Cuando la relación de pareja adquiere las características descritas en el apartado anterior es el momento de plantearse acudir a una terapia de pareja. De todos los problemas que pueden acontecer en una relación de pareja, por el que más frecuentemente se solicita la terapia es por tener problemas de comunicación; bien porque estas personas sean incapaces de comunicarse de un modo no destructivo, o bien porque ni siquiera se comuniquen, convirtiéndose así en verdaderos extraños.
El objetivo de la terapia de pareja es ayudar a ambos a adquirir habilidades para la resolución de sus conflictos, o para tomar decisiones acerca de su futuro cuando la relación no es sostenible. A pesar de que suele ser uno de los miembros de la pareja el que toma la iniciativa de acudir a un especialista, es importante que a la terapia acudan los dos. Cuando uno de ellos se niega a hacerlo, también puede acudir uno por separado, pero el margen de acción sobre la pareja por parte del terapeuta será menor.
No obstante, el cambio producido tras la intervención con uno de sus miembros puede provocar cambios importantes en el funcionamiento de la relación. A este respecto, los datos indican que son las mujeres quienes más acuden a la terapia de pareja; la mayor facilidad para reconocer y expresar sus emociones es la explicación más plausible a este hecho.
¿Cómo se lleva a cabo la terapia de pareja?
Como hemos explicado, lo más adecuado es que los dos acudan a la terapia. Generalmente se alternan sesiones individuales con sesiones conjuntas. En las individuales se aborda la incapacidad o el malestar propio de cada uno de los miembros de la pareja que puedan estar implicados en el problema que tienen (por ejemplo, dificultad para ser asertivo, enseñarle a expresar una queja, etcétera), mientras que en las conjuntas se abordan los problemas de relación. El principio básico de la terapia será asumir que cada uno debe comprometerse a hacer cambios sobre aquellos aspectos individuales que influyen en su relación de pareja y en la forma de interaccionar con ésta.
A lo largo del proceso, un terapeuta especializado (o dos, dependiendo del enfoque terapéutico) enseñará a la pareja nuevos métodos de comunicación entre ellos, formas de resolver conflictos, estrategias para encontrar lo positivo del otro en lugar de insistir en cambiarlo, etcétera. Las sesiones suelen durar aproximadamente una hora, al igual que en el caso de las terapias individuales, y la duración del tratamiento variará en función del problema que presente la pareja, el grado de deterioro, y la evolución del tratamiento.
En cuanto a la eficacia, un 75-80% de las parejas que acuden a terapia manifiestan una mayor satisfacción en su relación tras la misma. Estos datos se reducen notablemente cuando la pareja llega con un nivel de deterioro tal que valoran si acudir a una terapia o a un abogado. Por ello, cuánto antes se solicite el tratamiento, más probabilidades existen de obtener resultados exitosos.
Fuente: webconsultas.com
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