Ideas para hablar en positivo con nuestros hijos

Ideas para hablar en positivo con nuestros hijos

El lenguaje que empleamos para dirigirnos a nuestros hijos es una potente arma educativa. Te contamos por qué.

positivo-cuad_0La comunicación con nuestros hijos tiene una gran importancia ya que será el canal por el cual se den las relaciones sociales y la educación. Será el que usaremos dentro de la familia para transmitir aspectos tan importantes como los sentimientos, valores, la afectividad, etc.

Una comunicación que aparece desde que nacemos y va evolucionando a lo largo de nuestra vida. El modelo que ofrecen los padres y la manera en que se comunican con los hijos hacen que estos tengan herramientas para relacionarse con otras personas de tal manera que vayan configurando su personalidad.

¿Cómo se comunican los padres y las madres con sus hijos?

Una de las murallas más elevadas que tienen que escalar los padres y madres y que no permite que la comunicación sea positiva es que culturalmente han sido educados tanto en la familia como en la religión y en la escuela con el NO por delante: «no te subas», «no te portes mal», «no grites», «no seas grosero», «no seas agresivo», “no llores”, etc.

Hay que considerar que lo importante es que los padres y las madres como formadores de sus hijos deben dejar de decir que es lo que “NO quieren”, para decir qué es lo que quieren. Esto quiere decir que cuando los padres y las madres hablan en positivo el resultado es una comunicación positiva y, por ello, asertiva y poderosa.

Por ejemplo, decir: » Ve más despacio» tiene mucho más poder y crea una imagen más clara en la mente del niño de ir más despacio, que decir: «No corras» en al que se crea una imagen de alguien corriendo, donde el “NO” tiene un carácter abstracto.

Comunicarse de una manera positiva previene la agresividad y el autoritarismo como único modo de resolución de conflictos, desarrolla el respeto y la capacidad personal para enfrentarse a momentos difíciles.

El modelo lo ofrecen los padres y las madres

Esta comunicación positiva es una habilidad que deben fomentar y estimular los padres hacia sus hijos.

Los padres son excelentes modelos para enseñarles multitud de comportamientos. La forma en que les expresemos o pidamos las cosas va a ir configurando el estilo de comunicación aprendido por nuestros hijos.

Así que… para educar a nuestros hijos en positivo… ¡hablémosles en positivo!

Fuente: www.serpadres.es (por: Borja Quicios)

23 PODEROSAS EMOCIONES DIFÍCILES DE EXPLICAR

23 PODEROSAS EMOCIONES DIFÍCILES DE EXPLICAR

La lista fue creada por el diseñador John Koenigs, nombrándola como “El diccionario de los dolores oscuros”.

Todos tenemos días en los que nos sentimos sobrecogidos por emociones inefables, que nos resulta muy complejo el explicarlas, el tratar de definirlas, de ponerles nombre. Cuanto más sobrecogedor e intenso es aquello que sentimos, más difícil nos supone el tratar de difinirlo.

El diseñador y editor John Koenigs es el responsable de la creación de 23 nuevas palabras a las que ha nombrado «El diccionario de los dolores oscuros». Desde su creación en 2009, este catálogo se ha dedicado a recopilar un léxico de emociones y sentimientos que aún no existen palabras para describirlos y que no están recogidas en ningún otro diccionario.

1. Sonder: La comprensión de que cada persona tiene una vida tan intensa y compleja como la nuestra.

2. Opia: La extraña necesidad de mirar a alguien a los ojos, lo que puede dar al mismo tiempo una sensación invasiva y vulnerable.

3. Monachopsis: La sensación sutil pero persistente de estar fuera de lugar.

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

4. Énouement: El sabor agridulce de haber llegado al futuro, ver cómo han salido las cosas, pero no ser capaz de decirnos a nosotros mismos cómo fue nuestro pasado.

5. Vellichor: La extraña nostalgia hacia viejas librerías.

6. Rubatosis: La inquietante conciencia de sentir nuestro propio latido del corazón.

7. Kenopsia: La sobrecogedora atmósfera triste de un lugar que normalmente se llena de gente, pero ahora está abandonado y tranquilo.

8. Mauerbauertraurigkeit: El impulso inexplicable de alejar a la gente, incluso amigos cercanos que realmente estimamos.

9. Jouska: Una conversación hipotética que surge compulsivamente una y otra vez en tu cabeza.

10. Chrysalism: La tranquilidad hipnotizante de estar encerrado durante una tormenta eléctrica.

11. Vemödalen: La frustración de fotografiar algo increíble cuando ya existen miles de fotos idénticas.

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

12. Anecdoche: Una conversación en la que todo el mundo habla, pero que nadie está escuchando.

13. Ellipsism: Esa tristeza de no tener la capacidad de saber el cómo terminará esa historia.

14. Kuebiko: Un estado de agotamiento inspirado por los actos de violencia sin sentido.

15. Lachesism: El extraño deseo de ser víctima de un desastre – como se capaz de sobrevivir un accidente aéreo, o perder todo en un incendio.

16. Exulansis: La tendencia a renunciar a hablar acerca de una experiencia porque la gente es incapaz de entenderla.

17. Adronitis: La frustración ante el tiempo que se tarda en llegar a conocer a alguien.

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

Underwater, fotografía de Hana Al Sayed

18. Rückkehrunruhe
La sensación de volver a casa después de un viaje inmersivo sólo para descubrir como se desvanece rápidamente de nuestra conciencia.

19. Nodus Tollens: La comprensión de que la historia de nuestra vida deja de tener sentido para nosotros.

20. Onism: La frustración de estar atrapado en un solo cuerpo, que es capaz de habitar un solo lugar a la vez.

21. Liberosis: El deseo de que las cosas y situaciones nos importen menos.

22. Altschmerz: Cansancio hacia los mismos viejos problemas que siempre hemos tenido – los mismos defectos aburridos y ansiedades que nos han estado atormentando por años.

23. Occhiolism: La conciencia de lo pequeña que es nuestra perspectiva.

Fuente: www.culturainquieta.com

Guía para padres: ¡Estás castigado!… otra vez

Guía para padres: ¡Estás castigado!… otra vez

El exceso de castigos y la manera poco estratégica en que los aplicamos, termina jugando en contra de los padres y del desarrollo del niño. Aquí, algunas estrategias para aplicarlos correctamente.

Por Ignacia y Javiera Larrain


Domingo en la mañana. Los Muñoz tienen almuerzo familiar. María, de tres años, se despierta a las 7:00 am. Sus padres quieren dormir un poco más porque tuvieron evento la noche anterior, por lo que le piden que se vaya a jugar a la sala de juegos.

A los pocos minutos la niña se aburre y empieza a gritar “¡Mamá, quiero mi leche!” “¡Mamá, quiero mi otra muñeca!”. La mamá se levanta malhumorada y le dice “Déjate de gritar. Si sigues gritando te quedarás sin ir a la casa de tus abuelos”. La niña se calla un rato, pero después va a la pieza de los papás y se pone a saltar en su cama. El papá le dice “¡Para de saltar, te fuiste a tu pieza!”. María no se va y empieza la pataleta. El padre, a estas alturas ya furioso, la pesca de un brazo y se la lleva a la pieza diciéndole “¡Te quedas castigada aquí!” y le cierra la puerta. Ella se queda feliz de la vida jugando en su pieza con sus juguetes. Los papás no lograron dormir más.

Más tarde llega la hora de vestirse y María, que ya está enojada, comienza a arrancarse por toda la casa. Nuevamente le dicen “¡Si no te vistes de inmediato, no irás donde la abuela!”. Ella no hace caso por que sabe que la llevarán igual. Terminan vistiéndola por la fuerza. Pasado el medio día, llegan a la casa de los abuelos de María y ella no quiere comer lo que le sirven. La mamá le dice “O te comes lo que hay o no verás televisión”. Ella no come y al rato se está comiendo el aperitivo de los adultos. Cuando llega la hora de almuerzo de éstos, los primos van a ver televisión y a María le dicen que no puede, porque está castigada por no haber comido, pero como están almorzando, no supervisan y ella ve la película entera.

Castigos mal enfocados

Este caso cotidiano ilustra un modelo de educación muy frecuente en nuestra sociedad, que se basa en el uso del castigo y la amenaza como primera estrategia de intervención, buscando inhibir conductas negativas sin preocuparse de lo que está detrás de ellas.

Estas estrategias no estimulan al niño a tomar conciencia de sus acciones ni sus consecuencias. Educar en base a reprimir conductas y no a estimular, se traduce en que acostumbramos al niño a actuar por temor.

En el ejemplo de los Muñoz podemos ver:

1. El uso del castigo para reprimir. Los padres le exigen que deje de hacer lo que a ellos les molesta, pero nunca le muestran la razón de por qué necesitan que juegue tranquila o que no salte en la cama.

2. La falta de consistencia del castigo que hace que los padres pierdan autoridad y validez. La amenazan con no llevarla donde los abuelos, cosa que es imposible de hacer porque no tienen con quien dejarla en casa. La amenazan con que no verá televisión pero no son capaces de supervisar que esto sea efectivo. Son castigos que no se podrán cumplir y llevan a que la niña aprenda que lo que sus padres dicen no se cumple.

3. El uso del castigo desproporcionado o no relacionado con la magnitud o naturaleza de la falta. Le dicen que no podrá ver televisión por no comerse la comida, dos áreas que para María no tienen relación alguna.

4. El uso del castigo que tensiona la relación y genera rabia en el niño. Los padres quieren dormir pero no lo logran. Terminan enrabiados y enojados con María. Actúan más desde el mal humor que desde una lógica educativa. María entra en una dinámica negativa, se enoja y actúa de modo desafiante. Tanta amenaza de castigo refleja la desesperación de los padres más que una real herramienta con intención educativa.

5. El uso de castigos que no son realmente castigos. Cuando la mandan a su pieza (donde están todos sus juguetes) “castigada” pero ella se entretiene. Cuando la retan reiteradas veces ante sus pataletas ella está logrando su objetivo, tener la atención de los papás. Sin darse cuenta los padres están reforzando la mala conducta.

6. La falta de relación temporal entre el castigo y la conducta. Le dicen que no podrá ver televisión más tarde por no comerse su comida a la hora de almuerzo. Se hace imposible para María establecer la relación causa-efecto, ya que no asociará lo que no está haciendo bien con el castigo dado.

El mal uso y abuso del castigo como sistema para educar hace que el niño termine actuando sólo por temor a la consecuencia, pero no internalizando la razón. Es como cuando una persona maneja en auto y si no hay carabineros se salta la luz roja por que no lo “pillarán” y no porque es peligroso o porque respetar la señalización evita accidentes.

Castigo bien pensado y como último recurso

El castigo constituye una estrategia educativa que sólo debe utilizarse como último recurso y en ese caso hay que tomar los siguientes resguardos:

1. Entender el castigo como consecuencia natural, que deriva y se relaciona con la acción sancionada. Cuando María no quería comerse la comida, decirle que no podrá comer nada del aperitivo ni otros alimentos hasta la hora del té.

2. Reflexionar adecuadamente sobre la consecuencia que se dará, que los padres estén de acuerdo y que sepan que serán capaces de cumplirlo. Ante las pataletas reiteradas de María, dejarla en un rincón por 5 minutos hasta que se calme y hacer que esto se cumpla.

3. Ayudar al niño a reflexionar. Mirar a los ojos a María y con calma explicarle que ellos quieren dormir y por eso necesitan que ella esté tranquila. La razón que se le da debe ser breve y concreta.

4. Procurar que el castigo no sea un refuerzo. A veces es mejor ignorar una conducta negativa para extinguirla, en vez de castigar, porque el objetivo de los niños muchas veces es obtener la atención de los padres. Cuando María gritaba, no responderle; ella hubiera seguido jugando en la sala.

Como padres, lo mejor que podemos hacer para cambiar las conductas negativas, es incentivar las actitudes y acciones positivas que se quieren lograr. Esto toma más tiempo y no se ven efectos inmediatos, pero a la larga, el niño aprende el comportamiento esperado porque sabe que es lo mejor para él y no por temor. Así, cuando los padres no estén para “castigarlo”, su comportamiento igual será el adecuado.

Fuente: www.eldefinido.cl

Imagen: Gojko Franulic

«Piper»: Un precioso y emotivo corto para vencer los miedos

«Piper»: Un precioso y emotivo corto para vencer los miedos

Todos tenemos miedos, algunos de esos temores incluso provienen de nuestra infancia, otros se han ido creando con el paso de los años, a medida que hemos vivido experiencias dolorosas o hasta traumáticas. Sin embargo, la mayoría de esos miedos son irracionales, y muchos de ellos limitantes.
Ahora Pixar, con la genialidad y el nivel de detalles a los que nos tiene acostumbrados, ha estrenado un precioso corto sobre los miedos y cómo vencerlos. Dirigido por Alan Barillaro y producido por Marc Sondheimer, dura tan solo seis minutos y amerita cada minuto de visualización.

De hecho, es una obra de arte para compartir con los niños, cuando están pasando por esa etapa en la que crecer les parece intimidante. Así pueden aprender que con coraje no solo pueden vencer sus miedos sino incluso sacarles provecho y disfrutar de todas esas cosas que el temor limitaba.

Fuente: www.rinconpsicologia.com

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