¿Qué puedes hacer si tu hijo tiene un amigo imaginario? ¿Es algo de lo que debas preocuparte? Hoy explico cuando aparece, qué debes hacer y qué debes evitar si tu hijo juega con uno.
Encarni Muñoz Silva
La reacción más habitual es preocuparse si te enteras de que tu hijo tiene un amigo imaginario. ¿Estará muy solo?, ¿tendrá problemas?, ¿y si tiene algún trastorno mental? Parece extraño que un niño tenga un amigo imaginario, sin embargo es algo bastante habitual, de hecho dos de cada tres niños menores de 8 años tienen en algún momento de su vida un amigo imaginario. Muchas veces los padres no se dan ni cuenta, porque no lo verbalizan abiertamente. Simplemente forma parte de su juego y lo hacen de forma espontánea y natural durante un tiempo, hasta que dejan de jugar con ese «amigo».
¿Tengo que preocuparme?
Realmente es una virtud que se va perdiendo con los años, esa capacidad creativa, pero no todos los niños tienen tanta como para crear un amigo imaginario. Si el niño es capaz de crear un personaje y hacerlo real e incluso disfrutar del juego compartido, es algo que de adulto no puedes hacer. Ese amigo se irá solo como ha venido cuando el niño cambia su pensamiento a uno más racional, y eso sucede a partir de los 8 años aproximadamente. A veces es un personaje totalmente inventado y en otras ocasiones es un muñeco que «cobra vida».
En cuanto a la pregunta de si se sentirá solo y por eso ha creado ese personaje, no necesariamente. Los niños siempre prefieren jugar con niños reales, así que en un primer momento se puede llegar a pensar que si tuviera un hermano no sería necesario que tuviera un amigo imaginario, pero a veces tener un hermano no es garantía de que no exista el amigo imaginario. Puede ser un niño muy sociable y tener amigos y a la vez tener un amigo imaginario con el que juega cuando le apetece o cuando está solo.
¿Cuándo hay que preocuparse?
- Lo preocupante de los amigos imaginarios es que hablen de ellos como niños agresivos, lo cual puede estar avisándonos de que algo no va bien emocionalmente.
- Si el amigo imaginario tiene súper poderes, hay que tener cuidado por si quiere copiar o imitar las cosas que hace su amigo.
- También puede alertarnos que el niño prefiera jugar con niños imaginarios a jugar con niños reales. Quizás eso quiere decir que el niño tiene problemas a la hora de relacionarse, es tímido o le han dejado de lado sus amigos.
¿Qué puedes hacer si tu hijo tiene un amigo imaginario?
- Deja que hable contigo de su amigo: Si te habla de él, no le cortes ni prohíbas que hable o juegue con él. Si lo haces, le estás dando más importancia a algo que no la tiene, y puede que ese amigo imaginario tarde más en irse. Que te explique cosas de lo que hace es bueno, porque quiere decir que confía en ti y que tenéis una buena comunicación.
- No incites a hablar del amigo: Del mismo modo que no hay que prohibir, tampoco hay que fomentar que se hable continuamente del amigo imaginario. Que sea algo natural no quiere decir estar sacándolo a relucir en cada momento.
- Observar el juego del niño: Es importante ir observando de vez en cuando cómo juega, las conversaciones que tiene y detectar las alarmas anteriormente comentadas.
¿Qué debes evitar en estos casos?
- Preocupar y generar un problema de lo que sucede: Evidentemente si no es un problema no hay que tratarlo como tal. Cuando el niño te hable de su amigo no muestres preocupación, normaliza la situación y actúa con interés por tu hijo. Por tanto, no es necesario que lo lleves al psicólogo por tener un amigo imaginario, ni alertar a profesores o familiares, y mucho menos ridiculizar al niño o hacerle sentir vergüenza por su forma de juego.
- Prohibir el juego con el amigo imaginario: La prohibición sólo hará que aumente su interés y lo haga de forma clandestina por lo que puedes conseguir el efecto contrario. Deja que su evolución personal siga su curso normal.
- Castigar por lo que hace con su amigo imaginario: Si cada vez que le escuchas o ves jugar con su amigo imaginario le castigas o riñes, le provocarás insatisfacción, se pondrá triste, no entenderá esa prohibición e incluso puede mermar su autoestima. En realidad no está haciendo nada malo, así que no le castigues por eso.
- Permitir que el niño culpe a su amigo imaginario de comportamientos propios: Una cosa es que juegue con un amigo imaginario y otra que le sirva de excusa para salirse de rositas. Si ha actuado de forma incorrecta y acusa a su amigo imaginario de ello, habla con él para hacerle responsable y ayudarle a ser consecuente de sus actos.
Para acabar me gustaría hacer mención a una película, «Inside Out» (Del Revés). Es una película a la que hago mención muchas veces porque tiene una tremenda carga psicológica y psicoeducativa (para adultos, no sólo para niños). En esta película aparece un personaje secundario en un momento dado, cuando se habla de los recuerdos que están en el olvido, es una especie de elefante rosa que fue el amigo imaginario de la protagonista. Es interesante ver la visión que se da de ese amigo así que te recomiendo que veas esta película, y si ya la has visto, ¡vuelve a echarle un vistazo! Siempre se pueden aprender cosas nuevas.
Fuente: mundopsicologos.com
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