Uno de los pilares fundamentales de una educación emocional adecuada es que el niño siempre se sepa querido y, sobre todo, se considere merecedor de amor.

Esto es importante porque nuestras primeras experiencias con el mundo siempre marcan nuestro desarrollo emocional a la vez que entretejen una enorme tela que conecta nuestra capacidad de sentir y amar con nuestro cuerpo.

Que nos quieran o no nunca debe depender de nuestros comportamientos, palabras, éxitos o fracasos.  Así, es importante nos deshagamos de ciertas costumbre si queremos que los niños de hoy en día comprendan que el amor no tiene condicionantes.

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