En la región mamífera del cerebro humano existe un sistema del juego que, como veremos ¡es genial! Es muy poderoso y desempeña un papel crucial en la inteligencia social y emocional del niño y en su salud mental en general. Este sistema se ve activado por juegos y revolcones, suaves o más rudos, que los niños hacen cuerpo a cuerpo.

La importancia del juego físico interactivo

Las investigaciones apuntan claramente al hecho de que, por varias razones, el juego físico interactivo es muy importante para la salud emocional a largo plazo. Esta forma de juego ejerce unos efectos naturales antiestrés, y puesto que estimula la secreción de opioides, promueve estados emocionales poderosamente positivos. El juego interactivo puede fomentar las funciones reguladoras de las emociones de los lóbulos frontales, ayudando a los niños a manejar mejor sus emociones. Se ha demostrado que los niños internados en orfanatos tienen un progreso espectacular en su desarrollo después de seguir programas de juego interactivo.

El juego físico interactivo potencia la activación de un “fertilizante” llamado factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que ayuda a programar las regiones de los lóbulos frontales relacionadas con el comportamiento emocional. Se sabe que, después de jugar, aumenta la expresión de los genes BDNF en los lóbulos frontales. Si pasas tiempo jugando fisicamente con tu hija/o, estarás potenciando el desarrollo de su cerebro superior humano con todas sus funciones, incluida la mejor gestión de las emociones y el estrés.

19128

Los forcejeos y los revolcones que activan el sistema del juego pueden darse entre niños o entre niños y adultos. Son juegos ruidosos que transportan a los pequeños a estados de intensa alegría y suelen dar lugar a risas y chillidos de placer. Iniciarás este tipo de juego social con tu hijo cuando le hagas cosquillas en la barriga, le lances al aire o le hagas girar alrededor de ti. El juego cara a cara que implica tocarse pertenece a esta categoría, como también los momentos espontáneos, imprevisibles y cómicos cuando le dices a tu bebé “¡vaya, voy a comerte el pié!” y enseguida finges hacerlo.

rough-play-3

Los forcejeos y los revolcones entre niños, sean más suaves o más enérgicos, consisten en rodar por el suelo, ponerse uno encima del otro y fingir que se están peleando. Son juegos físicos tan amplios que en algún caso podrían hacerse daño si no hay un adulto presente para vigilarles.

elefantitos-jugando

¿Qué pasa cuando los niños no forcejean ni se revuelcan lo suficiente?

Las investigaciones demuestran que los bebés mamíferos intentarán recuperar el tiempo perdido y jugarán más intensamente, a menudo, en los momentos equivocados. Es lo que ocurre con algunos niños diagnosticados con TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Un estudio descubrió que los niños privados de ratos de juego en la escuela desarrollaban síntomas de TDAH y no podían quedarse quietos ni prestar atención.

Uno de los problemas ma´s importantes de los niños con dificultades para concentrarse y exceso de actividad es que los lóbulos frontales no están aún totalmente “activados”. Como hemos visto, el juego interactivo ayuda a desarrollar los lóbulos frontales del niños y fomentar sus funciones reguladoras. Eso le ayuda a inhibir de forma natural sus “impulsos motores” primitivos (que le hacen correr y dar golpes) y a enfrentar las situaciones estresantes.

Margot Sunderland
Psicóloga infantil

Fuente: www.formacionterramater.es

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?