog Tigriteando que ha preparado un reto #21díasalentando en la que propone 21 días (por si no lo sabéis, se dice que se necesitan 21 días para adoptar un nuevo hábito) para ir sustituyendo palabras de alabanza por expresiones de aliento que traigan mayores beneficios a nuestros hijos. Van ya varios días, casi 15, creo, pero me parece una muy buena iniciativa. Tenéis el post que lo explica aquí, por si queréis hacerlo por vuestra cuenta.
Os dejo también un video de la página de Facebook
«Talleres de Disciplina Positiva» en el que podéis ver un fragmento de uno de sus talleres explicando la diferencia entre «Alabar» y «Alentar».
Y por último, aunque no por ello menos importante, os dejo con la conferencia TED que dio la magnífica científica Carol Dweck sobre Mentalidad de Crecimiento. Ya os digo que para mí fue un descubrimiento enorme, y que los hallazgos de sus investigaciones están influyendo muchísimo en las teorías de crianza y de enseñanza, no solo en EEUU sino internacionalmente. La conferencia está en inglés pero subtitulada al Español (Para encender los subtítulos, haz click en la nube de diálogo que hay en la esquina inferior izquierda y seleccione como idioma Spanish). Como todas las conferencias TED dura unos 10 minutos. Merece muchísimo la pena.
Espero que todo esto os haga entender que esto de evitar el «muy bien» o el «qué niño más listo» no es ningún capricho, ni parte de un deseo de echar por tierra porque sí todo lo que se ha hecho siempre. Todo esto parte de una base científica, de estudios recientes que se han hecho públicos en los últimos dos años y que han corrido como la pólvora por lo aplastante de sus resultados.
Pero por supuesto, como con todo, en la moderación está la virtud. No se trata de que si alguna vez le dices a tu hijo «muy bien» le hayas arruinado la vida, o que eso signifique que su autoestima va a depender de ti eternamente. Tampoco significa que tengas que estar tan pendiente de qué palabras usas que la espontaneidad quede desterrada. No es eso. En absoluto.
Como con todo lo que implica la crianza respetuosa y CONSCIENTE se trata, precisamente, de eso. De ser consciente de nuestros actos y de cómo influyen estos en nuestros hijos. De intentar cambiarlos poco a poco, en la medida de nuestras posibilidades. Cambiar los «muy bien» por un «muchas gracias» y los «estoy muy contenta contigo» por los «debes de estar contentísimo», de vez en cuando cambiar un «¡Qué bonito!» por un «¡qué colorido!» y sobre todo evitar los elogios que hacemos con el piloto automático, sin apenas mirarles, y cambiarlos siempre que podamos por nuestra atención completa y sincera.
Si tenéis alguna duda o comentario que hacerme, ya sabéis que tenéis a vuestra disposición tanto los comentarios del blog, como los de la página de Facebook o los de la cuenta de Instagram. Si os animáis a intentar estos pequeños cambios o a hacer el reto de Tigriteando, contádmelo que me encantará saber si habéis notado cambios positivos en vuestros hijos.
¡Mil gracias por leerme!
¡Feliz crianza!
Fuente: www.crianzarespetuosayconsciente.blogspot.cl
por Carolina Herrera | Feb 18, 2017 | Uncategorized
Presidenta de la Comisión de Lactancia de Atención Primaria. Elena Fabregat es pediatra de Atención Primaria y jefa de Zona Básica en el centro de salud Gran Vía de Castelló. Desde hace años, trabaja junto a su equipo para obtener la acreditación IHAN que otorga la OMS y Unicef. La pediatra apuesta por una crianza más humanizada «que relegue a los profesionales a un segundo plano»
¿Cuál fue la motivación por la que el centro decidió trabajar para obtener la acreditación IHAN?
La principal motivación fueron las múltiples evidencias que aportaba la literatura científica acerca de la superioridad de la lactancia materna sobre cualquier sucedáneo de leche para la alimentación de lactantes y niños pequeños. No obstante, trasladar estos conocimientos a la práctica clínica diaria no resultaba fácil sin un método. Y esto fue precisamente lo que nos aportó la OMS y UNICEF con su iniciativa IHAN: una herramienta para los profesionales. Y nos alegra que otros compañeros se hayan incorporado a este proyecto como Coves de Vinromà, Benlloch y Benicàssim y previsiblemente Almassora y Fernando el Católico lo harán en breve.
¿Qué beneficios aporta la humanización de la crianza?
La humanización de la crianza pretende devolver el protagonismo a quienes nunca debieron perderlo y relegar a los profesionales a un segundo plano, para que intervengan sólo cuando sea necesario y de forma menos invasiva, más respetuosa. Por ejemplo, el contacto piel con piel, en la primera hora tras el nacimiento, permite un espacio de intimidad entre madre e hijo y favorece un mejor inicio de la lactancia, el desarrollo del vínculo materno-filial y el apego seguro.
La humanización del parto y la cada vez mayor recomendación de la lactancia materna, ¿va en contra de la ciencia?
Al contrario. Los avances de la ciencia, lo que llamamos Medicina Basada en la Evidencia, nos abrió los ojos sobre una serie de rutinas que realizábamos los profesionales sin ningún respaldo científico, sino simplemente por costumbre. Por supuesto apoyamos la investigación en alimentación infantil que ha logrado desarrollar unos sucedáneos de leche materna de calidad que cumplen con los requisitos exigidos e incorporan los nutrientes adecuados para permitir el crecimiento del lactante. Pero no se puede sintetizar las sustancias vivas, enzimas, anticuerpos, la flora bacteriana materna, etc. como tampoco es posible reproducir los cambios que experimenta la leche materna a medida que el lactante madura adaptándose a sus necesidades.
Una madre que quiere dar el pecho y presenta dificultades, ¿durante cuánto tiempo debería seguir intentándolo antes de optar por la leche de fórmula?
No se puede hablar de plazos, pero la primera semana es crucial. De ahí nuestro interés en recibir a los niños lo más precozmente tras el alta, en 48-72 horas, para solucionar aquellos problemas que se presenten.
¿Qué elementos se tienen que dar para que la lactancia materna sea un éxito?
Los Diez Pasos para una Lactancia Feliz descritos en el famoso decálogo de IHAN que se pueden resumir en permitir al lactante un acceso al pecho precoz y sin límites, a demanda, las primeras semanas (o sea, olvidarse del reloj y de las tan manidas 3 horas) y lograr un buen agarre al pecho; no tiene que doler y, si duele, no se tiene que aguantar, sino pedir ayuda para mejorar la posición y el agarre al pecho. También es muy importante la confianza de la madre en sí misma y en su capacidad de amamantar.
De sobra se conocen los beneficios de la leche materna pero, ¿también hay aspectos negativos, como la merma de la libertad e independencia de la madre, por ejemplo?
La maternidad o paternidad es una opción escogida por los padres que, como todos los que somos padres sabemos, lleva aparejada una notable perdida de libertad e independencia, pero esta pérdida tiene relativamente poco que ver con el tipo de alimentación. Cuando uno decide ser madre o padre asume una gran responsabilidad, no solo la de alimentar a su hijo, sino la de cuidarle, protegerle, quererle y ofrecerle todas las oportunidades que estén en su mano para que sea un niño feliz. Todo esto se logra mejor con el pecho que con el biberón según la evidencia científica ya disponible.
¿La alimentación de los bebés responde a modas?
Por supuesto que sí, como otras facetas de la vida. Pero como profesionales sanitarios no podemos movernos por modas sino por criterios científicos basados en las mejores pruebas disponibles.
Fuente: www.levante-emv.com
por Carolina Herrera | Feb 15, 2017 | Uncategorized
Por Ana María Constaín
Mamá y papá tigres, Padres helicóptero,
Crianza autoritaria, crianza permisiva, crianza instintiva, crianza respetuosa
Crianza positiva, crianza libre, crianza lenta, crianza con amor, crianza con apego,
Crianza consciente,
Categorías que muestran nuestra necesidad de pertenencia y seguridad.
Si crío de esta manera todo saldrá bien. Está documentado, investigado, demostrado. Hay cientos de padres y madres que me dan la razón.
Nos agrupamos, según estas categorías, con personas que comparten nuestras ideas. Voces que hacen eco a las nuestras y nos dan certeza de que vamos por el camino correcto.
Obtenemos la ilusión del control.
Vamos construyendo la Verdad y la alimentamos con la evidencia que sesgadamente elegimos para demostrar (y demostrarnos) que estamos en lo cierto: nuestra manera de criar es la adecuada y todo aquel que no lo hace de esta manera está profundamente equivocado y va a tener que afrontar las catastróficas consecuencias tarde o temprano. Peor aún, SUS hijos van a tener que asumir la negligencia de una mamá y un papá que no supieron ver la Verdad.
La crianza consciente parecía trascender, al menos un poco, esta mirada parcial sobre la verdad. Parecía pretender tener una mirada más amplia.
Me parece que al final caímos en lo mismo.
La crianza consciente, para mí, no se trata de una manera de criar a los hijos. Ni de unas pautas concretas de lo que debemos hacer. Para mi la conciencia no esta ligada a un tipo específico de alimentación, pedagogía, hábitos nocturnos, maneras de parir o disciplinar. La conciencia no dictamina una forma de hacer las cosas, ni está ligada a una corriente específica de pensamiento.
La conciencia, en mi opinión, tiene que ver con la posibilidad de darse cuenta. De poder ampliar la mirada y comprender que somos más que un personaje limitado con el que hemos aprendido a sobrevivir.
La consciencia es ver más allá de nuestro ego. Más allá de la superficie y de la forma. Saber cada vez más desde donde actuamos. Reconocer nuestra sombra, nuestra historia, nuestras creencias, nuestras emociones, nuestros pensamientos. Expandirnos. Darnos cuenta de el ser esencial que somos. Sabernos amor.
Y sabernos personas. Humanas.
La crianza consciente es al final la posibilidad de elegir.
O al menos de saber que no estamos eligiendo, sino actuando automáticamente o influenciados por un entorno al que no podemos eliminar.
La posibilidad de elegir aparece cuando desde esa mirada amplia podemos comprender que no somos una cosa u otra. Nuestra identidad se expande. Los límites de nuestra personalidad se amplían.
Nuestra supervivencia y necesidad de amor ya no están en juego y entonces podemos actuar con libertad, conscientes a la vez de nuestras limitaciones.
Todos los matices caben. La Verdad no es una sola. La certeza viene del interior.
Podemos ser esto y también lo otro. Podemos elegir del abanico de posibilidades.
En este momento soy autoritaria, más adelante permisiva, después elijo dormir con mi hija, ahora quiero dormir sola. Hoy le doy miles de dulces, mañana tal vez solo verduras. En este momento elige su ropa, el sábado le digo que ponerse.
Elijo quedarme en casa, ahora quiero salir a trabajar. Me doy cuenta de que extraño a mi pareja y estoy agotada. Ahora tengo ganas de jugar todo el día.
Soy mamá monstruo, mamá pegote, mamá oso, mamá tigre, mamá gallina.
Soy mujer, y esposa.
Soy mamá trabajadora. O mamá ama de casa,
Soy mamá sobreprotectora, exigente, autoritaria.
Permisiva, flexible, rígida
Feminista, machista, liberal y conservadora
Competitiva, cooperadora
Soy mamá justa, mamá cruel,
Mamá culpable, mamá agotada, mamá realizada, mamá enamorada
Danzo con la vida, me estanco, tengo claridades, y confusiones.
Me obsesiono con las lecturas, medito, me olvido, me castigo, me exijo
La conciencia me da la posibilidad de elegir. Cuando es posible, Cuando me es posible.
Y si no al menos de darme cuenta
Hago conciencia. Me veo, Me siento, Me doy cuenta
Conecto
Se
Soy
Amo
Soy mamá
Soy mujer
Soy persona
Soy humana
Soy un ser esencial…
Fuente: www.crianzaygestalt.blogspot.cl
por Carolina Herrera | Feb 13, 2017 | Uncategorized
Qué es la Anorexia
1. Descripción
Una dieta correcta permite alcanzar y mantener un peso adecuado para cualquier individuo. Cuando la persona, aún teniendo un peso saludable, siente que tiene un sobrepeso y convierte en algo habitual conductas como pesarse, medirse diferentes partes del cuerpo, contar las calorías que se consumen, preparar alimentos para los demás o reprimir la sensación de hambre, entonces es probable que se esté desarrollando el trastorno de la conducta alimentario llamado anorexia.
La anorexia tiene su origen en diversos factores, uno de ellos el contexto social, por lo que no es un problema orgánico. Es decir, no es como una gripe que se puede contagiar.
Cuando alguien padece anorexia, los pocos alimentos que consume tienen por característica ser “ligeros”; ya sean verduras o algunas frutas, así como muchos líquidos. Pueden llegar a usar medicamentos o productos para reducir más rápidamente de peso, como laxantes o diuréticos e inclusive vomitar el alimento.
2. Características
Cortar el alimento en trozos pequeños -evitar sentarse en la mesa con otras personas para comer -realizar ejercicio de manera exagerada -usar ropa holgada.
Es importante aclarar que la persona que padece anorexia sí tiene la sensación de hambre, sólo que busca reprimirla de cualquier forma que pueda.Si estas conductas se prolongan, comienzan a surgir carencias de proteínas, grasas, vitaminas y minerales, lo que tiene como efecto la disminución en la capacidad de actividades físicas y mentales, que en casos extremos, puede ser irreversible.
En la anorexia, la percepción del cuerpo está distorsionada, por lo que al verse en el espejo no se observan tal y como son, sino que tienen la imagen de que son personas obesas, por lo que mantienen estas conductas para bajar de peso.
3. Consecuencias
- Bajo peso corporal
- Resequedad de la piel y deshidratación
- Dolores de estómago y estreñimiento
- Cansancio y malhumor constantes
- Frío durante todo el día
- Anemia
- En el caso de las mujeres, ausencia del ciclo menstrual
- En etapas avanzadas, puede llegar a causar problemas cardiacos y la muerte
Qué es la Bulimia
1. Descripción
La forma en la que las personas se alimentan varía de unos a otros. Algunas conductas son correctas, pero existen otras como pasar largos periodos sin probar alimento, atracones (consumir en un tiempo corto una cantidad de alimento muy superior a la normal) y purgas (eliminación del exceso de alimento consumido a través de la provocación del vómito o el uso de laxantes o diuréticos) que son características del trastorno de la conducta alimentaria llamado bulimia.
Los alimentos que se consumen durante los atracones pueden variar de persona a persona, pero usualmente consisten en alimentos de alto contenido calórico (helados, pasteles, chocolates, etc.) o ricos en grasas (carnes, alimentos fritos como quesadillas o gorditas, etc.)
Posterior al atracón se presenta sensación de culpa, por lo que para aliviarla, recurren a la purga para eliminar el alimento, con lo que consiguen sentirse aliviados momentáneamente. Esto se repite y se mantiene, con momentos en los que la persona puede alimentarse correctamente, pero esto es temporal y termina regresando a este ciclo.
Si estas conductas se prolongan, comienzan a surgir carencias de proteínas, grasas, vitaminas y minerales, lo que tiene como efecto la disminución en la capacidad de realizar actividades físicas y mentales, que en casos extremos, puede ser irreversible.
Es importante mencionar que no es fácil notar si una persona padece bulimia, ya que los atracones y las purgas los hacen a solas y a escondidas.
2. Consecuencias
- Deshidratación y debilidad
- Mal aliento, aparecen más caries y se puede dar la pérdida de dientes
- Constante dolor en la garganta hasta la boca del estómago, por lo que es molesto hasta tragar saliva
- Problemas de digestión
- Consecuencia de uso de diuréticos y laxantes EN ANOREXIA Y BULIMIA
- Disminución de los reflejos
- El corazón no late adecuadamente
- Constante sensación de sed
- La luz resulta molesta
- Cólicos (dolores en el abdomen) y calambres
- No se absorben adecuadamente nutrimentos muy importantes para el organismo
¿Cuáles son las diferencias entre Anorexia y Bulimia?
Se diferencian por la forma en que las personas se comportan ante la comida. Puede darse el caso de que una misma persona sufre de ambos trastornos, bien de forma alternativa o sucesiva.
La anorexia nerviosa se caracteriza por un miedo exagerado a engordar y por una distorsión de la imagen corporal, que hace que las personas que la padecen se vean y sientan gordas cuando no lo están. En el caso de la bulimia nerviosa, además del miedo a la gordura, existe un sentimiento de pérdida de control con la comida.
¿Por qué aparecen estos problemas de salud?
En la sociedad actual está extendida la idea de que para triunfar en la vida es imprescindible responder al «canon de belleza» representado por cuerpos delgados y esbeltos.
La publicidad, la moda, los medios de comunicación, refuerzan esta idea y ejercen una considerable presión sobre las personas que no se ajustan a este canon ideal de belleza. La forma y el momento particular en que cada persona vive, siente asimila o interioriza estas situaciones contribuye, entre otros factores, a que enferme o no.
¿Cómo saber si estamos ante el inicio de estos problemas?
La etapa de cambios en la que estos problemas suelen aparecer es un momento en el que no es extraño que se den comportamientos peculiares, diferentes, como:
- Sensación de tristeza y soledad
- Círculo de amistades cada vez más estrecho
- Cambios en los hábitos en relación con la comida
- No coincidir con el resto de la familia a la hora de comer
- Aumento exagerado de la práctica de ejercicio físico
Fuente: www.pesatuvida.cl
Fotos: www.depsicologia.com
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