por Carolina Herrera | Jun 28, 2017 | Uncategorized
Las niñas se creen menos brillantes que los niños desde los seis años.
A una edad tan temprana como los seis años, las niñas se vuelven menos propensas a asociar la brillantez intelectual con su propio sexo y tienden a rehuir las actividades que se cree son para niños ‘muy inteligentes’, indica un estudio de tres universidades estadounidenses.
Los investigadores advierten que se trata de una tendencia preocupante, ya que las aspiraciones profesionales de las mujeres se ven moldeadas por los estereotipos sociales de género.
Las ideas preconcebidas que asocian una mayor brillantez intelectual al género masculino empiezan a afectar a las niñas a una edad tan tierna como los seis años, según indica un estudio de las universidades de Nueva York, Illinois y Princeton, cuyos resultados se publican esta semana en la revista Science.
Según explica a Sinc Lin Bian, investigadora de Psicología de la Universidad de Illinois y una de las líderes del trabajo, “los estereotipos que otorgan una mayor habilidad intelectual a los niños que a las niñas emergen muy pronto y tienen un impacto sobre las aspiraciones profesionales de las mujeres”.
¿Muy inteligente o muy trabajadora?
Para probar a qué edad empiezan a gestarse estas ideas, los investigadores llevaron a cabo varios experimentos con niños y niñas de entre 5 y 7 años. En uno de ellos, se les hizo escuchar una historia sobre una persona que era ‘muy inteligente’ y luego se les pidió que adivinaran cuál de cuatro adultos desconocidos (dos hombres y dos mujeres) era el protagonista. También se les dijo que eligieran qué adulto en una serie de pares de diferentes géneros era ‘muy, muy inteligente’.
Si bien los resultados mostraron que tanto los niños como las niñas de 5 años veían a su género de manera positiva, las niñas de 6 y 7 años eran mucho menos propensas a asociar la brillantez con su propio género. Estas diferencias de edad fueron muy similares entre participantes de contextos socioeconómicos y étnicos diversos.
En una prueba posterior, a un grupo diferente de niños y niñas de 6 y 7 años se le invitó a participar en dos juegos, uno para niños ‘realmente inteligentes’ y el otro para los que ‘trabajan muy duro’.
Las niñas estuvieron mucho menos interesadas que los niños en el juego para inteligentes. Sin embargo, no hubo diferencia entre unos y otras en la elección del juego para los trabajadores.
Estereotipos que marcan para toda la vida
Un experimento final comparó el interés de los niños y niñas de 5 y 6 años por los juegos para niños inteligentes. Los resultados no mostraron diferencias significativas en los niños y niñas de 5 años; sin embargo, la inclinación de las niñas de 6 años por esta actividad fue, de nuevo, inferior a la que mostraron los niños.
Sara-Jane Leslie, investigadora de Filosofía de la Universidad de Princeton y otra de las autoras, recuerda las conclusiones de un trabajo anterior, en el que analizaron cómo el estereotipo del genio limita las carreras de las científicas.
“Las mujeres son menos propensas a cursar títulos superiores en campos que, según la creencia establecida, requieren brillantez intelectual. Estos nuevos hallazgos muestran que estos estereotipos empiezan a afectar las decisiones de las niñas en una edad increíblemente temprana”, destaca.
En opinión de Lin Bian, “si queremos cambiar las mentes de los jóvenes y hacer que el mundo sea más equitativo, necesitamos saber cuándo comienzan a surgir estos estereotipos para poder intervenir y evitar estas consecuencias negativas sobre las decisiones educativas de las niñas y sus futuras opciones de carrera”.
Fuente: www.psicopedia.net
Referencia bibliográfica:
Lin Bian, Sarah-Jane Leslie, Andrei Cimpian “Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests” Science (26 enero, 2017).
Fuente con Licencia CC3.0: Agencia SINC – Las niñas se creen menos brillantes que los niños desde los seis años por Ana Hernando.
por Carolina Herrera | Jun 23, 2017 | Uncategorized
Al trabajar con padres y madres de adolescentes una frase que se repite con frecuencia es “Mi hijo o hija se ha convertido en un desconocido”. De ahí el título del presente artículo “Cómo entender a los adolescentes”, Pienso que se adapta muy bien a la realidad de muchos hogares y a los sentimientos de muchos padres y madres cuando viven la adolescencia de sus hijos.
Con frecuencia no somos conscientes de que la adolescencia es una etapa de cambios y descubrimiento. En algunas ocasiones, a los ojos de los padres y madres los adolescentes son niños en el cuerpo de un adulto, y en otras ocasiones los ven como desconocidos que no son ni niños ni adultos. Tenemos que tener en cuenta que los cambios hormonales que se dan en esta etapa, provocan cambios muy importantes a diferentes niveles (físicos, psicológicos, sociales e intelectuales) y para asimilar todo esto se precisa tiempo.
Pero cuando los progenitores empiezan a ver que sus hijos se alejan de ellos, que no quieren compartir tiempo como antes, que tienen cambios de humor importantes, ¿qué ocurre? Que la preocupación y el miedo los invade. Ya no ven al niño que estaba a su lado hasta hace poco, el que les mostraba que los necesitaba, sino que ahora ven a una persona que está completamente aislada en su mundo.
Pero debemos entender que están aislados en su mundo con motivos, ya que tienen muchas cosas nuevas que asimilar y manejar, y deben que hacerlo en muy poco tiempo. La adolescencia es un periodo muy corto de nuestro ciclo vital. Por este motivo, cuando los hijos llegan a la adolescencia los padres y madres deben aprender junto a ellos a funcionar, a relacionarse y a comunicarse de otra manera, porque ya no son niños.
Por este motivo la adolescencia, en muchas ocasiones, se convierte en una época muy complicada en el hogar. Pero tal vez, más que los adolescentes, lo que se hace desconocido es la adolescencia en sí. Este es un fenómeno relativamente nuevo. Hace aproximadamente 40 años se empezó a hablar de la adolescencia, porque hasta entonces, sólo los hijos e hijas de las familias de alto estatus económico pasaban por esta etapa. El resto tenían que adentrarse en el mundo laboral a temprana edad, y empujados por la necesidad pasaban directamente de la infancia a la edad adulta.
Hoy en día, como consecuencia de los cambios sociales que se han dado en los últimos años está adquiriendo cada vez más importancia. Se han dado cambios muy importantes también en la estructura y el funcionamiento de las familias, se hacen las cosas de diferente manera, el cansancio y la falta de paciencia están presentes en el día a día de las mismas, hay menos supervisión, aparecen sentimientos de culpabilidad en los padres y madres, y todo esto dificulta el trabajo de poner normas y límites.
Mi objetivo principal es aportar algo de luz a este periodo que en ocasiones resulta tan duro, porque entender la adolescencia nos ayuda a entender a los adolescentes. Nuestros adolescentes tienen que hacer frente a grandes desafíos, desde el punto de vista psíquico vivimos en una sociedad mucho más exigente y esto tiene un efecto directo en su comportamiento, por ejemplo, soportan una transmisión mediática continua de la idealidad, la belleza, el estatus, el éxito, el poder, etc. y todo esto en una etapa llena de grandes cambios y desequilibrio personal.
Se está desarrollando su personalidad, se están dando cambios en su carácter, y asimilar todos estos mensajes que les llegan en esta etapa, es verdaderamente difícil para ellos.
Normalmente esta etapa que va desde la infancia a la edad adulta no suele tener muy buena fama. Se dice que los adolescentes lo tienen todo, y desde el punto de vista material, sí puede ser así en la mayoría de los casos, pero desde el punto de vista psicosocial son mucho más frágiles. Por este motivo se debe prestar especial atención y comprensión a los adolescentes, y esto debe hacerse tanto en las familias como los centros educativos.
Para entender la adolescencia, es necesario conocer los cambios que viven los adolescentes, para que la actitud que tenemos los adultos hacia ellos no sea más exigente de la cuenta, para no pedirles más de lo que pueden dar y para que nuestros caminos en la convivencia vayan a la par.
A continuación muestro los cambios más importantes o más significativos que se dan en la adolescencia, ya que estos definen sus características.
La trampa de la imagen: cambios físicos
En esta etapa el crecimiento se acelera de forma considerable y cambia el aspecto del cuerpo. Desde el punto de vista físico y fisiológico, se dan cambios mucho más rápidos y profundos que en etapas anteriores. Se dice, que pueden compararse a los que se dan en la fase fetal y en la primera etapa tras el nacimiento. Pero ahora los cambios físicos más importantes se dan en el tamaño y aspecto del cuerpo y de los órganos sexuales. Por eso, los adolescentes, pasan de tener un cuerpo de niño a uno de adulto en un corto espacio de tiempo.
Ahora tienen un nuevo cuerpo, externamente tienen un cuerpo de adulto, aunque todavía les queda un largo camino que recorrer para llegar a serlo. Existe un gran desequilibrio entre lo que parecen y lo que son realmente. El aspecto tiene una influencia muy grande, y por eso, se tiende a pedirles más de lo que realmente son capaces de dar, por la trampa que hace su nueva imagen física. Están recorriendo el camino hacia la edad adulta, ya no son niños, pero les queda mucho para adquirir y desarrollar las capacidades de los adultos.
Junto a estos cambios físicos, llega el desarrollo sexual. Los cambios físicos nombrados anteriormente son desencadenados por las hormonas. Al fin y al cabo, en esta etapa los jóvenes adquieren la capacidad reproductora, se hace presente el primer periodo y se inicia la producción de espermatozoides. A consecuencia de esto, el deseo sexual se hace muy fuerte. Y este es uno de los cambios más grandes, ya que empiezan a sentir cosas nuevas. Empiezan a tener las primeras “relaciones” de pareja, deseos, relaciones sexuales, desilusiones, complejos, etc. y si encima añadimos la presión social que deben soportar, el arduo trabajo de madurar, se complica.
Buscando su lugar en el mundo de los adultos: cambios psicológicos
Una de las características más importantes de la adolescencia es que llegan a la sociedad de los adultos y tienen que socializarse en ella. Desde el punto de vista psicológico se dice que los niños dejan de serlo, por un lado porque han crecido y han adquirido las características físicas de los adultos, y por otro, porque ahora buscan su lugar en ese desconocido mundo. Por este motivo, tienen que parecerse a ellos, pero al mismo tiempo tendrán que hacerles frente, para posicionarse junto a ellos. Pero el mundo de los adultos no acepta al adolescente como tal, porque lo considera inmaduro y falto de experiencia, pero al mismo tiempo el nivel de exigencia que se tiene con ellos no es el mismo que tenemos con los niños, sino que este aumenta de forma notable.
El adolescente para encontrar su lugar en la sociedad, tendrá que iniciar un nuevo camino para encontrar su nueva identidad como adulto, y al mismo tiempo adaptarse a ese nuevo cuerpo. Y esa nueva identidad será distinta a la de sus progenitores y los referentes que tiene a su alrededor. Por este motivo, en muchas ocasiones se posicionan en contra del adulto, pero no en contra de la persona en sí, sino en contra de lo que representa ese adulto.
Suelen tener juegos de cercanía y lejanía, tienen la necesidad del adulto, pero niegan tenerla. Suelen actuar como si lo supieran todo, y aquí es dónde entramos en juego nosotros. Nos corresponde hacerles entender que no es así, que el camino a la madurez es largo, pero debemos hacerlo sin dañar su frágil autoestima.
Además en esta época el grupo de iguales, adquiere gran importancia. Sentirse aceptados en el grupo social más cercano a ellos les ayuda a fortalecer su nueva identidad, por eso a partir de ahora toman un peso que hasta este momento no habían tenido.
En la construcción de su nuevo yo, en la construcción de esa nueva persona, suelen hacer pruebas, buscan los límites de las personas que los rodean, tanto físicamente como en lo referente a su personalidad, de ahí que tomen actitudes extremas, o radicales.
Cambios intelectuales
A nivel intelectual también es época de cambios. Adquieren la capacidad de argumentar y analizar, pero esto normalmente no coincide la forma de entender o analizar las cosas de los adultos, y en muchas ocasiones se considera que los argumentos que dan son un sinsentido.
Esto, debemos entenderlo como una práctica, están aprendiendo a ser adultos, y por este motivo es imprescindible que escuchemos lo que dicen. Cuando hablamos de escuchar, nos referimos a la escucha activa, que consiste en no hacer juicios ni valoraciones.
Sentirse escuchados les da confianza, sienten que pueden confiar en sus padres/madres. Y esta confianza es fundamental tanto para buscar apoyos cuando los necesiten, como para llegar acuerdos en las situaciones conflictivas que surgen como fruto de la convivencia.
Cambios sociales
En este periodo, la sociedad toma una importancia que hasta ahora no había tenido. Ahora son conscientes de lo que ocurre tras las paredes del hogar y de la escuela, y de los efectos que tiene sobre ellos. Descubren el mundo. Y hoy en día además más rápido y más extensamente que nunca, gracias a internet. Es verdad que la sociedad tiene influencia a cualquier edad, pero es muy diferente la que tiene en la adolescencia, porque para la sociedad los niños no tienen conciencia, pero los jóvenes sí.
Los adolescentes son conscientes de la presión de la sociedad, y muchas veces se sienten como actores, por un lado se dan cuenta de que pertenecen a esa sociedad y entienden cómo tienen que actuar o comportarse, pero por otro lado quieren entender lo que realmente ocurre en ella, y empiezan a plantearse muchas cuestiones.
Quieren descubrir si tienen que comportarse como la sociedad espera o no, ¿tengo que hacer lo que esperan de mí? ¿O tengo que hacer lo que yo considero correcto? Se mecen en una balanza constantemente.
Conclusiones
Todos estos cambios, tienen un efecto directo en el funcionamiento de la familia. Si entendemos lo que sucede en este periodo, si intentamos acercarnos a nuestros adolescentes, si les damos el espacio que necesitan para seguir creciendo y llegar a este mundo de adultos de la forma más equilibrada posible, tal vez consigamos borrar esa “mala fama” de la que goza este periodo.
La presencia de los progenitores es fundamental para un correcto desarrollo, encargándose de establecer normas y límites claros. Y el apoyo, la comunicación y la confianza mutua, se convierten en este periodo vital en la base de los cimientos sobre los que se construirá esa nueva identidad. Esa nueva persona.
Fuente: psicocode.com
por Carolina Herrera | Jun 22, 2017 | Uncategorized
Pensar en positivo no siempre es fácil. Las pruebas, los obstáculos… Un día que sale todo mal… Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que incluso ante ese tipo de días, una actitud positiva puede llegar a cambiar una situación adversa.
Por eso es importante enseñar a los niños a desarrollar el pensamiento positivo, ya que además les ayudará a encarar los problemas de forma diferente. Puedes utilizar, por ejemplo, este pequeño juego: el frasco de la felicidad para desarrollar el pensamiento positivo.
¿Cómo utilizar el frasco de la felicidad para desarrollar pensamiento positivo en los niños?
Un optimista… ¿nace o se hace? Es cierto que hay niños con una actitud más desinhibida ante los problemas y niños que en seguida se preocupan por las cosas más triviales. Sí, pero también es cierto que el positivismo se educa. Y no se trata de darle la espalda a la realidad, sino de aprender a enfrentarse a los problemas y a la realidad que no nos gusta desde el optimismo, es decir, con el convencimiento de que aquello que no nos gusta o puede arreglarse o, si no tiene solución, no debe amargarnos la existencia.
¿Sabes cómo puedes ayudar a tu hijo a desarrollar desde pequeño esa actitud positiva frente a la vida? Utiliza este pequeño juego, creado por la filósofa Elsa Punset: el frasco de la felicidad. ¿Sabes en qué consiste?:
- Es una técnica ideal para hacer en familia. Tanto tú como tus hijos escogeréis un frasco grande de cristal. Será el frasco de la felicidad. Puedes escribirlo con rotulador y colocarlo en un lugar visible de la casa.
- Cada día, todos, padres e hijos, tendrán que escribir lo mejor que les pasó a cada uno durante ese día y apuntarlo en un papel. Pueden ser cosas sencillas. Una palabra amable, una sonrisa o un examen que salió mejor de lo esperado… Al escribirlo, se grabará en el cerebro aunque no nos demos cuenta. Se dobla el papel y se introduce en el frasco.
- A los 6 meses aproximadamente, o bien cuando el frasco ya esté lleno, se sacan los papeles y se leen todos los mensajes positivos en familia.
¿Qué se consigue con la técnica del frasco de la felicidad?
Sabemos que el cerebro va aprendiendo mediante ‘prueba’, ‘error’ y ‘acierto’. Y hay dos actitudes diferentes frente a esto: una es derrotista. Otra, positiva. Está demostrado que una actitud positiva puede transformar algo negativo en una posibilidad de cambio. Es decir, que mediante el pensamiento positivo, los problemas pueden convertirse en oportunidades.
Gracias a esta técnica del frasco de la felicidad, conseguirás:
- Tu hijo aprenderá a reflexionar sobre las cosas buenas que le ocurren a lo largo del día.
- Tu hijo aprenderá a apreciar esos pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidos. Cada vez que tu hijo escribe algo agradable que le pasó, lo recordará. El cerebro recuerda antes las cosas negativas porque la angustia hace que le demos vueltas una y otra vez. Las cosas positivas pasan desapercibidas. Sin embargo, al escribirlas y al volverlas a leer poco después, quedarán fijadas en el recuerdo.
- Tu hijo aprenderá a diferenciar los problemas pequeños de los realmente importantes.
- Enseñarás a tu hijo a ser agradecido.
- Mejorará la comunicación dentro de la familia
Fuente: www.guiainfantil.com
por Carolina Herrera | Jun 19, 2017 | Uncategorized
Nuestro cuerpo es una expresión gráfica de nuestro estado físico, emocional y mental. Revela las experiencias pasadas, presentes así como sentimientos no expresados. Existe una relación muy importante entre músculo y emoción. Las emociones ponen en marcha el motor. Incluso si tratamos de ocultar nuestros sentimientos, habrá activación muscular-micro momentánea. En nuestro cerebro la corteza cingulada anterior -la parte que se encarga de procesar las emociones- se encuentra justo al lado del área premotora -la parte responsable del control y ejecución de las funciones motoras voluntarias-. Estas dos partes de nuestro cerebro se conectan y ocurre un proceso de expresión emocional en el cuerpo.
La relación entre las emociones y el dolor físico es un ejemplo más de como el cuerpo es una extensión de nuestra alma. El cuerpo está diseñado para liberar a través del sudor, la orina, lágrimas, mucosas… Nuestro cuerpo constantemente está expresándose y liberando lo que no necesita. En la medicina alternativa la causa de todas las enfermedades responde a la acumulación de toxinas en el cuerpo por quedar saturada la capacidad de limpiarnos.
Somos energía y esto va más allá de un concepto de espiritualidad y ‘new age’. En nuestro cuerpo hay un flujo eléctrico que viaja a través de nuestros puntos meridianos, para estar sanos física y emocionalmente ese flujo energético debe recorrer libremente todo nuestro cuerpo.
Las emociones atrapadas o atascadas son, literalmente, bolas de energía, que vibran a diferentes frecuencias dependiendo la emoción, por ejemplo, la ira es una vibración diferente a la tristeza o inseguridad. Esos atascamientos impiden que nuestra energía fluya. Cuando la emoción no se expresa correctamente, esta migra a áreas específicas del cuerpo. Esa energía emocional bloqueada se manifiesta en forma de dolor.
Heidi Dupree dice que “la aparición repentina de dolor y presión no son indicativos de una lesión, sino de la presencia de emociones reprimidas”. La próxima vez que estés experimentando un dolor y no hayas sufrido algún golpe, piensa que sentimientos has estado reprimiendo.
Las emociones activan diferentes zonas del cuerpo, por ejemplo, un estudio reveló que las personas en relaciones inestables son más propensas a sufrir de problemas cardiovasculares que aquellas personas en relaciones estables. El mismo estudio también señaló que las personas que han sido heridas sentimentalmente con frecuencia, tienden a estar encorvados, lo cual es una postura muscular para proteger el corazón.
¿Qué emoción se oculta detrás de cada enfermedad?
‘La conexión cuerpo mente’ es el nuevo libro de Debbie Shapiro. En él explica cómo nuestros estados emocionales pueden favorecer todo tipo de enfermedades: hipertensión, disfunciones cardíacas o trastornos nerviosos de diferentes tipos. Las distintas dolencias pueden contribuir no sólo a transformar nuestra salud física, sino también a facilitar la curación a un nivel más profundo. El secreto está en descubrir y comprender los mensajes que encierran los desórdenes físicos para poder conocernos y vivir mejor. “Para entender esta conexión psicosomática, antes tenemos que reconocer que la mente y el cuerpo son un todo”, afirma la autora.
Para Shapiro, “demostrar el efecto de la relación psicosomática es sencillo. Sabemos que un sentimiento de ansia o nerviosismo puede dar lugar a un trastorno estomacal, estreñimiento o dolor de cabeza. Sabemos que el estrés puede ocasionar úlceras o, incluso, ataques al corazón; que la depresión y la infelicidad afectan a nuestro organismo hasta el punto que nos sentimos pesados y aletargados, faltos de energía; perdemos el apetito o comemos en exceso; nos duelen la espalda y el cuello… Sin embargo, la felicidad aumenta nuestra energía y nuestra vitalidad“.
El lenguaje psicosomático
“Es un lenguaje de fácil comprensión. Para comenzar, hay que develar cuál es nuestro conflicto interno. Luego, enfrentarnos a él y transformarlo en paz y armonía para lograr que la curación tenga efecto”, afirma la autora. Este es un listado de los problemas y dolores más frecuentes y sus posibles causas emocionales.
- Cabeza. Es nuestro centro de comunicación, el lugar desde donde conectamos con el mundo. Si nos duele, es porque sus arterias se han estrangulado y aceleran el pulso sanguíneo. La sangre transporta nuestros sentimientos (amor, aceptación, ira, odio o rechazo) y a través de las arterias y las venas damos y recibimos amor. El estrangulamiento de las venas de la cabeza suele indicar, por consiguiente, una incapacidad para expresar o recibir esos sentimientos.
- Cuello. Es el puente entre la mente y el cuerpo. Un cuello con poca movilidad indica la imposibilidad de ver en todas direcciones: se trata de una visión muy rígida y limitada, que supone obstinacióny una mentalidad estrecha. Puede, también, constituir una reacción a un estrés extremo que nos inculca el deseo de encerrarnos y limitarnos.
- Espalda. Es un espacio donde se mezclan símbolos y significados. Ahí es donde dejamos todo lo que no queremos ver o mostrar a los demás: es el lugar en el que enterramos sentimientos y experiencias que nos han causado daño o confusión. Por otra parte, contiene la columna vertebral, el elemento más importante de toda la estructura psicosomática, el pilar que sustenta nuestro ser y sobre el que se asienta el resto del cuerpo. El dolor de espalda indica un deseo de evadirse de algo, de volver la espalda a ello; o bien necesitamos librarnos de “un peso” que cargamos sobre ella.
- Alergias. Es una respuesta hiperactiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna. ¿A qué somos realmente alérgicos? O ¿ante qué reaccionamos de un modo hiperactivo? ¿Qué origina de verdad esa irritación y la fuerte respuesta emotiva de nuestro organismo? Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, un miedo a participar plenamente de la vida o a despojarse de las ayudas para ser autosuficientes. Además… ¿Nos servimos de una alergia para conseguir cariño?
- Corazón. Como centro del amor y núcleo de nuestras emociones, se asocia a toda la gama de sentimientos. Los ataques al corazón son una situación desesperada a través de la cual el cuerpo nos advierte que hemos ido demasiado lejos, que estamos prestando demasiada atención a aspectos materiales o que estamos luchando por conseguir algo de escaso valor real y no dedicamos suficiente atención a la familia o a los afectos.
- Hipertensión. El exceso de tensión emocional se debe, con frecuencia, a una alta presión sanguínea o una tensión nerviosa intensa. La causa reside en un profundo temor y falta de confianza, la sensación de que corremos peligro constante y debemos estar alerta. Esto puede atribuirse a alguna experiencia traumática en el pasado. Una respiración profunda y una total relajación son esenciales.
- Infecciones urinarias (cistitis). Se debe a una falta de expresión de los sentimientos negativos que tienen que ver con las relaciones (un 80% de los casos de cistitis se manifiestan en un momento de ruptura), así como a los temores y conflictos conectados con el renacimiento del propio ser más allá de las relaciones con los demás.
- Pies. Son el medio que nos permite guardar la estabilidad, avanzar y sentirnos seguros en la relación con el mundo. Los problemas en los pies indican un conflicto en la dirección y en la producción de movimiento, así como una falta de seguridad y estabilidad en nuestro entorno.
Y la lista sigue. Cada dolor, enfermedad o problema se genera, de acuerdo a Shapiro, en todas las emociones y sentimientos reprimidos que nos invaden. Reconocerlos y tratarlos es la clave para vivir mejor y de manera más saludable..
Los sentimientos son reacciones químicas que se reflejan en tu cuerpo como reacciones físicas a tus pensamientos. Aprende a eligir los pensamientos!!
Ilustraciones ‘Frida Khalo’ de Lulu -Mypinkturtle- Via Flirck
Fuente: naturalum.wordpress.com
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