Podemos hablar de una carencia afectiva cuando durante los primeros años de vida los pequeños sufren falta de cuidados, de atención, de apego o de protección por parte de los adultos de su entorno que les cuidan habitualmente. En definitiva, cuando el niño no recibe el amor que necesita.

Por eso, es necesario que en esta primera infancia los niños reciban continuas muestras de amor en forma de caricias, abrazos, besos o palabras de cariño que estimulen su desarrollo neuronal y se dé una adecuada maduración cerebral. El problema es que en la sociedad actual los padres han de hacer frente a diversos obstáculos como: horarios nada adecuados para la conciliación familiar o la crisis económica aún existente para brindar el afecto necesario para el desarrollo correcto de sus hijos.

Síntomas de la falta de amor en los niños

Los niños que no se sienten queridos por sus padres pueden acabar desarrollando trastornos psicológicos más o menos graves. Cuando el niño no recibe el amor que necesita, las consecuencias de esta falta de cariño y atención pueden llegar a ser en algunas circunstancias irremediables por lo que es importante que los adultos estén atentos a si aparecen síntomas como:

  • Escasas habilidades sociales y un lenguaje poco desarrollado para su edad. A los pequeños les cuesta mucho establecer relaciones con sus compañeros.
  • Cambios bruscos de conducta e irritabilidad.
  • Retardo en el desarrollo físico. El crecimiento se ralentiza si lo comparamos con otros niños de su edad.
  • Más propenso a enfermar. Un niño con carencia de afecto puede tener un sistema inmunológico deprimido, con menos mecanismos de defensa que le ayuden a combatir las infecciones.
  • Desconfianza hacia la mayoría de las personas. Les cuesta confiar en los demás. Al no sentirse seguros y temer por su integridad física se muestran siempre alerta de lo que pasa a su alrededor.
  • Miedo al abandono. Este es un sentimiento casi innato en los niños que no reciben el suficiente apoyo emocional de quienes le rodean.
  • Problemas para expresar sus sentimientos de manera asertiva.
  • Problemas en el control de sus impulsos. Dentro del contexto en el que se encuentre, el niño puede comportarse lo mismo de forma violenta, cohibirse, mostrarse melancólicos o llorosos.
  • Problemas de atención.
  • El niño muestra ansiedad. Un menor que no reciba el cariño suficiente puede desarrollar un estrés crónico que le repercutirá tanto en su desarrollo físico como emocional.

Qué hacer cuando el niño no recibe el amor que necesita

Es importante que estos síntomas no dejen de ser atendidos. Sí se dejan pasar es muy probable que estos niños cuenten con escasas habilidades sociales y sean emocionalmente dependientes cuando lleguen a la adultez. Entonces, para ayudarles y que no dejen de ser atendidos podemos:

  • Fortalecer el vínculo con los hijos escuchando sus opiniones, y ayudándole con sus problemas.
  • Utilizar las maneras de darle amor y cariño físico como: acariciar, besar y abrazar.
  • Hacer todo tipo de actividades juntos como dar paseos, jugar en el parque, los quehaceres de casa, etc.
  • Compartir momentos de juego con los pequeños.
  • En resumen, pasar todo el tiempo que sea posible con los hijos.

Fuente: guiainfantil.com

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