Se sabe que el sueño es un proceso evolutivo. Todo niño sano, aunque al principio presente despertares frecuentes o algún problema a la hora de acostarse, va a dormir correctamente algún día.
El sueño va ligado al desarrollo del ser humano, por tanto siempre cambia, se va modificando conforme el ser humano nace, crece y envejece.
El sueño prenatal
Los bebes en estado fetal, sobre todo en el tercer trimestre de gestación, ya presentan momentos de vigilia seguidos de momentos de inactividad muy semejantes a las fases del sueño que tienen los recién nacidos. Este sueño fetal es independiente del sueño de la madre.
Se han descrito dos patrones del sueño en el bebé antes de nacer: sueño activo y sueño tranquilo.
Etapa de construcción del sueño (de 0 a 7 meses)
A lo largo de sus primeros 7 meses de vida, el sueño de los bebés evolucionará paulatinamente: de las dos fases de sueño que tienen los recién nacidos se pasará a las cinco fases del sueño adulto.
A lo largo de todo este proceso, los cambios en el sueño infantil irán de la mano de otro tipo de cambios, normales en el crecimiento de cualquier ser humano sano, desde el crecimiento físico, la forma de alimentarse, de relacionarse y el desarrollo de actividades motrices, etc.
De 0 a 3 meses
Los bebes nacen sabiendo dormir. Estadísticamente lo hacen la mayor parte del día, entre 14 horas los más despiertos y 20 horas los más dormilones.
Los recién nacidos necesitan comer con frecuencia para evitar hipoglucemias y crecer. Por tanto no pueden tener un sueño muy continuado y necesitan pequeñas siestas a lo largo de las 24 horas del día para poder despertarse con frecuencia y comer.
Este ritmo de alimentación se adapta perfectamente a la fisiología de la lactancia materna. Las tomas frecuentes aumentan los receptores de prolactina en la mama y aseguran una buena producción de leche. La prolactina también tiene el efecto de relajar a la madre e inducirle el sueño, así mientras amamanta descansa.
Por otra parte la leche materna contiene un aminoácido (L-triptófano) que favorece el sueño, además la succión del pecho es relajante y ayuda a dormir. Sueño y lactancia materna se complementan entre sí para un desarrollo óptimo de los bebés. El colecho, madre y bebé durmiendo juntos, facilita no solo la lactancia materna sino el sueño de ambos.
El patrón de sueño en este periodo (pequeñas siestas intercaladas con despertares frecuentes) esta sincronizado con las necesidades del bebe por más de un motivo:
- Alimentarse con frecuencia.
- Superar posible episodios de apnea.
- Mantener la alerta del cuidador.
- Desarrollar la mente.
- Madurar.
- Ejercitar la succión.
Y se caracteriza más específicamente por:
- Es bifásico: sueño activo o REM y sueño lento.
- Es ultradiano: no diferencia entre el día y la noche.
- Es polisecuencial: se reparte en varias secuencias a lo largo de todo el día.
- Mayor porcentaje de sueño REM: es en esta fase que cerebro integra los aprendizajes.
- El sueño se inicia directamente en fase REM: prioriza la maduración a nivel mental frente al descanso corporal.
La maduración de los bebés durante los primeros meses de vida es impresionante, en ningún otro momento de su vida van a desarrollarse tanto y tan rápido, no solo a nivel físico sino a nivel neuronal. Tanto la lactancia materna como el sueño, se adaptan, ayudan y refuerzan este proceso.
Hacer ingerir a los bebes alimentos de digestión pesada, o pautar horarios para las ingestas para alterar el patrón normal del sueño infantil a esta edad y adaptarlo al sueño adulto, puede ser contraproducente. Lo que favorece el desarrollo natural del sueño es la lactancia materna y el colecho.
De 4 a 7 meses
Pasado el primer trimestre, los bebés cambian y su sueño también, volviéndose cada vez más parecido al de los adultos. El bebe empieza a dormir algo más de noche que de día y cuando se queda dormido, el sueño empieza en fase no-REM (sueño ligero seguido de sueño profundo, por lo que se puede despertar fácilmente si algún estímulo lo altera). Cuando ya ha llegado a las fases más profundas del sueño, puede permanecer una hora en ella.
El patrón de sueño en este período también se relaciona con las necesidades de los bebés a esta edad son:
- Adquirir el ritmo circadiano.
- Adquirir las fases del sueño adulto.
- Su alerta será selectiva: reclamará a la madre cuando se sienta solo o entre extraños.
- Iniciará la alimentación complementaria.
Por tanto a esta edad el sueño será:
- Circadiano: diferenciará paulatinamente entre el día y la noche.
- Polifásico: tendrá adquiridas casi todas las fases del sueño adulto, podrá unirlas con más facilidad e incluso hacer tiradas de más de un ciclo.
- Inestable: las dos fases de sueño del primer trimestre se desarrollan hasta alcanzar las cinco fases del sueño adulto. Las fases van surgiendo paulatinamente a lo largo de un periodo de transición y el bebe necesita adaptarse a ellas.
En nuestro tiempo y cultura, estos cambios suelen coincidir con el inicio de la alimentación complementaria y la reincorporación al trabajo remunerado por parte de las madres, por lo que puede ser un período crítico para las familias.
De nuevo, la lactancia materna, y especialmente el colecho, pueden hacerlo todo más llevadero.
Etapa de maduración del sueño (de 8 meses a 6 años)
En esta etapa, el sueño madura paulatinamente hasta parecerse al sueño adulto, las horas de sueño se reducen y poco a poco se eliminan los despertares nocturnos.
De los 8 meses a los 2 años
Los bebés a esta edad los bebes necesitan:
- Seguir incorporando alimentos complementarios a su dieta.
- Superar el periodo de angustia por separación.
- Relacionarse con el entorno: deambulación (afianza el gateo y empieza a andar).
- Superar la irrupción dentaria.
- Realizar la reglamentación esfínteriana.
En este periodo el sueño de los bebés será:
- Temido
- Inquieto
De 3 a 6 años
A partir de los tres años suele iniciarse un descenso de los despertares nocturnos que desaparecen aproximadamente a los 5 años.
Entre los 5 y los 6 años los niños se hacen mayores y su sueño será ya parecido al de los adultos.
Es la etapa de los primeros aprendizajes escolares y la consolidación del lenguaje hablado.
Hacia los 3 o 4 años dejan de hacer siesta. Por otra parte empiezan a pedir cosas que les gustan para rebajar su ansiedad antes de dormir ( cuentos, canciones, …). Tanto si duermen solos o en compañía llega un día en que no sólo no necesitan a nadie sino que no quieren a nadie mas en su habitación.
La duración de la lactancia materna y el sueño infantil
Estudios antropológicos y etológicos, así como distintos testimonios etnográficos, históricos y culturales, nos permiten hacerlos hacernos una idea de cuál sería la duración de lactancia materna de los bebés humanos desde el punto de vista biológico.
De este modo sabemos que la edad de destete natural correspondiente a los seres humanos estaría comprendida entre los 2,5 y los 7 años.
La construcción del sueño infantil se produce aproximadamente en ese primer período de lactancia que hasta hace poco han respetado la gran mayoría de culturas a lo largo de la historia.
El periodo de maduración del sueño infantil culmina a lo largo del periodo estimado de duración normal de la lactancia materna.
Artículo basado en:
Dormir sin lágrimas. Rosa Jové. La esfera de los libros. Madrid, 2006
Fuente: www.albalactanciamaterna.org
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