por Carolina Herrera | Mar 28, 2018 | Uncategorized
En la actualidad, los beneficios de la lactancia materna están más difundidos y son más conocidos (por la comunidad en general y por los profesionales de la salud en particular) que los síntomas y las señales de alarma vinculadas con los trastornos psíquicos puerperales. Lamentablemente, falta formación y capacitación respecto de esta problemática. Es imperioso que los profesionales de la salud que se desempeñan en el área perinatológica entiendan su función clave en la detección precoz y, por consiguiente, en la posibilidad de que las mujeres padecientes reciban un tratamiento idóneo y oportuno.
No es la intención reiterar aquí los beneficios de la lactancia materna, pero sí aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la misma en estos casos, sobre sus beneficios tanto a nivel individual como a nivel vincular y sobre su relevancia como herramienta terapéutica, de modo de poder reflexionar sobre nuestro rol y acompañamiento.
Si la mujer madre desea amamantar a su bebé, suprimir la lactancia materna debería ser la última opción. El doctor Louis-Victor Marcé recomendaba, hace más de 50 años, no destetar hasta que remitiera la sintomatología depresiva. En la actualidad, es sabido que hay gran variedad de psicofármacos compatibles con la lactancia, si bien es cierto que es importante tener en cuenta otras variables tales como los efectos secundarios del fármaco, la cantidad de casos publicados, la dosis relativa que recibe el lactante, etc.
Es imprescindible tener presente que el destete precoz no sólo suele impactar en la salud del lactante, sino también en la de su madre: la evidencia científica indica que es un factor de riesgo para el aumento de la ansiedad y de la depresión materna [i]. Como sugiere la Academia Americana de Pediatría, “antes de recomendar la lactancia artificial o un destete temprano el profesional médico debería sopesar muy seriamente los beneficios de la lactancia frente a los riesgos de no recibir leche materna”.
Algunos de los beneficios de la lactancia se pueden comprender desde una perspectiva neurohormonal. Las principales hormonas intervinientes en el amamantamiento son la prolactina y la oxitocina. La prolactina no sólo tiene un papel central en la producción de la leche materna, sino que además tiene efectos a nivel de la adaptación del cerebro materno a la nueva función: produce cambios que facilitan el maternaje, promueve conductas de protección y tiene además un efecto estabilizador, “ansiolítico”. Las madres que amamantan puntúan más bajo en las escalas de estrés, ansiedad y depresión que las que no lo hacen [ii]. Por su parte, la oxitocina favorece la eyección de leche materna pero además media en el vínculo madre-hijo/a, aumenta los sentimientos de confianza y bienestar maternos, reduce la tensión arterial y la tasa de hormonas del estrés en la madre e induce serenidad y calma en ambos integrantes de la diada. Asimismo, tiene importantes efectos en el neurodesarrollo del lactante, mejora el vínculo afectivo [iii] y disminuye el riesgo de abandono [iv] y maltrato infantil [v] [vi].
La lactancia materna protege a los bebés de los efectos nocivos de la depresión materna. Se han realizado estudios comparativos con madres deprimidas que lactaban y madres deprimidas que no lo hacían, en los que se ha observado que en los casos en los que las madres amamantaban a sus bebés, la responsividad materna era mayor y las interacciones diádicas más satisfactorias, las madres lactantes miraban, tocaban y hacían más contacto visual con sus bebés que las madres que no estaban amamantando.
Natalia S. Liguori
Psicóloga, Argentina
Fuente: saludmentalperinatal.es
por Carolina Herrera | Mar 26, 2018 | Uncategorized
¿Sabías que los ejercicios cerebrales ayudan a prevenir el Alzheimer?
Según estudio realizados, las personas que ejercitan su cerebro son menos propensas de padecer esta enfermedad.
Recordemos que el brain gym, también conocida como neuróbica o gimnasia cerebral es una serie de ejercicios creados por el Dr. Paul Dennison en los años 60 que fomentan el uso de ambos hemisferios cerebrales.
Se recomienda que los niños empiecen a practicar este tipo de ejercicios, a partir de los 5 años de edad. Después de los 5 años, los ejercicios de gimnasia cerebral pueden ser realizados por cualquier persona y en cualquier momento o lugar.
La gimnasia cerebral brinda una gran gama de beneficios y hoy te explicaremos algunos de ellos de acuerdo a los siguientes grupos de edades.
La práctica beneficia no sólo a nuestro cerebro, sino a todo nuestro ser tanto en el aspecto físico como emocional y psicológico:
- En personas de edades comprendidas entre 5 y 25 años, la neuróbica ayuda a mejorar la capacidad de atención y concentración, a través del uso de ambos hemisferios cerebrales; también permite un mayor desarrollo de la imaginación y la creatividad. Así mismo, optimiza las capacidades de relación e interacción con las personas, aumentando la capacidad de socializar, mayor integración con compañeros de clases y amigos, incluso puede mejorar la relación con los padres, familiares y maestros. Mejora la capacidad de aprendizaje y retención de información y puede además, ayudar al cerebro a generar mejores mecanismos de estudio para obtener mejores resultados.
En estas edades, los ejercicios de brain gym son muy buenos para lograr una mayor seguridad de sí mismos, lo que mejora la autoestima y la autovaloración.
Conoce algunos ideales para niños en nuestro artículo: 10 Ejercicios de Gimnasia Cerebral para Niños
Para adultos recomendamos realizar los ejercicios de nuestro artículo:5 Ejercicios de Gimnasia Cerebral o Mental
- Para personas entre 26 y 35 años de edad, se recomiendan estos ejercicios porque ayudan a mejorar las destrezas ya adquiridas con el tiempo y optimizan las capacidades mentales, de forma que, lo que alguna vez nos pareció difícil, pasa a ser algo sencillo y/o cotidiano. También mejora el rendimiento de las neuronas, aumenta nuestra memoria, la coordinación, e inclusive puede ayudar a generar mayor confianza en el individuo.
- Por último, en personas de 36 años en adelante estos ejercicios son de mucha utilidad, porque mantienen el cerebro activo y evita el desuso de las neuronas. Principalmente ayuda a prevenir Alzheimer y en personas que presentan dicha enfermedad, ayuda a controlar los efectos de ésta. También evita el desgaste de facultades y la memoria, y combate la pérdida de motricidad en los individuos. Se ha comprobado además, que ayuda a combatir el estrés generado por el día a día.
Recuerda que si quieres conocer con exactitud qué es gimnasia cerebral, te lo explicamos en este artículo: ¿Qué es Gimnasia Cerebral?
Comienza a mejorar tu memoria hoy
Intenta lo siguiente:
Patrones Mentales
Una técnica ingeniosa que te permitirá mejorar tu memoria es buscar patrones y utilizarlos para recordar grandes cantidades de información. Este método es excelente para recordar un número extenso o una frase. Aquí te dejamos un ejemplo
3810151722242931363843
Este número parece aleatorio hasta que descubres un patrón: sumas 5 y luego sumas 2 y repites. Una vez que descubres ese patrón, sólo debes recordar el primer número de la secuencia. Esto puede resultar muy útil para crear contraseñas numéricas que cambian constantemente.
Fuente: tugimnasiacerebral.com
por Carolina Herrera | Mar 23, 2018 | Uncategorized
No nos juzguemos más. No nos castiguemos más. Démonos un respiro y dejemos de culpabilizarnos, porque antes de poder cambiar nos hemos de aceptar
Silvia Salinas
¡No te acuses más! Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, en pelea continua entre lo que somos y lo que pensamos que deberíamos ser. Si el juez interior aparece, acepta en lugar de luchar.
No hacen falta palabras para definir la culpa. Cualquiera de nosotros conoce el malestar interno que sentimos cuando ese sentimiento nos invade.
La culpa es un “estado de pelea” entre la persona que somos y la idea que tenemos de cómo deberíamos ser y actuar
Y aunque a veces puede parecer útil para evitar o rectificar actitudes con las que hemos herido a alguien, si nos encallamos en ella se convierte en una desagradable sensación de lucha contra uno mismo.
Aceptémonos tal como somos
Pero se trata de una lucha perdida de antemano que consume nuestra energía y nos conduce a la amargura. Aceptar amorosamente que somos quienes somos es un requisito indispensable para que la culpa no nos invada.
Aceptarnos tal cual no quiere decir que no podamos cambiar y mejorar o que no podamos crecer como personas, pero seguro que no lo lograremos por el camino de la culpa y el reproche.
¿Dónde nace la culpa?
Las semillas de la culpa surgen en nuestra niñez cuando nuestros padres no nos validan tal y como somos. Así construimos la idea de que está mal ser lo que somos y pretendemos ser otros, para acercarnos a ese modelo que nuestros padres dicen que debemos ser.
Un ejemplo sencillo y conocido es cuando al niño se le advierte: “Los hombres no lloran”. De forma inconsciente ese niño saca sus primeras conclusiones: “Está mal llorar, está mal lo que siento”. A partir de ahí, cada vez que llore se sentirá culpable.
Las ideas que adquirimos de los padres se potencian con lo que la sociedad nos indica como bueno y debido
No se trata de que esté mal tener ideas de lo que queremos ser o hacer, sino de lo que hacemos cuando nuestra vida no coincide con nuestras ideas.
La situación en que nos encontramos puede gustarnos o no, pero es la realidad y solo podemos construir a partir de ella:
Lo que somos siempre es mucho más sólido que cualquier idea, por brillante que sea, de lo que deberíamos ser
Los efectos de la culpa son interminables. Es como si lleváramos un juez interno que nos murmura al oído sus acusaciones cada vez que nos apartamos del modelo. Bastaría con convertirnos en observadores de nosotros mismos para descubrir que este juez interno no solo no nos guía por el buen camino, sino que en realidad solo nos perjudica.
Un alcohólico no dejará de beber por culpabilidad. Solo lo hará cuando se acepte tal cual es y aun así le parezca que se merece ser querido, que es digno de recibir ayuda y de pedirla.
El juez externo
Muchas veces le recriminamos a alguien, al otro, que “nos hace sentir culpable”. Pero esto es imposible. A menos que nosotros mismos compartamos esa “acusación”.
Me viene a la memoria mi propio caso. Antes de tener mis hijos, me formé como terapeuta en Estados Unidos. Después interrumpí mi formación hasta que mi hijo menor tuvo cuatro años. Cuando volví a viajar para asistir a cursos, mi madre, “inocentemente”, me preguntaba si era realmente “necesario”, apuntando argumentos del tipo “si el avión se cae tus hijos quedarían sin madre”.
Entonces la culpa comenzaba a hacer su trabajo y ningún curso me parecía lo suficientemente bueno y justificado. Poco a poco me fui dando cuenta de que eran mis propias ideas –no las de mi madre– sobre lo que debía hacer las que estaban interfiriendo y no me dejaban apreciar lo que cada curso tenía para darme.
El trabajo para disolver la culpa fue observar los pensamientos, las ideas, las frases que me invadían cuando esta me desbordaba: “Deberías estar en tu casa”, “una buena madre no deja a sus hijos de esta manera”.
Luego observé que eran solo ideas, no realidades. Si me hubiera forzado a ajustarme a ellas, hubiera perdido cosas que eran muy importantes para mí, y la situación no hubiera tenido nada de ideal.
Aceptar para cambiar
Aunque debo admitir que es difícil liberarse de esos pensamientos adquiridos, es posible desidentificarse y observar que se trata solo de eso, de ideas y no realidades. Entonces pierden su fuerza y no consiguen obstaculizar nuestro camino.
La idea, el juicio, queda a un lado y nosotros podemos recuperar nuestro camino. Y más allá de lo que pensemos, siempre hacemos lo que podemos, que puede ser el máximo dentro de nuestras posibilidades.
Pero el impulso que nos hace ser como somos es más fuerte que cualquier idea. Podemos aceptarlo o sentirnos culpables, pero siempre vamos a ser como somos.
El psicólogo John Welwood dice que la base del sufrimiento humano es el enjuiciamiento
Por eso, cuando un problema nos invada, trabajemos para suavizar el juicio que emitimos respecto a nosotros mismos.
Si aceptamos que somos imperfectos y que esto no está ni bien ni mal, que simplemente es lo que hay, podremos construir a partir de esta aceptación, de lo que hay. Cuando nos aceptamos en toda nuestra imperfección y no peleamos por cambiar, el amor y la compasión crecen en nosotros. Y entonces el cambio se produce.
Las 3 listas para vivir alejados de la culpa
¿Quieres reconocer tus sentimientos de culpa y liberarte de ellos? Este sencillo ejercicio es muy eficaz.
En una libreta debes hacer tres listas en tres columnas paralelas, cada una encabezada por las palabras “Debo”, “Quiero” y “Puedo”.
- La lista de “Debo”
Conecta con todo lo que crees que deberías cambiar y apunta las frases con que te lo explicas a ti mismo. Esta es la columna de “lo que debe ser”, o sea, los argumentos del juez interior. Ejemplo: “Debo comer solo comidas sanas y bien elaboradas”.
- La lista de “Quiero”
En correspondencia con cada “Debo”, observa qué te sientes impulsado a hacer y apúntalo al lado, al mismo nivel, en la lista del “Quiero”. Por ejemplo, correspondiendo a la frase anterior de cómo debes comer, sería algo así: “Quiero comer bollos y chocolate”.
- La lista de “Puedo”
En esta tercera columna, apunta lo que de verdad puedes hacer y lo que haces en cada caso. Por ejemplo: “Puedo comer bollos y chocolate una vez a la semana y de forma moderada”.
Acepta la realidad
Aunque la columna del “Puedo” no sea la que más te guste, es la única real. Descartemos la columna del “Debo”, y después de conocer la del “Quiero”, aceptemos cada uno de los “Puedo” que sí nos permiten empezar una nueva historia.
Desarma a tu juez
Los juicios son ideas y no realidades. A través de estos juicios, debemos observar y conocer los mecanismos que nos generan el sentimiento de culpa en lugar de placer, alegría o seguridad.
Cambiar juicios por preguntas objetivas y amables, por ejemplo, el “¡Qué tonto he sido!”, por “¿Qué me habrá llevado a comportarme de esa manera?”. Así descubriremos cómo se activa.
Fuente: mentesana.es
por Carolina Herrera | Mar 21, 2018 | Uncategorized
Convertirse en madre es a menudo retratado como un evento mágico y glorioso. Pero muchas mujeres no se sienten felices después de dar a luz.
De hecho, según la Asociación Estadounidense de Psicología, casi el 15 por ciento de las madres padecen ansiedad o depresión en el posparto, lo que hace que los trastornos de salud mental materna sean la complicación en torno al parto más frecuente en los Estados Unidos. Y aunque estas enfermedades mentales afectan a millones de mujeres cada año, nuevas investigaciones muestran que el 20 por ciento de las madres no comunican sus síntomas a los profesionales sanitarios.
“Muchas mujeres se sienten reacias a hablar sobre sus dificultades emocionales, especialmente cuando experimentan síntomas de depresión y ansiedad posparto”, dice Sarah Checcone, fundadora y directora de The Postpartum Society of Florida. La organización sin fines de lucro, con sede en Sarasota, está probando una nueva forma de apoyar a las madres con problemas y a sus familias ofreciéndoles un programa de tutoría de madre a madre conocido como SISTER (Self-Image Support Team and Emotional Resource = Equipo de Apoyo de Autoimagen y Recurso Emocional).
Las voluntarias son madres que se han recuperado de una enfermedad mental en el posparto, así como amigas o familiares de mujeres que lo han sufrido. Las madres SISTER buscan construir comunidad, creando un espacio seguro. Y eso ayuda a las madres a confiar y hablar sobre sus dificultades.
“Muchas mujeres creen falsamente que admitir que están ansiosas o deprimidas es lo mismo que admitir debilidad. Incluso pueden temer que al hablar de sus sentimientos éstos se hagan más reales. Tenemos que hacer un mejor trabajo al explicarles a las pacientes que la ansiedad y la depresión no tienen nada que ver con ser una ‘mala madre’ “, dice la doctora Alexandra Sacks, psiquiatra de la ciudad de Nueva York, especializada en salud mental materna y psiquiatría reproductiva.
La depresión posparto no siempre es fácil de detectar. Los síntomas pueden aparecer en cualquier momento durante el primer año de maternidad. Según Postpartum Support International, los signos del trastorno varían, pero pueden incluir sentimientos de irritabilidad, tristeza, preocupación constante y cambios en el sueño y el apetito.
López tuvo dificultades con la lactancia. Asistió a un grupo de apoyo a la lactancia materna en un hospital local. Afortunadamente, el líder del grupo reconoció que estaba ansiosa y le presentó a Checcone y el programa SISTER.
“Mi obstetra no me hizo ningún screening para depresión posparto, pero incluso si lo hubiera hecho, yo tenía demasiado miedo para hablar. Sin el apoyo de mi SISTER madre, no creo que hubiese recibido ayuda”, dice.
Apoyo madre a madre
Como supervivientes de los trastornos del estado de ánimo posparto, las madres SISTER se encuentran en una posición única para ser mentoras de las nuevas madres. Comparten sus historias personales y les aseguran a estas nuevas madres que no están solas y que no tienen la culpa de sus enfermedades. Se comunican con las madres por teléfono o mensajes de texto semanalmente y se reúnen cara a cara al menos una vez al mes. Cuando es necesario, las madres SISTER también ayudan a las mujeres a encontrar recursos psicológicos adicionales, como psicoterapia, psiquiatría y grupos de apoyo.
La investigación sobre la resiliencia muestra que los programas basados en relaciones de igualdad como éstas pueden reforzar la salud mental de una mujer. Una revisión reciente, publicada en la revista Child Development, sugiere que las madres angustiadas pueden beneficiarse de este tipo de cuidado y de apoyo, especialmente si esta ayuda proviene de personas que se han superado situaciones similares. Los investigadores también descubrieron que el apoyo de los compañeros y el bienestar de la madre aumenta el comportamiento positivo de los padres, especialmente cuando estos apoyos se integran en la vida diaria de la mujer.
“A menudo, creemos que apoyar a los padres significa dar consejos sobre cómo cuidar a su bebé. Pero la mayoría de las madres no necesitan consejos sobre la crianza perfecta, lo que ansían son conexiones auténticas, amabilidad y apoyo continuo, y eso tiene un valor especial si esas personas también han superado desafíos similares “, dice Suniya Luthar, un profesor de psicología de la Universidad Estatal de Arizona y uno de los investigadores del estudio. Sin embargo, estas relaciones cercanas a no siempre son fáciles encontrar.
Si bien la paternidad puede ser un pegamento social, el solo hecho de reunir a las madres no siempre conduce a la intimidad y la confianza. Y debido a que a veces estas amistades son menos íntimas y, en ocasiones, temporales, las mujeres pueden dudar sobre si hablar de su salud emocional con nuevas “amigas madres”. Ese silencio perpetúa la noción de que estos problemas son escasos.
Un estudio reciente publicado en la revista Maternal and Child Health encontró que el apoyo social afecta la probabilidad de que una madre busque ayuda profesional. El estudio incluye datos de más de 200 madres, en su mayoría blancas, de clase media, que habían dado a luz en los últimos tres años. Las participantes completaron una encuesta por internet que preguntaba si habían experimentado síntomas de ansiedad o depresión posparto y si habían comentado estas dificultades a un médico, doula o enfermera.
La mitad de las mujeres encuestadas creían que cumplían con los criterios para tener un trastorno del estado posparto. Las mujeres con mayor apoyo tenían más probabilidades de revelar sus síntomas a un sanitario. Sin embargo, más del 30 por ciento de las madres en el estudio dijeron que carecían de un confidente, lo que les dificultaba hablar sobre sus problemas.
“Me sorprendió la cantidad de mujeres que no informaron de sus síntomas. Esto es preocupante porque resalta que muchas madres no están recibiendo la ayuda profesional que necesitan”, dice Betty-Shannon Prevatt, autora principal del estudio y psicóloga, y estudiante de doctorado en psicología social y comunitaria aplicada en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Para llegar a más mujeres, Checcone está expandiendo el programa de mentoría entrenando a cinco madres mentoras en Tampa. El objetivo es hacer crecer el programa SISTER en todo el estado a más de 100 voluntarias para 2020.
Además de entrenar a las madres SISTER, Checcone también educa a sus parejas y esposos sobre los estados emocionales en el posparto, recordándoles que, si ocurre, la enfermedad no es culpa de nadie. Ella les dice que el estímulo, el cuidado amoroso y ayudar a la madre a encontrar recursos, como el apoyo entre compañeras y la ayuda profesional, son de gran ayuda.
Para López, los recursos de la Sociedad de Posparto de Florida han sido un salvavidas. “Mi mentora me ayudó a darme cuenta de que no estoy sola. Su amabilidad me permitió expresar mi agonía. Estas madres mentoras son una comunidad de apoyo que me está guiando a través de los momentos más oscuros de mi vida”.
El programa SISTER es único porque ofrece apoyo madre a madre.
Para las madres que están pasando por dificultades que buscan este tipo de apoyo fuera de Florida, Postpartum Support International facilita el contacto de madre a madre con un grupo privado de Facebook y ofrece una línea de teléfono gratuita atendida por voluntarias capacitadas para ayudar a madres y familias que buscan recursos en sus áreas locales.
Traducido del artículo: Mommy Mentors Help Fight The Stigma Of Postpartum Mood Disorder
Fuente: saludmentalperinatal.es
por Carolina Herrera | Mar 16, 2018 | Uncategorized
Cuando las mujeres experimentan problemas de salud mental en el posparto, se asume que es algo que viene de fuera, un proceso psíquico independiente de lo que ha sucedido durante el embarazo y el parto. A veces sí lo es, pero en otros casos, lo que ocurre en el posparto está muy influido por la experiencia del parto.
La realidad es que la experiencia del parto deja una profunda huella sobre la salud mental de las madres, y esta huella a su vez está directamente condicionada por la atención y el trato recibidos, por la posibilidad -o no- de tomar decisiones con respecto a su parto, por las intervenciones que se hagan sobre su cuerpo -algunas o muchas de las cuales pueden ser innecesarias-, o algo tan sencillo como la posibilidad de estar acompañada por quien desee.
Acaban de publicarse las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para una experiencia positiva de parto. La OMS lleva desde 1985 desaconsejando prácticas todavía vigentes, como la rotura rutinaria de membranas, la posición tumbada boca arriba en el potro, la monitorización continua, los tactos cada menos de 4 horas, la restricciones de comida y bebida durante, la estimulación sistemática con oxitocina, la episiotomía de rutina o el pinzamiento prematuro del cordón umbilical, entre otras. Todas estas son prácticas profundamente instaladas en los procedimientos antiguos de atención al parto y/o recogidas en protocolos que no han evolucionado al ritmo de la última evidencia científica. Son protocolos y procederes que dejan fuera de juego el derecho de las madres a recibir información fidedigna y tomar decisiones sobre su cuerpo como usuarias del sistema sanitario.
En lo que respecta a los aspectos más humanos de la atención, en su nueva guía, la OMS es muy explicita y hace estas recomendaciones que mejoran la experiencia de parto y por tanto la salud mental de las madres. Concretamente la OMS recomienda:
- Una atención al parto respetuosa, es decir,
- organizada y brindada de manera que respete la privacidad de la madre, su dignidad y confidencialidad
- que la proteja de todo daño innecesario
- que le permita tomar decisiones informadas
- que le ofrezca apoyo emocional durante todo el proceso.
- La comunicación efectiva entre profesionales sanitarios y mujer de parto (no vale imponer intervenciones innecesarias sólo porque lo dice el protocolo o siempre se ha hecho así).
- El acompañamiento por una persona de su elección.
- La atención por parte de matronas según el modelo de continuidad de los cuidados, según el cual un pequeño número de matronas conocidas cuida de forma continuada a cada mujer durante el embarazo, parto y posparto.
Más información: WHO recommendations. Intrapartum care for a positive birth experience
Fuente: saludmentalperinatal.es
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