por Carolina Herrera | Sep 6, 2017 | Uncategorized
Una psique en guerra consigo misma sólo se libera cuando la oscuridad sale a la luz.
Cuando pensamos en el arquetipo de maestros o sanadores se nos vienen a la mente imágenes de médicos diligentes, sacerdotes de moral impecable, chamanes sabios en medio de la selva o enfermeras abnegadas y serviciales; sin embargo, para poder ayudar a otros es preciso ser capaces de ayudarnos primero a nosotros mismos. Parafraseando un viejo refrán, un ciego no puede guiar a otro ciego, y en el caso del acompañamiento psicológico, el psicoanalista Carl Jung tiene bastante que compartir al respecto.
Durante una conferencia dictada frente a un auditorio de sacerdotes suizos, Jung habló de la importancia de que los médicos y los sacerdotes —así como los psicólogos y psicoanalistas— no juzguen a sus pacientes ni se dejen invadir por prejuicios morales, pues aquellos que buscan apoyo en ellos ya se sienten de por sí bastante enjuiciados. Esto, para Jung, sólo se consigue si el médico acepta su propio “lado oscuro”. No se trata de que el médico aliente las fantasías de sus pacientes, sino de “sentir a través de la mente del paciente”, sin juzgarlo, a través de algo que Jung llamó “objetividad desprejuiciada”.
Aunque el término puede sonar abstracto y con un ligero aire intelectual, para Jung se trata de una condición que incluso los hombres y mujeres de fe deben albergar y cultivar en sí mismos, a sabiendas de que “Dios ha permitido que toda clase de cosas extrañas e inconcebibles ocurran, y busca entrar en el corazón del hombre de las más curiosas formas”. Así pues, la objetividad desprejuiciada nos permitirá “sentir en todas partes la presencia invisible de la voluntad divina”, incluso en lo demoníaco, a través del arquetipo del Diablo, que interpretado alquímicamente puede leerse como una metáfora de la conversión de la materia mortal en oro.
Para Jung “no es posible cambiar algo a menos que lo aceptemos”, y eso incluye toda clase de enfermedad y abyección moral, así como las imágenes distorsionadas que nos seducen o aterran en nuestros propios sueños. No sirve de nada enjuiciar a los pacientes por sus estilos de vida o elecciones si queremos ayudarlos; pero aunque no seamos psicólogos ni religiosos, podemos pensar que tampoco sirve de mucho juzgarnos duramente a nosotros mismos; en palabras de Jung, “la condenación no libera, sino que oprime. Soy el opresor de aquellos a quienes condeno, no su amigo ni acompañante en el sufrimiento”.
Puede parecer muy simple darnos a la tarea de no juzgarnos a nosotros mismos ni a los demás, ¿pero es posible sostener esta idea a largo plazo? ¿Qué hacer cuando el juicio moral recae sobre nuestras propias acciones, incluso las pasadas, cuando nos dejamos llevar por el arrepentimiento y la duda respecto al futuro? A decir de Jung, la sola idea de aceptarnos a nosotros mismos con toda nuestra envidia, nuestra maldad, nuestro deseo de reconocimiento, nuestros pequeños vicios, “puede hacernos sudar de miedo”.
Para Jung, mucha gente decide no observarse ni aceptarse a sí misma, y emprenden el escape del camino del autoconocimiento sólo para caer en lo que él llama “la morbus sacer de la neurosis”, cuando la personalidad parece estar en una guerra interna consigo misma. Jung escribe:
La neurosis es una escisión interna —el estado de guerra consigo mismo. Todo lo que acentúa esta escisión hace que el paciente empeore, y todo lo que la mitiga tiende a sanarlo. Lo que lleva a la gente a estar en guerra con ellos mismos es la sospecha o el saber de que cada uno consiste en dos personas opuestas entre sí. El conflicto puede darse entre el hombre sensual y el espiritual, o entre el ego y la sombra. Es lo que Fausto quiere decir cuando afirma ‘Dos almas, ¡ay!, habitan en su pecho, y cada una de ellas quiere separarse de la otra’. La neurosis es una división de la personalidad.
¿Cómo ayudar a otros a aceptar su propia sombra, su propio “lado oscuro”? Y tal vez más importante, ¿cómo aceptar que nosotros también llevamos una escisión, una división interna que amenaza con ponernos en guerra contra nosotros mismos? En realidad, la única opción disponible si decidimos no adentrarnos en nuestro lado oscuro es vivir en la ignorancia de nuestra propia completud y habitar como extraños dentro de nosotros mismos. Este camino puede llevarnos a “ocuparnos de los problemas y pecados de otras personas”, así como darnos “un perceptible aire virtuoso, en función de que nos hemos engañado con benevolencia a nosotros mismos y a los demás. ¡Gloria a Dios, hemos escapado por fin de nosotros mismos!”
Así pues, no queda más que observar nuestras faltas, inconsistencias, “pecados” y toda clase de imperfecciones con mirada benevolente: en realidad no son invenciones genuinas de nosotros, y probablemente ni siquiera son tan reprobables como las de la mayoría. Es posible encontrar algo en común con toda la humanidad cuando aceptamos lo que Jung llama la “sombra” de nosotros mismos, el lado oscuro, la parte negada. “Sólo aquel que se ha aceptado a sí mismo por completo”, remata Jung, “posee la ‘objetividad desprejuiciada’”, ingrediente sin el cual será incapaz de ayudar a otros e incluso a sí mismo.
Fuente: culturainquieta.com
por Carolina Herrera | Sep 4, 2017 | Uncategorized
¿Qué es el estrés laboral?
Hablamos de estrés laboral cuando se produce una discrepancia entre la demanda laboral y los recursos del trabajador para hacerlas frente. El problema consiste en que nuestro cuerpo tiene unos recursos limitados, ocasionando al trabajador un estado de agotamiento tanto físico como mental. Esto supone una seria amenaza para la salud y el bienestar del trabajador, afectando a sus relaciones familiares y emocionales.
Causas del estrés laboral
Se podrían mencionar algunas causas del estrés laboral:
- Las expectativas económicas, salario insuficiente
- La presión por parte del empresario, mobbing o acoso laboral
- Las actividades de gran responsabilidad
- Las funciones contradictorias del trabajador
- Motivaciones deficientes
- La ausencia de incentivos
- Los conflictos entre empleados o empresarios
- Cargas excesivas de trabajo
- La exposición a riesgos físicos constantes
- Jornadas de trabajo excesivas
- Ritmo de trabajo acelerado
- La preocupación por el despido
- La falta de posibilidades para conciliar la vida laboral con la personal
Efectos sobre el trabajo del estrés laboral
- Bajo nivel de productividad
- Absentismo (no justificado o por enfermedad)
- Relaciones laborales casi nulas
- Dificultad de concentración y memorización
- Desorganización laboral
Otro de los efectos que tiene el Estrés laboral en el trabajador es el denominado Burnout.
El síndrome se detecta en el 7.5% de las personas antes de los 5 años de ejercicio profesional o laboral, y en el 25% antes de los 10 años de desempeño, constituyéndose en un problema de salud pública.
Manifestaciones clínicas más frecuentes
Entre las manifestaciones clínicas más frecuentes de tipo psicosomático se hallan: fatiga crónica, dolor de cabeza, alteración del sueño, baja de peso, gastritis y dolor muscular.
Se señalan entre las manifestaciones conductuales: ausentismo laboral, abuso de sustancias (café, alcohol, tabaco, psicofármacos), aumento de conductas violentas, relaciones humanas superficiales y comportamiento de alto riesgo.
Entre las alteraciones emocionales: aburrimiento y actitud cínica, distanciamiento afectivo, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, dificultad para la concentración, depresión y/o ansiedad y conflictos con el grupo familiar.
Fuente: nascia.com
por Carolina Herrera | Sep 2, 2017 | Uncategorized
El aparato de la felicidad como lo conocemos ahora, es en realidad bastante nuevo. Durante milenios, generaciones y generaciones asumían con naturalidad que esta vida, entendida como felicidad plena, es una utopía y, más contracultural aún (o al menos así suena hoy), eso no le quitaba lo bello ni hacía que no mereciera ser vivida.
Como ejemplo tenemos fragmentos de los huehuetlatolli, la palabra antigua de los mexicas, donde en algunas cartas de un padre dirigidas a su hija se muestra cómo en la cosmovisión de dicha cultura éste era un mundo de obstáculos y también de sufrimientos, y no por ello un lugar exento de felicidad, es decir, que el enfrentar períodos o momentos de tristeza, frustración, miedo, etc., es simplemente parte de la vida.
Hoy, sin embargo, con la maquinaria que nos obliga irremediablemente a ser felices todo el tiempo (y además demostrarlo obsesivamente en las redes sociales) pareciera que los sentimientos “negativos” se vuelven aún más frustrantes, ya que les hemos negado el derecho a la normalidad –por cierto, por primera vez en la historia. Lo anterior genera sociedades obsesionadas con sentirse bien todo el tiempo, como si ello fuese un sinónimo de felicidad.
Estudios recientes han confirmado la sabiduría del conocimiento milenario de que la felicidad plena es una utopía, e incluso se ha advertido que la aceptación de las emociones negativas como parte de la vida no sólo nos prepara para los momentos malos (algo así como hacían los estoicos), sino que este entendimiento es también crucial para la salud mental.
Un estudio de la Universidad de la Tecnología de Queensland en Australia, hecho en el 2009 y liderado por el psicólogo David J. Kavanagh, encontró que los pacientes con problemas de alcohol y drogas que evitaban los pensamientos que les conducían a tomar fueron más propensos a hacerlo. Es decir, reprimir los pensamientos que molestan genera que no puedan sanarse.
Por su parte, otra investigación de la Universidad de Florida, realizada en el 2012 por Eric L. Garland, arrojó resultados muy interesantes también con pacientes con dependencia al alcohol. Midiendo sus niveles de estrés por medio de su ritmo cardíaco se descubrió que los pacientes que evadían pensamientos incómodos o dolorosos sufrían más estrés que aquellos que simplemente afrontaban el pensamiento y lo dejaban transcurrir hasta que cesara por sí mismo (algo muy parecido a lo que ocurre con la meditación).
Aceptar el dolor nos provee de herramientas psicológicas para afrontar la existencia. En cambio, obsesionarnos con la idea de que somos raros por no sentirnos felices todo el tiempo nos está ocasionando severos daños psicológicos.
Fuente: pijamasurf.com
por Carolina Herrera | Sep 1, 2017 | Uncategorized
¿Sabía usted que los problemas de aprendizaje, se pueden tratar con remedios florales?
También la falta de atención, los miedos frente a los exámenes e incluso los bloqueos que algunos niños o jóvenes muestran en el estudio pero que se deben a problemas familiares.
Las esencias florales equilibran y liberan la mente, promueven y despiertan nuevamente el placer de estudiar. En la medida en que el niño o el joven siente que las cosas van saliendo mejor, se reaviva su entusiasmo, su deseo de saber y el eterno desafío que significa seguir progresando.
Asimismo, se corta el círculo vicioso que se establece con sus padres, que preocupados por la situación conflictiva, entran en una actitud de persecución en la cual al final, en lugar de beneficiarse, todos terminan en una situación de desequilibrio familiar.
Las esencias florales facilitan el trabajo a padres y educadores en la medida que proveen para el alumno las mejores condiciones para conocerse mejor, e integrarse a una dinámica educacional provechosa. No importa la edad ni otros tratamientos en curso, porque las esencias no tienen contraindicaciones. Sólo hay que tener la precaución de elegir la flor que corresponde al desequilibrio y juntar hasta 6 (aunque a veces se puede llegar hasta la cantidad de 9) en una misma fórmula, preparar la dilución y tomar 4 gotitas de 4 a 6 veces por día. Cuando se termina el frasquito, aproximadamente a los 15 días, se hace una nueva evaluación. Generalmente se cambia alguna que otra flor de la fórmula, se vuelve a preparar, y se seguirá así, tomando estas diluciones hasta que ya no sea necesario.
Para que la fórmula sea efectiva, recuerde que es preciso observar con atención, cuáles son las verdaderas dificultades del alumno, viendo sus problemas y desequilibrios, tanto emocionales como personales.
Según las dificultades, serán los remedios florales indicados para cada caso. Dado que generalmente es una combinación de situaciones personales, se combinarán varios en un mismo frasquito.
- CERATO es la esencia floral que usaremos cuando hay poca confianza en la propia opinión. Cuando se piensa que los demás saben y pueden más y mejor. Cuando se es muy disperso.
- CLEMATIS si el estudiante es muy soñador, distraído, fantasioso, presta poca atención a lo que pasa a su alrededor.
- ELM para la sensación de agobio, o para el sentimiento momentáneo de no poder cumplir con las responsabilidades, o no saber por dónde comenzar por sobrecarga de actividades.
- GENTIAN cuando hay desaliento, pesimismo, o pareciera que las fuerzas no alcanzan para llegar hasta el final de la tarea.
- LARCH para aumentar la autoestima, la confianza en sí mismo y sentir que las posibilidades propias son por lo menos iguales a las de los demás.
- MIMULUS cuando además se es muy tímido, asustadizo y temeroso.
- CHESTNUT BUD es muy útil para aprender de los errores, poder profundizar y para cualquier otro tipo de problema de aprendizaje.
- WILD OAT para orientarse vocacionalmente. Frente a la indefinición de las ambiciones y la frustración por no encontrar el camino en la vida, o a la insatisfacción por lo que se eligió y pareciera que no es lo que a uno le gusta.
- A veces lo que hace que traiga malas notas es que el estudiante piensa que sabe todo o al revés, piensa que no sabe nada. Cuando el miedo a equivocarse lo paraliza, puede usarse una combinación de LARCH, CHESTNUT BUD, GENTIAN, Mimulus, ROCK ROSE, SUNFLOWER y BUTTERCUP.
- Para el “síndrome de los lunes a la mañana”, HORNBEAM lo va a ayudar a levantarse, arrancar sin el cansancio producido por la rutina.
- BLACKBERRY es fantástica para poner sus pensamientos en acción, integrando la voluntad, las ideas, y despertando el talento dormido.
- Al mismo tiempo, PEPPERMINT y TANSY son esencias florales que trabajan la pereza mental y el letargo, la primera y el defecto de posponer la tarea, la segunda.
- MADIA ayuda a los distraídos a organizar sus pensamientos, aumenta la concentración, y es ideal para los que comienzan una tarea y les agarra sueño o cansancio y no siguen avanzando.
- El remedio obtenido de la flor SHASTA DAISY, que no es otra que la conocida margarita, puede usarse para fomentar la intuición y la inteligencia. Facilita la tarea de comprender los conceptos, a saber qué es importante y qué es secundario.
- IRIS y COSMOS son dos esencias que socorren al estudiante para entrar en contacto con su yo interior, estimulando la capacidad de pensar sobre aquello que no es concreto y palpable. Son ideales para alumnos con dificultades en disciplinas que requieren trabajo sobre imágenes mentales y conceptos abstractos.
- Para los hiperactivos e inquietos, hay varias esencias: IMPATIENS si son inquietos e impacientes físicamente, DANDELION cuando además hay tensión o VERVAIN cuando son muy tercos y fanáticos a nivel de ideas y esto incrementa su ansiedad.
También existe la posibilidad, en época de evaluaciones, tomar una semana o diez días antes, la popular Fórmula de examen, compuesta por las siguientes flores del sistema Bach:
- CLEMATIS, para estar atento y presente.
- ELM, para el sentimiento pasajero de no estar a la altura de las circunstancias.
- GENTIAN, para contrarrestar dudas y desaliento. Da coraje para enfrentar la situación.
- WHITE CHESTNUT, para una mejor concentración.
- LARCH, para la falta de seguridad en uno mismo. Mejora la autoestima.
También para los esforzados docentes tenemos algunas esencias de flores que pueden serles de gran utilidad. Así como para los padres hay florales equilibradores ya que las relaciones siempre son por acción y reacción mutua.
- VINE si la autoridad se ejerce en demasía, con poca consideración por el otro,
- VERVAIN si sólo se acepta que el niño o joven piense como uno.
- LARKSPUR para hacer al líder más carismático, sin perder la condición de mando.
- Se sugiere CHICORY cuando el amor es demasiado vigilante y no se da al niño o al adolescente la posibilidad de una cierta libertad o independencia. Es para no estar tanto encima de él.
- MARIPOSA LILY puede ser utilizado por la madre -y por el hijo o la hija- cuando hay problemas de relación entre ellos.
- Para divergencias con el padre, ambos podrán tomar SUNFLOWER.
- Para el desánimo los remedios florales SCOTCH BROOM, BORAGE y CALIFORNIA WILD ROSE.
Finalmente, otra idea: para estimular la concentración, la claridad mental y la cooperación grupal, facilitando el trabajo de enseñar y aprender, es interesante vaporizar en aulas y auditorios los florales QUAKING GRASS, LARKSPUR, OREGON GRAPE y QUEEN ANNE’S LACE.
Recordemos que al resultar más fácil, se suele aprender con más ganas.
Fuente: casapia.com
por Carolina Herrera | Ago 30, 2017 | Uncategorized
Señales que pueden indicar que los niños están sufriendo bullying.
Durante la niñez los niños se pelean, en muchas ocasiones se enfadan e incluso se llegan a insultar. No se trata de que esas conductas queden impunes o que no tengan consecuencias, pero tampoco se pueden confundirlas con el bullying. Para hablar de bullyng, tiene que haber un acoso continuado en el tiempo de un niño hacía otro. No se trata de una pelea puntual, normalmente, el agresor tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente.
Detectar si el niño sufre bullying
El bullying puede ser sexual, cuando existe un asedio, inducción y abuso sexual; puede tratarse de una exclusión social cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro; puede ser psicológico, cuando existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas al otro; y puede ser físico, cuando se golpea, empuja o se organiza una paliza al acosado.
El acoso escolar tiene como escenario los centros educativos. Como se trata, en su mayoría, de un acoso invisible para los adultos, los profesores difícilmente tendrán conocimiento de lo que está sucediendo a través de los padres. El agresor acosa a la víctima en los baños, en los pasillos, en el comedor, en el patio, reservando sus acciones durante la ausencia de mayores. En algunos casos, el acoso sobrepasa las paredes del colegio, pasando a ser telefónico e incluso por correo electrónico.
Es importante que los padres mantengan siempre una comunicación abierta y positiva con sus hijos, y con el colegio, de esta forma, conseguiremos que los niños se sientan más seguros y puedan contar a sus adultos de referencia lo que les está pasando.
No obstante, conviene que estemos atentos si detectamos algunas señales en el niño:
1. Cambios en su comportamiento.
2. Cambios de humor, tristeza o irritabilidad.
3. Trastorno en el sueño. Que le cuesta más dormir y suele tener pesadillas.
4. Cambios en los hábitos alimentarios: comen compulsivamente, o les falta el apetito
5. Presentan síntomas psicosomáticos. Frecuentemente tienen dolores de tipo somático como dolor de cabeza o de tripa sin una causa orgánica que lo justifique.
6. Presentan señales físicas. Vigilemos en el caso de que aparezca de forma frecuente con golpes, o rasguños y diga que se ha caído.
7. Rechazo continuado al colegio. Cuando verbalice que no quiere ir al colegio, una y otra vez, especialmente en las tardes de los domingos.
8. Presenta problemas para relacionarse y se aísla. El niño protesta para no acudir a las excursiones o visitas culturales, no quiere relacionarse con sus compañeros y quiere ir acompañado a la entrada y a la salida del colegio.
9. Cambios en su rendimiento escolar. El niño puede empezar a desinteresarse por los estudios. Le faltará no solo interés como también concentración y atención.
Actitud de los padres frente al acoso escolar de su hijo
Si hemos detectado que nuestro hijo es víctima de acoso, lo primero de todo es no culpabilizarle ni a él ni a nosotros mismos, eso no implica ser peores padres. Es importante que el niño se sienta seguro y confiado en su casa, que haya un buen clima de confianza donde pueda desahogarse y contar que le pasa.
Otro paso fundamental será hablar con el colegio, en ocasiones pueden ignorar lo que ocurre porque las agresiones se llevan a cabo en ausencia del adulto.
Es importante que el niño cuente con habilidades sociales y con recursos, no solo enfocados a defenderse, sino a mostrarse más seguro. Que aprenda a ser asertivo, a ser capaz de decir lo que el quiere, lo que el piensa, sin imponérselo a los demás, y sabiendo que su opinión es tan válida como la de los demás.
Que aprenda a ignorar al agresor, que no le demuestre que le afecta llorando o enfadándose, sino que le pueda responder con tranquilidad y firmeza, diciéndole por ejemplo: «No, eso es sólo lo que tú piensas».
Que sepa que no está solo y que siempre puede pedir ayuda.
Los Derechos del Niño
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Fuente: guiainfantil.com
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